Revista invi N°27/Mayo 1996/Volumen 11 : 13-23

APORTES PARA LA ENSEÑANZA DE LA PROBLEMÁTICA DE LA VIVIENDA EN LAS FACULTADES DE ARQUITECTURA1

Raúl E. Fernández Wagner 2

1 El presente artículo deriva de una ponencia que el autor presentó a la XVI Conferencia Latinoamericana de Escuelas y Facultades de Arquitectura, en Montevideo, Uruguay, en Septiembre de 1995.

2 Arquitecto argentino. Director de Maestría en Hábitat y Vivienda. Profesor universitario en la Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Becario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas Conicet. Candidato al Ph.D. en el Architectural Association School of Arquitectura de Londres.

Esta ponencia trata sucintamente de presentar que, plantearse la inclusión del problema de la vivienda en la currícula de poco sirve, en tanto no se realice un cambio radical en la enseñanza de arquitectura. Pues, dentro del marco conceptual en que se desarrolla la enseñanza de la arquitectura, aún es prácticamente imposible pensar en organizar un sistema formativo que atienda el problema de la vivienda con profundidad. Los arquitectos necesitamos cambiar la percepción que se tiene del problema (como de otros conexos), abandonando los preconceptos clásicos con que la disciplina ha venido trabajando desde los años '60 en adelante.
En el trabajo repasamos, primero, algunos de los paradigmas sobre los que se construye la enseñanza actual, tratando de demostrar donde residen los principales impedimentos para un cambio. A continuación se presentan algunas de las características que el problema asume y que debieran incorporarse en forma estructurada a la enseñanza y por último, se presentan algunas propuestas e interrogantes.
This paper briefly tries to explain that the inclusion of the problems relatad to housing in the curriculum, is of littie use if no radical changes are introduced in the teaching of architecture. Given the conceptual framework where such teaching takes place, it is almost impossible to think of organizing a teaching scheme which would deal with housing in due depth. Architects need to change the point of view we have of the problem (as well as other related ones), leaving the clasic concepts which the discipline has worked with since the 60'.
This paper puts forward, first some of the paradigms on which the present teaching is based, aiming at pointing out where the main troubles for a change lay. Then some of the characteristics of the problem are presented, which should structurely be included in teaching and finally, some propositons and questions are presented.

A pesar de la gravedad creciente que los problemas del hábitat han venido adquiriendo en Argentina en los últimos años -como en el resto de América Latina- se percibe aún un dificultoso abordaje de los mismos por parte de las facultades de arquitectura. Si bien comienza a haber un incipientemente desarrollo de cursos de postgrado sobre vivienda, ello no ocurre en el grado. La organización curricular de la disciplina permanece aún extremadamente rígida. El esfuerzo de "insertar" ciertos aspectos de la problemáticade la vivienda en alguna cátedra, resulta de poco impacto en medio de un contexto formativo en gran medida distractor de los problemas centrales. Si bien tratar "problemáticas reales" ya no es visto como algo subversivo, ocurre que es tomado como "un discurso más", en medio de los distintos "discursos", licuándose así su fuerza movilizadora y su utilidad social. No obstante cuando se hace, se percibe una confusión general hacia donde ir o qué hacer, y sobre todo cómo hacerlo, en gran medida producto del encierro disciplinar del "arquitecto".

