Revista invi N°18/Julio 1993/Año 8:21-29

ARTÍCULO

REFLEXIONES EN TORNO AL PROBLEMA HABITACIONAL MAPUCHE

Orlando Sepúlveda, Gustavo Carrasco, Antonio Sahady, Investigadores.

El documento expone la necesidad de considerar a la vivienda como un producto cultural. y como tal, representante de una realidad étnica adecuada a la realidad en donde se instala. En este sentido, los autores estiman necesario considerar -para el caso mapuche- los valores socioculturales que los rigen, para así elaborar programas de viviendas que sean correspondientes a su entorno social inmediato.
El presente artículo deriva de una investigación que realizan los autores tendiente a definir las bases del diseño habitacional para el pueblo mapuche.

Consideraciones Generales:


Chile presenta una gran diversidad físico-ambiental, socio-cultural y económica en toda la extensión de su territorio. Esto no se ha traducido explícitamente en la acción habitacional que tradicionalmente ha desarrollado el Estado no obstante estar presente en los fundamentos de la política actual, toda vez que éste ha tendido a reproducir indistintamente desde una óptica centralista, sin incorporar variantes acordes con los diversos con los diversos contextos que caracterizan tanto al lugar de su emplazamiento como al usuario a quien se le asigna. En este sentido se destaca el inadecuado enfoque frente a las minorías étnicas, las cuales poseen una rica tradición en este campo, producto de una historia propia y de una notable adaptación al medio en que se desenvuelven. En el marco del reconocimiento de esta diversidad y heterogeneidad que presenta el país, se inserta la preocupación por las minorías étnicas, tradicionalmente marginadas. Históricamente estas minorías se han visto enfrentadas a procesos y acciones tendientes a su asimilación pura y simple con la consiguiente pérdida de su identidad, o bien, siendo confinadas aun total aislamiento, al ser visualizadas como grupos o colectividades ajenas al patrón cultural dominante, rémoras de un pasado que, de permanecer, sólo tendrían el valor de curiosidades antropológicas, sin otro destino que su gradual desaparición.

Imagen 1. Lugar geográfico de mayor concentración de asentamientos mapuches.

El reconocimiento de realidades diferenciadas y la creciente conciencia de las distorsiones que genera el excesivo centralismo del país para su desarrollo, ha permitido, a partir de la acción del propio Estado y a la de otros agentes involucrados en el problema, plantearse el tema de la regionalización. Se impulsan, para tal efecto, medidas y acciones concretas para dar mayor autonomía a las Regiones, descentralizando y desconcentrando el poder, proceso que está en pleno desarrollo.
Este cambio de enfoque se traduce entre otros aspectos concretos, en la dictación del Decreto Supremo que crea la Comisión Especial de Pueblos Indígenas, así como también el estudio y promulgación de una nueva legislación especial para las minorías étnicas, la cual se propone salvaguardar sus derechos y culturas, en el entendido de respetar la autonomía de sus agrupaciones, asumiendo el hecho que la existencia de diversas culturas enriquece a la sociedad chilena, sin que esto 'signifique o pretenda la asimilación y el arrasamiento de su cultura. Lo anterior, se refuerza por la ley aprobada en el Senado el 31.03.92, en su sesión N°47, destinada a facilitar el acceso de los indígenas a los programas habitacionales del sector rural.
La importancia de este nuevo enfoque hacia las minorías étnicas, se refuerza al entender que éstas constituyen un porcentaje significativo de nuestra población y que tienen necesidades urgentes por resolver, entre las cuales está precisamente el de la vivienda.
En este sentido, el respeto de sus valores socio-culturales hace necesario replantearse la acción habitacional del Estado, toda vez que las tipologías propuestas e incluso las líneas de acción no responden adecuadamente a sus particulares requerimientos y modos de vida, en el entendido que la vivienda es también un producto cultural, que transmite pautas de uso y comportamiento según un diseño y un programa. En este sentido por ejemplo las calidades espaciales de los recintos, su materialidad y morfología no son indiferentes; responden, aún cuando se trata de viviendas mínimas, a patrones culturales determinados.
De los tres principales pueblos indígenas del país, esto es Pascuenses, Aymaras y Mapuches, los últimos generan un preocupación gravitacional por su importancia y significación, no sólo de orden demográfico, sino que también por su rol en la formación del pueblo chileno y la fuerza y permanencia de su cultura.
La IX Región de la Araucanía, es el asiento de mayor concentración de población mapuche del país, con una importante y rica variedad de comunidades y asentamientos; los cuales comparten el territorio con una población de inmigrantes europeos llegados a fines del siglo pasado, lo que le confiere a la zona una notable diversidad. A lo anterior, se agrega el dinamismo económico experimentado por ciertos rubros productivos en los últimos años, lo cual se ha traducido en el notable auge que ha experimentado la ciudad de Temuco. En contraste, otras áreas de la IX Región están en situación claramente deprimidas, especialmente en aquellos espacios rurales que no han conocido, por distintas razones, una reconversión productiva hacia cultivos de mayor rentabilidad como son los del tipo agroexportador.
Creemos que el problema es ciertamente complejo, por las diversas variables que entran en juego, considerando su relevancia no solamente por el problema de la carencia objetiva de viviendas, sino que particularmente por el desafío que representa el plantearse tipologías habitacionales que asuman la diversidad cultural, en este caso, aquella proveniente del mundo mapuche, con un enfoque que junto con respetar su tradición, permita al mismo tiempo incorporar nuevos elementos provenientes de nuestra propia sociedad o surgidos del seno de la misma comunidad mapuche, como respuesta a necesidades y requerimientos de su propia evolución e interacción con el medio circundante, tanto físico como social, económico y cultural.
A estas características de singularidad ha contribuido la localización geográfica, moldeando sus costumbres y su modo de vida. Los mapuches aprendieron a sobrevivir y desarrollarse en medio de una naturaleza hostil, haciendo frente a un clima de grandes rigores, adaptándose con extraordinaria sabiduría.
La Región de la Araucanía fue una de las últimas en incorporarse a la vida cívica de la Nación y, hoy en día, se destaca por su enorme potencial agroexportador y por el notable auge y dinamismo que ha alcanzado la ciudad de Temuco, como dijéramos anteriormente, la cual se ha constituido de hecho en un gran centro de servicios que supera ya el nivel propiamente regional. Este proceso tiene, no obstante, por contraste la situación en la que se desenvuelve vuelve la Comunidad Mapuche, dándose una clara dicotomía entre una realidad y la otra.

