EDITORIAL

Hacer un segundo número de una publicación sobre vivienda que junto con reflejar las tareas y objetivos del Instituto, exprese desde ya cierta superación, constituye nuestro desafío, especialmente si consideramos como marco de comparación la historia de las revistas chilenas sobre el tema.

Por ello, además del cambio de formato que hemos adoptado, en esta ocasión queremos rendir un homenaje a las primeras de tales revistas.

El "problema de la vivienda" en Chile, gestado rápidamente y a gran escala tras el conflicto de 1879, va a pasar desde las páginas de los periódicos y las revistas generales (1882 a 1905), y las actas de sesiones dé las Cámaras Legislativas (1887 - 1889 - 1892 - 1899) a la memoria de licenciatura de Alessandri (1893), la pastoral del Arzobispado Casanova (1905) y a los textos de Venegas, Recabarren, Edwards, Subercaseaux, Errázurriz y Eyzaguirre, en una tensa fase cuya respuesta irá parcialmen te a cristalizarse en las Ordenanzas Municipales de Conventillos (1883 y 1901) y en la aprobación de la Ley N°1838 de febrero de 1906, que va a crear el Consejo de Habitaciones Obreras.

Sólo siete años después, y en gran medida gracias a la tenacidad de Carvajal y Mackenna, la Sociedad Central de Arquitectos, edita la REVISTA DE ARQUITECTURA, la cual aparecerá entre junio de 1913 y mayo de 1915, desdeñosa de la realidad de los ranchos, conventillos y cités, y sin siquiera recoger los trabajos escritos por el mismo Carvajal acerca de las "habitaciones baratas".

A continuación sucede otro interludio de más de nueve años, en tanto la "cuestión social" ha pasado a ocupar el centro del escenario para decidir el, cierre de la República Parlamentaria. Entre octubre de 1924 y marzo de 1927, la Asociación de Arquitectos de Chile publica EL ARQUITECTO. Sus principales redactores serán Larraín Bravo, el diseñador de la Pobla ción Modelo de Huemul (1911-1918), y González Cortés, este último autor de un artículo sobre "Los problemas de la Vivienda", presentado en dos números sucesivos (año 2, núms. 7 y 8, de julio y agosto de 1925). Por primera vez se difunden fotos y especificaciones profesionales de conjuntos residenciales, superando el nivel de las páginas de "Arquitectura y Construcción" de la prensa cotidiana. Así aparecen las poblaciones Siglo XX y El Llano, y la Población Obrera Agustín Edwards, de Valdivieso y de la Cruz, al lado de los acuerdos progresistas del Segundo Congreso Panamericano de Arquitectura.

Luego de una corta tregua de dos años, en plena administración de Ibañez, la misma Asociación de Arquitectos saca a la luz la revista ARQUITECTURA Y ARTE DECORATIVO, entre enero de 1929 y septiembre de 1931. Su aparición coincide con el dictado de la primera Ordenanza General de Construcciones y Urbanización, acelerada por los efectos del terremoto de Talca y Constitución. En el segundo número, de febrero de 1929, se incluye un artículo sobre "habitaciones económicas" de la Caja de Previsión de los Ferrocarriles del Estado. Posteriormente podemos advertir el sello de las enseñanzas de la misión Brunner y de la visita de Lainbert, tanto en las ponencias chilenas al IV Congreso Panamericano de Arquitectos, co mo en el artículo de Jenschke y Steinfort titulado "Solución Económica al problema de la vivienda", que se publica en el número 11, de julio de 1930.

Durante el mes de diciembre de 1934, en Santiago, se lleva a efecto el Primer Congreso Nacional de Arquitectos y Urbanismo, liderado por el pensamiento progresista y positivista, de inspiración europea.

Como secuela del ambiente del Congreso, surge una de las revistas de mayor bizarría. En agosto de 1935, Gebhard y Parraguez - a la sazón, estudiantes de Arquitectura -, como directores, y el romano Antonioletti - agrimensor, contador y periodista especializado en temas económicos -, como gerente, publican el primer número de ARQUITECTURA, fuertemente comprometidos con las propuestas de los Congresos Internacionales de Arquitectura Moderna (CIAM). En su editorial, textualmente se sostiene que concebimos ni la habitación obrera, ni la habitación barata, ni la habitación de lujo... ¡Necesitamos la habitacion!, (con) un mínimo de aire, sol , luz, libertad (para) moverse, y.... confort... (lo cual) presupone... (la) industrialización de los construcción, la creación de "standards" en serie, (del mismo modo) que un sentido racional y funcional (que) encamine la proyección de la vivienda".

El mismo número incluye una traducción de un escrito de Gropius sobre "Los fundamentos sociológicos de la habitación mínima".

En el segundo número, de octubre siguiente, se afirma que la superficie ocupada por conventillos en Santiago alcanza al 22,1% de la superficie total construida de la capital, en tanto que en una visita efectuada por el Departamento de Salubridad de la Municipalidad de Santiago a un conjunto de 891 conventillos, se declara que el 60,7% está en pésimas condiciones higiénicas, el 26% en un nivel regular, y apenas el 13,3% aparece cumpliendo con los requisitos reglamentarios más elementales.