Play it again, Sam (o "De qué hablamos cuando hablamos de vivienda los arquitectos")
Si los arquitectos no cambian, las facultades de arquitectura pareciera que menos. Respecto al problema de la vivienda, todo el tiempo se sigue planteando más de io mismo. El mejor ejemplo es este mismo encuentro de la CLEFA (Conferencia Latinoamericana de Escuelas y Facultades de Arquitectura) que propicia un concurso de estudiantes de arquitectura, donde se pretende producir "aportes de soluciones de vivienda para la población de menores ingresos", instando a los estudiantes a realizar qué, ... "un proyecto", y un proyecto de qué,... de "un conjunto de viviendas".
Dejando de lado que encima se entregan premios por ello, cabe agregar que si realmente se quiere aportar soluciones al problema habitacional, tal vez lo último que habría que hacer sería proyectar algo..,, y ¡mucho menos conjuntos habitacionales!
Para peor, las bases aclaran que hay que hacer más de 10 viviendas, lo cual abre la posibilidad de hacer 100, 1000 o 10.000, no importa la escala siempre y cuando estén "armónicamente insertos en el contexto donde se lo ubique..." (extraído del folleto promocional de la XVI CLEFA).
Esto, que se propone como "aporte" en una reunión Latinoamericana de Facultades de Arquitectura, demuestra claramente cual es todavía la visión del problema por parte de los arquitectos.
Bien, digámoslo ahora y sin anestesia:
Hoy en día esa visión es absolutamente obsoleta (además de reaccionaria), principalmente entre otras cosas, por los cambios en el capitalismo mundial y el desmantelamiento del Estado del Bienestar, lo cual ha llegado a un punto de no retorno. El problema habitacional manifiesta una gravedad y complejidad tal, que está demandando respuestas en gran medida basadas en la gestión, que sean capaces de operar de un modo mucho más fragmentado y ajustado a demandas. Es decir, que no corresponden a patrones de gran escala, rígidos, formales y costosos como los anteriores modos de respuesta, que han generado un grave impacto social y urbano.
Si Ud. es un "arquitecto" con todas las letras (es decir de pensamiento tradicional) y a esta altura le hierve la sangre por lo dicho anteriormente, puede tirar tranquilo esta ponencia.
Si sigue aún interesado, por favor acompáñeme en los siguientes análisis.
Para comenzar por alguna parte, en los párrafos siguientes se analiza sumariamente como surgen nociones tales como "Vivienda de interés social" y la solución "arquitectónica" que en el marco del "Estado del Bienestar" se da al problema: "El conjunto habitacional".

PARTE 1

Unas pocas palabras acerca del problema de la vivienda.
El problema de la vivienda ha sido asumido como tal, desde la organización industrial, el proceso de urbanización y la dependencia de una parte importante de la población, del trabajo asalariado, en el siglo XIX en Europa. Las sucesivas crisis del sistema capitalista y sus propios temores, llevaron a principios de este siglo a asumir el problema por parte del Estado y a organizar los sistemas centralizados de provisión. Proceso contemporáneo a lagestaciónde las ideas "modernas" en lo urbano-arquitectónico, a consecuencia del explosivo proceso de urbanización de la vuelta del siglo.
El intervencionismo keynesianista corno modo de regulación capitalista y la consecuente implementación del "Weltare State", pasan a garantizar la reproducción de la fuerza de trabajo, la integración social y por ende el consumo, por mecanismos donde el salario no pagado por el empleador, era compensado por sistemas de salud y educación universal y gratuita, ayudas para el acceso a alimentos, etc. y una decisiva acción respecto a la vivienda (el bien de mayor costo).

Acerca de la "vivienda de interés social".
La ruptura del anterior sistema de libre mercado, donde sólo era posible la filantropía (con soluciones para algunos pocos), se reemplazó por políticas de Estado que abarcaron desde la regulación de los mercados, créditos blandos, subsidios y hasta construcción directa. En aquellos casos, donde los salarios fueran extremadamente bajos se aseguraría la provisión del bien en forma directa por parte del Estado. Así nace la denominación de "vivienda de interés social", es decir como capital protegido de las reglas de libre mercado y socialmente asignado Lo cual atemperaba el grado de conflicto social urbano y aseguraba las bases del ciclo de consumo, necesarias para que el sistema funcione.
La solución arquitectónica y "moderna" del problema de la vivienda.
Los "conjuntos habitacionales, fueron la manifestación físico-espacial en el contexto urbano (de alta densidad) de la construcción directa de viviendas por parte del Estado, a la luz de las nuevas ideas urbanísticas basadas en la concepción funcionalista.
En Argentina, al igual que en otros países latinoamericanos, la organización industrial-urbana nació tardía, incompleta y con "saltos", fuertemente influenciados por los paradigmas de desarrollo de los países centrales. Sustitución de importaciones y la implementación de un parcial "Estado del Bienestar" a la europea es el modelo de desarrollo instaurado desde la etapa peronista en adelante. Al tiempo que en la postguerra europea se reforzaban los alcances del Estado y su decisivo papel en una masiva reconstrucción urbana, particularmente de las áreas residenciales.
La construcción masiva de conjuntos habitacionales en Argentina, se inscribe en estos antecedentes, donde se produce una fuerte articulación entre el Estado demandante y el sector privado proveedor de viviendas. Mecanismo en el cual algunos arquitectos se posicionaron bien en los '60 y '70, pues contaron con poderosas armas en su arsenal de ideas que les posibilitaba expresar la "imagen de modernidad urbana" y abordar la respuesta centralizada al problema mediante la "solución por diseño" donde subyacía la concepción autoritaria que "la forma apropiada" modelaría la vida de los pobres, la mayoría migrantes de áreas rurales o pequeños poblados atraídos por la vida y el empleo urbano.
Detrás de la provisión por parte del Estado de viviendas casi enteramente subsidiadas, existen algunas causas fundadas:
a) La imposición del modelo cultural de la modernización. El pensamiento en boga en el tiempo que fueron construidos los conjuntos, era erradicar las villas miseria (vistas como "cáncer urbano" que había que extirpar o malformación que debía ser reemplazada por "ordenadas viviendas modernas"), suerte de fetichismo que no eliminó la causa que le daba origen, sino que la agravó, como lo muestra de modo contundente experiencias de la mayoría de los conjuntos habitacionales urbanos.
b) La inserción de los sectores populares en el sistema de la propiedad privada.
c) La construcción masiva de viviendas estuvo fuertemente influenciada por la necesidad de activación del sector construcciones y su poder generadorde inversión de capital fijo y de creación de empleo.