Imagen 2. Emplazamiento de viviendas mapuches, en armonía con el contexto

Por múltiples razones, tanto de orden histórico, como socio-cultural, ideológico y económico, la comunidad mapuche se ve enfrentada a una coyuntura que la conduce a una creciente marginación, compartiendo un espacio con entidades, grupos y personas que se han incorporado competitivamente al modelo de desarrollo económico, aportando capital y tecnología para obtener mayores rendimientos en sus cultivos. Ahora bien, dentro del ámbito de la cultura, la vivienda constituye una de sus expresiones más significativas, toda vez, que es en ella en la cual se desarrolla la familia con sus particulares modos de vida, constituyendo el albergue, el refugio, el lugar donde se da la íntima privacidad y el encuentro social, con un entorno no sólo físico sino socio-cultural y económico muy coherentes. Para el mapuche, la vivienda constituye un espacio de singular significación frente a lo cual, las respuestas, escasas en realidad, por parte de la autoridad pública,
han sido históricamente inadecuadas, no obstante algunos intentos por tratar de entender mejor como es el hábitat que mejor representa los valores de esa cultura. A lo anterior se agrega el hecho de los impedimentos` tanto de índole administrativo como técnico y legislativo que dificultan el acceso a la vivienda que propone el Estado a través del subsidio rural. Situación esta última que comienza a cambiar, como la testimonia el proyecto de ley aprobado en el Senado de la República, en su sesión N°47, ordinaria, del martes 31 de Marzo de 1992, referido a la modificación de la ley N°17.729 sobre protección de indígenas y que tiene justamente por objeto facilitar el acceso de los ocupantes de esas tierras a los programas habitacionales destinados al sector rural.
Parece evidente, que la solución al problema habitacional es el punto ade partida hacia el mejoramien¬to real de las condiciones de vida de la población mapuche, siempre en el entendido, que se permita a ésta el derecho a tener su propia expresión en cuanto al tipo de vivienda que se construyan respetando así su concepción del espacio, del confort, del diseño. En suma, de como se concibe el habitar.
Sin embargo, hasta la fecha, las soluciones para resolver el problema habitacional de las comunidades mapuches, más que producto de un detenido análisis de su modo de vida, han estado determinadas por criterios prácticos, en los que se ha privilegiado los aspectos utilitarios. En aras de la eficacia -urgencia y máxima cobertura-, el Estado se ha empeñado en propugnar soluciones técnicamente productivas, descuidando los valores propios de la familia, que a juicio nuestro revisten mucha importancia, máxime si se trata de grupos sociales tan singulares.