Posteriormente, la revista obtiene el auspicio de la Asociación de Arquitectos de Chile y se organiza un Comité Directivo compuesto por Oyarzún, Johnson, Muñoz Malushka, Numeres, Prat, Belloni, Gebhard, Valdivieso, Larraín, Oherens, Parraguez, Aguirre y Antonioletti. Y en los nombres de su cuerpo de corresponsales figuran García Tello, de Viña del Mar, y Miranda, de Concepción.

La última edición que conocemos lleva el número 6, de abril de 1936.

Crece entretando el consenso por una mayor responsabilidad del aparato y el poder del Estado en el campo de la vivienda de interés social. En octubre de 1936 se promulga la ley que crea la Caja de la Habitación Popular, y en los últimos días de noviembre y primeros de diciembre del mismo año hace justamente medio siglo se celebra la Exposición y Semana de la Habitación Económica, con la participación de Alvarez Andrews, Antonioletti, Carvajal, Gebhard y Muñoz Malushka, entre otros.

De hecho, esa reunión de intercambio y difusión anuncia el comienzo de la tercera fase de esta historia.

En 1938, durante el Primer Congreso Chileno de Urbanismo realizado en Valparaíso, la Asociación de Arquitectos de Chile bajo la inspiración de Vigil, junta fuerzas y hacia el mes de mayo del ano siguiente formaliza la impresión de la revista URBANISMO Y ARQUITECTURA, que aparecerá en doce oportunidades, hasta 1941. En sus páginas está la impronta del terremoto de enero de 1939, que destruye Chillán y Concepción, y de la recién creada Corporación de Reconstrucción y Auxilio, junto con las inquie tudes por eI proceso de desarrollo del problema habitacional y los nuevos modos de enfrentarlo. Como ejemplo, la edición del número 4, de septiembre de 1939, incluye catorce artículos, diez de los cuales vienen dedicados al tema de las habitaciones populares, firmados por Alvarez Andrews (3), Oehrens (3), Parraguez y Brugnoli, y abarcando tópicos tan diversos como los aspectos económicos y jurídicos, las cuestiones técnicas constructivas y los requerimientos sanitarios del diseño.

Al mismo tiempo ha estado circulando la memoria de licenciatura de Behm, impresa en 1939, la cual, a manera de documento de síntesis de la experiencia habitacional, contribuye a orientar las finalidades del sistema de gestión política al respecto. En otro plano, cabe también citar la Exposición de la Vivienda, gestada y materializada por Gebhard, Parraguez y el fotógrafo Quintana, en plena Alameda entre Bandera y Morandé, hacia octubre de 1939, como una muestra de problemas y soluciones integrales diseñadas como modelos para señalar el primer aniversario del Gobierno de Aguirre Cerda.

En 1942 se consigue la aprobación de la Ley N° 7211, que crea el Colegio de Arquitectos de Chile, en el inicio de otro período de silencio de las impresoras , de casi cinco años.

Cuando en diciembre de 1945, finalizada la Segunda Guerra Mundial, se organiza una Segunda Semana de la Vivienda, aparece el primer número de la revista ARQUITECTURA Y CONSTRUCCIÓN, dirigida por Marchant Lyon, la cual se publicará dieciocho veces hasta su cierre en agosto de 1950.

El número 8, de marzo de 1947, precisamente substancia el material de la Semana de la Vivienda de 1945, con artículos de Gebhard y Parraguez, a más de un amplio muestrario de las obras estatales, fiscales y semifis cales, y de algunas construidas por la iniciativa particular. En los nú meros siguientes vendrán aportes de estadística habitacional y se hará _ notar el impacto de los primeros grandes proyectos residenciales, la unidad Vecinal Villa Presidente Ríos (1945-1948), de De la Barra, Hurtado y Geisse, y la Ciudad Obrera para 35.000 habitantes en Huachipato (1946), de Duhart.

En julio de 1953 se fusionan la Caja de la Habitación y la Corporación de Reconstrucción y Auxilio, en la Corporación de la Vivienda (CARVI), por medio del DFL #285.

Este hecho fundamental ocurre nuevamente en el marco de una ausencia de publicaciones, que apenas va a interrumpirse en octubre de 1961 y en marzo de 1962, cuando se editen los dos números de la REVISTA DE LA FACULTAD DE ARQUITECTURA de la Universidad de Chile, y en octubre de 1964, cuando comience a publicarse la REVISTA DE PLANIFICACIÓN, del Instituto de Vivienda, Urbanismo y Planeación de la misma Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.

Pero, el análisis de éstas últimas, así como de las siete publicaciones que posteriormente se van fundando y aún se mantienen, será materia de otro artículo.

ALBERTO GUROVICH W.
Director Instituto de la Vivienda