El fracaso de los conjuntos.
Los conjuntos habitacionales desempeñaron perfectamente este rol, aunque es evidente que a nivel económico, resultaron una pésima inversión para el Estado. Piénsese solamente que una vivienda mínima (50 a 60 m2) que costó al Estado no menos de 30.000 dólares sin contar infraestructura y tierra, se vende en el mercado entre un quinto y un décimo de su valor. Que el Estado subsidió prácticamente en su totalidad la inversión, no solucionó el problema, y seguramente terminará demoliéndolo.
Peor aún es desde el punto de vista de los usuarios. Quedó demostrado en numerosos trabajos de fines de los '69 y principios de los '70, el rotundo fracaso de la pretensión de insertar socialmente a las familias migrantes urbanas (mayoritariamente pobres), a través de la "vivienda moderna". El conjunto habitacional concebido en el esquematismo funcionalista de la "ciudad dormitorio", fomentó una segregación socio-económica de las familias, al punto de provocar la ruptura de la red de relaciones vecinales, que cumplen una función esencial de complemento del ingreso. En la medida que el modelo de desarrollo capitalista periférico no permitió el crecimiento de la masa asalariada urbana, y que el ingreso familiar debió generararse en actividades (en gran parte informales) que se apoyan en la red social, la ubicación y flexibilidad de la vivienda, se volvió esencial para las economías de las familias.
La contemporánea desaparición del "trabajo estable" y el "salario" y el pasaje a la inestabilidad-movilidad laboral y el "ingreso", agrava aún más la inadecuación social del modelo.

PARTE II

Patologías recurrentes en la visión del problema cuando se analiza la forma tradicional de enfrentar el problema de la vivienda, rápidamente se percibe una seria imposibilidad de comprensión global del tema, cayéndose en un reduccionismo que en nada se acercan al real curso del problema, y que en la enseñanza opera pedagógicamente como elementos distorsionantes.
Una breve caracterización de los supuestos que rondan al tema y que hay que tratar de desterrar.

a)"El viviendismo"
Tomar al problema habitacional por su resultante física última, es decir por la vivienda, ya ha sido ampliamente demostrado, por John Turner3 entre otros, hace mucho tiempo atrás, como lo más lejano a la real dimensión del problema con las características que asume en la urbanización contemporánea.

b)"El diseñismo"
El denominado "diseñismo" es resultado de pensar que:
"todo es diseñable" Lo cual de por sí no sería malo, sino fuera que para que ello fuera posible se tendría que colocar el arquitecto en una situación de poder tal, que pudiera imponer la voluntad formal por sobre el resto de los agentes que producen los objetos del entorno construido. Nada más irreal que ello por lo anteriormente demostrado y además, si así fuera la posición heterónoma, sería ampliamente cuestionable si se pretende privilegiar la autonomía personal a la hora de conformar el entorno4.