Antecedentes Bibliográficos


Imagen 3. Asentamiento mapuche tradicional, cuya morfología está en vías de extinción.

Desde el encuentro entre los conquistadores españoles y los mapuches en el siglo XVI, una extensa bibliografía da cuenta, hasta nuestros días, del interés despertado por esta cultura, la cual, no obstante o a pesar de los embates de diversa índole que ha sufrido en el curso de su historia, ha sabido resistir y permanecer como una realidad vigente en el país.
Dentro de esta bibliografía el tema específico de la vivienda ha sido abordado por algunos autores a través de estudios que reseñan y describen su materialidad, diseño y elementos componentes al interior de la misma. Lo anterior, fruto generalmente de un trabajo de campo en diferentes lugares y comunidades. Se agregan además estudios de carácter histórico o social; en este último caso especialmente aquellos que estando referidos a la familia mapuche incluyen su relación con el hábitat que la rodea y la vivienda que la cobija.
De modo más excepcional se encuentran trabajos que tienen por finalidad el de elaborar y proponer nuevos modelos a partir del conocimiento de la vivienda tradicional. Quizás influye en esto último la estimación que la vivienda tradicional tenderá a desaparecer en beneficio de solu¬ciones habitacionales de tipo social similares o muy próximas a las que accede la población chilena no mapuche, en el marco de un proceso integrador de las comunidades mapuches a la sociedad chilena, reforzado por una visión genérica de que Chile cuenta con un cuerpo social más o menos homogéneo en sus aspectos étnicos, restando una mirada que acoja, valores y perciba la diversidad existente en la realidad, la cual incluye indudablemente el reconocimiento de la vivienda como expresión de una determinada cultura. No obstante, en los últimos tiempos, se ha ido gestando un proceso que desde las instancias superiores del Estado, recoge la aceptación de la diversidad como factor de riqueza en el ámbito de nuestra sociedad, en el entendido que ésta constituye un aporte al conjunto de ella, y no implica necesariamente que sea una fuente de segregación.
Un autor de las primeras décadas de este siglo, refiriéndose a la vida del mapuche en relación con su vivienda, señalaba: En el invierno "toda la vida se reconcentra en la ruca; afuera soledad y viento. En la noche los habitantes de la vivienda se estrechan alrededor de los fuegos. Recae la conversación sobre los incidentes del día; a los lugares en que habían pastado los animales, a lo sucedido a cada uno de éstos.
El padre aprovecha la oportunidad para dar consejos y referir recuerdos de su juventud o de la vida de sus mayores. Esto inspira a los miembros de la familia veneración por los antepasados, estrecha los lazos de unión de todos ellos y mantiene el sentimiento de respeto por el padre.
En el verano, el régimen de vida cambia: la ruca es menos frecuentada; las tareas agrícolas, recolección de frutos silvestres y otras ocupaciones, dan a la existencia del mapuche una actividad que contrasta con la inercia invernal". (Guevara, 1925).
"Los araucanos no llegaron a formar ciudades y aldeas. Sus habitaciones se hallan esparcidas por el territorio a poca distancia unas de otras. Las edifican en las lomas, o proximidad de los esteros, algo retiradas de los caminos públicos, de manera que puedan ver a sus vecinos y prestarse mutuamente pronto auxilio en caso de necesidad. La situación elevada de la vivienda les permite vigilar las siembras, los ganados y la llegada de los forasteros. Varios perros bravos y hambrientos las defienden y salen al encuentro de los desconocidos que se aproximan y los mantienen a distancia hasta la llegada de los moradores. Estos reciben a sus amigos y compatriotas con afabilidad, los saludan largamente, los invitan a entrar, y a sentarse en el mejor asiento; les preguntan por todos los miembros de su familia y les preparan algo para comer. En cuanto a los forasteros los saludan con reserva y acogen con cierta desconfianza. Se informan del motivo de su visita, contestan sus preguntas con respuestas evasivas y terminan con ellos en pocas palabras. Pocas veces los invitan a entrar y sentarse por temor a las preguntas y perquisiciones indiscretas.

Imagen 4. Estructura de vivienda mapuche en ejecución

Las rucas son habitaciones sencillas, ordinariamente de base rectangular, de costados verticales hasta una altura de uno a dos metros y de techo en plano más o menos inclinado. Los araucanos las confeccionan con materiales de sostén macizos trabados en armazón y con otros más livianos de relleno: paja de gramíneas, tallos de ciperáceas y juncáceas. Tienen una o dos puertas, pero carecen de ventana. La ruca primitiva de base circular y de forma cónica, hoy día probablemente desaparecida, se ha ido transformando paulatinamente hasta llegar a la forma rectangular actual.
Las rucas cubiertas enteramente con paja son muy abrigadoras. Los mapuches las prefieren a las casas de madera techadas con zinc y acontece que siguen alojando en las primitivas mientras destinan las modernas para guardar sus maquinarias, sus herramientas y sus animales". (Joseph, 1931).
Por su parte, Carlos Aldunate señala respecto a la vivienda mapuche: "La ruka o vivienda mapuche es una expresión del conocimiento y adaptación de este pueblo a su medio ambiente. Su firme estructura de madera soporta bien los vientos de la zona. El armazón está cubierto con gruesas capas de paja que, junto con constituir un formidable aislante de las temperaturas exteriores, protege de las lluvias por tener una buena capacidad de escurrimiento.
Tanto en su construcción, como en la disposición de sus espacios interiores se advierten rasgos del sistema familiar mapuche. Una nueva ruka es construida por su dueño, ayudado por todos sus parientes, a los que recompensa con agasajos. En esta ceremonia, que dura varios días y recibe el nombre de rukatún, tienen un importante papel los parientes por vía patrilineal, linaje que constituye la base del sistema social mapuche". (Aldunate, 1985).
"Los antiguos araucanos solían pedir ayuda de sus amigos cuando edificaban una ruca. Estos venían numerosos y prestaban gratuitamente sus servicios. En cambio el dueño los atendía con abundante comida y bebida: Consideraban estos trabajos en común como un día de fiesta, el "rucan" o "quepeln". La costumbre no ha desaparecido completamente. Los indígenas pudientes y tradicionalistas la han conservado. Los demás se valen solamente de los miembros de su familia y proceden por etapas durante un período de varias semanas". (Joseph, 1931).

Imagen 5. Familia mapuche en su habitat

Cincuenta y cuatro años han transcurrido entre una publicación y la otra y no obstante lo consignado también por el mismo Claude Joseph en cuanto a que "los araucanos acomodados construyen casas de madera con techo de zinc y arreglan el interior con el mobiliario usual de los chilenos" (Joseph, 1931), mantienen no obstante el tiempo transcurrido una notable semejanza en su descripción.
En 1970, en la Segunda Semana Indigenista desarrollada en la ciudad de Temuco, Ximena Bunster se interroga por el fracaso de las soluciones de viviendas CORVI entregadas a pobladores mapuches, y entra a estudiar y a describir cómo es y como funciona una vivienda tradicional mapuche, en el entendido, que dicho fracaso no proviene del receptor, sino que de la incapacidad de las viviendas propuestas a resolver adecuadamente, según su propia cultura, las necesidades habitacionales de la comunidad mapuche originalmente beneficiaria. "Analizada la vivienda tradicional con mayor detalle, resalta en ésta la importancia del fogón o kütralwe, fuego que se mantiene permanentemente encendido. Llama también la atención el manejo que hacen del espacio los miembros de la familia dentro de su ruca-cocina. Estos usos y costumbres asociados a la forma rectangular indígena, aspectos que se han venido transmitiendo a través de los siglos y generaciones por intermedio de pautas culturales". (Bunster, 1970).
A fines de 1990, en un viaje que hiciéramos a la Región de la Araucanía, tuvimos la ocasión de conocer y conversar con el dirigente mapuche Emilio Cayuqueo, quien nos recibió en la sede de la Sociedad de Profesores Mapuches, Amulkeum, en la ciudad de Nueva Imperial.
El motivo de nuestro encuentro fue precisamente el de recoger su visión respecto de la vivienda resultante de las políticas fiscales y su relación con la cultura y modos de vida del pueblo mapuche. Como resultado de la reunión y del intercambio de experiencias y opiniones sobre este tema, el dirigente Cayuqueo nos remitió posteriormente una carta, en la cual consignaba sus apreciaciones sobre esta materia, avanzando aspectos que deberían tenerse en cuenta al momento de pensar en un tipo de vivienda que conjugara en su programa, los modos de vida de una familia mapuche. Por su interés y como expresión de la visión actual que sobre este tema tiene un dirigente de dicha comunidad, la transcribimos a continuación integralmente:

Imagen 6. Tejido en telar como actividad cotidiana al interior de la casa.

Una experiencia con la realidad

INTRODUCCIÓN

"Chile es un país que se caracteriza por el respeto a la familia y siempre es una prioridad, tanto los personajes políticos, como educadores, es frecuente escuchar respeta y unidad de la familia. A diferencia de los otros países de Latino América y el mundo, la mujer chilena es un ejemplo del respeto y fidelidad al matrimonio.
"La raíz fundamental del Pueblo de Chite es el pueblo Indígena de Chile. Si bien es cierto el hogar es el centro principal donde el niño recibe los mayores conocimientos, se cultiva y vive dentro de la sociedad que transmite continuamente cultura. El hogar Mapuche fue para nosotros los Mapuches la escuela principal, el centro de trabajo, tanto de discusión y planificación de la familia, a su vez la casa Mapuche u hogar es un centro donde se realizan vivencias conjuntas donde la familia entera participa en los quehaceres del día, ejemplo Si hay que cocinar los niños también cocinan.
"En la actualidad existen muchas viviendas que reunen estas condiciones (viviendas en los lugares o comunidades Mapuches), donde en cada tarde o en los días de lluvia o en tiempos de descanso la familia se reune en torno a un fogón, ya sea con mate y la tortilla caliente, para hacer intercambios de palabras, contar sus experiencias, programar el futuro y se transmite el pasado, entregando consejos para acomodar la familia a un futuro mejor.

DIFERENCIAS ENTRE LA VIVIENDA MAPUCHE Y HUINCA

"La diferencia y dificultades de la vivienda huinca con relación al de la vivienda Mapuche, se define de la siguiente forma, partiendo de que son dos culturas diferentes.
"Que la vivienda huinca está compartida por un comedor y una cocina y dormitorios más el baño y ducha que va incluido en la casa, lo que visto desde nuestra forma de ser para nosotros la vivienda es un centro comunitario y de trabajo en el sentido de que en el mismo comedor o cocina se realizan los tejidos de telar, trabajos de cestería, de cerámica entre otros, mientras que cuando se entrega una casa con diseño huinca la mujer mapuche no puede realizar sus telares u otros trabajos por ser el cielo razo muy bajo.
"Otra dificultad que causa, es la pérdida de entrega de conocimientos y diálogos diarios con la familia, los niños no se mantienen todos juntos, a veces uno ve televisión, el otro escucha radio en piezas diferentes y no se conversan los temas de interés.
"Con respecto a la luz también existe una diferencia, el campesino Mapuche siempre usa lamparín para alumbrarse y en el caso de la vivienda huinca el humo tanto de la cocina como del lamparín a parafina no sale hacia fuera, y las personas tienen que aspirar y de inmediato se crea problemas de salud tanto en los adultos y principalmente en los niños, se ensucian las cosas y la alimentación, se crean malos olores en la ropa, creándose serios problemas higiénicos, principalmente detectados cuando el niño va al colegio. Mientras que nuestro diseño de construcción tiene dos salidas de ventilación o respiración en los extremos, cosa que permite a la casa mantenerse ventilada en todo su interior, de día y de noche, creando un clima agradable de acuerdo a las condiciones del campesino Mapuche.
"Finalmente terminamos diciendo que nuestra arquitectura propia del P. Mapuche representa cada estación cultural, teniendo mucha relación con la naturaleza.
"Con respecto al costo de la vivienda y materiales de construcción, consideramos quede acuerdo al presupuesto que se otorgue para construir una casa como el SERVIU la define, nosotros con nuestro diseño podemos ampliarlo a mayor espacio, con una estructura sólida de material ligero que permita al mapuche vivir holgadamente manteniendo su costumbre y su sistema comunitario".
El tiempo ha transcurrido y no obstante las experiencias acumuladas y las expectativas surgidas en su momento, el accionar fiscal no incorpora la variable cultural a sus políticas, tipologías, diseños y materialidad de las viviendas destinadas, en este caso específico, a la población mapuche, violentando de hecho su tradición, al estar concebida según un patrón cultural que les es ajeno. Es de esperar que, como se señalara al comienzo de este artículo, se incorpore finalmente en las políticas oficiales el reconocimiento a la diversidad, lo que redundará además en el logro de viviendas que responden más adecuadamente a los requerimientos del contexto en las que se emplazan, con el consiguiente beneficio social.