c)El "proyectazo"
Al arquitecto en su educación se le induce un acto reflejo "a lo Clint Eastwood" que ante la más mínima señal del entorno, desenfunda y dispara un proyecto. Es decir una respuesta definida, rígida, formal e inalterable (para no romperle el corazón al artista) que debe ser aceptada por el resto de la sociedad. Este el único modo de gestión concebible para el problema habitacional.

d)El fetiche formal
Adicionalmente, pensar que "diseñando se resuelven mágicamente todos los problemas" (es decir que la operación imaginada en el tablero se va a comportar como se la programó) lleva a la permanente desilusión de los proyectistas, pues la realidad es que existen múltiples actores, en relaciones complejas y con intereses encontrados, por lo que es utópico pensar en que el conflicto se ordenará con una simple operación formal.
Esta concepción ha sido también la base de la acción del "proyectazo", que este caso consiste en "tirar el proyecto por la cabeza" a los usuarios y que se arreglen.

PARTE III

La enseñanza en las facultades.
El arquitecto tiene una responsabilidad ética y social, respecto al abordaje de los problemas de los asentamientos humanos y la vivienda, pues de los cuatro problemas esenciales a la condición de vida del hombre (salud, educación, alimentación y hábitat) el último de ellos se encuentra plenamente en su campo epistemológico.
Pero la arquitectura, desde la forma institucionalizada de su enseñanza -es decir las escuelas- no se puede abocar a ello. Una fuerte crisis de los pilares, donde se apoya y una peligrosa falta de interpretación del momento actual, que le permita efectuar cambios, la colocan cada vez más lejos de responder a las necesidades de una gran parte de la población.
En una vuelta más en la historia de esta vieja profesión, otra vez ha devenido en elitista y superflua al separarse de la producción y de los modos de gestión de una gran parte del espacio construido.
En medio de esta situación, las escuelas de arquitectura se aferran a la formación tradicional como tratando de esperar a que la tormenta pase. Si bien se han aggiornado culturalmente en el lenguaje formal (posmodernismo) en general operan como si la producción y el conjunto de la sociedad estuvieran igual, sin entender que las condiciones que le dieron sentido al modernismo, ya no existen. Las prácticas actuales solo se están pudiendo sustentar como snobismo formal.
La propia definición que a nivel institucional se tiene de "Arquitectura", ha llevado en los años recientes a centrar su enseñanza en el entrenamiento proyectual. Esto, sumado a otros factores como el alejamiento de la producción, o la no actualización o falta de "estado de la cuestión" de sus docentes, han venido constituyendo elementos limitativos para el desarrollo de las ciencias del hábitat, puesto que dificultan enormemente la introducción de conocimiento mucho más específico, de los problemas urbanos y habitacionales en la formación de grado.

Diseño o muerte

En general las escuelas de arquitectura en Argentina están aún estructuradas sobre la base de un papel hegemónico de las asignaturas de diseño. Estas asignaturas han tenido un desarrollo histórico que les ha hecho perder (o depositar en otras asignaturas) parte importante del desarrollo de "conocimiento" en sus contenidos.
Ello si bien es comprensible en una carrera profesionalista, han caído peligrosamente en ser formadoras de "practicones" es decir técnicos que manejan bien algunos elementos (en particular los medios gráfico-estéticos) pero con escaso conocimiento para resolver problemas complejos.
Ello en gran medida es causado porque "los diseños" son asignaturas vaciadas de todo conocimiento sistemático. Son "talleres de diseño" que basan su enseñanza en ejercicios de simulación proyectual, es decir haciendo práctica de proyecto, donde supuestamente "...en el proyecto, se produce la integración de los conocimientos que imparten las otras asignaturas...". Es decir. se preasume que en el objeto representado se provoca "una síntesis" del conjunto del conocimiento.
Esta situación, es decir que "la síntesis" se dé precisamente en un espacio pedagógico indefinido y vacío, ha venido provocando una seria confusión en los alumnos. Este problema que ha sido visto como corregible mediante coordinación horizontal de los conocimientos, ha demostrado en años recientes la inviabilidad de "coordinar" lo que no se tiene claro. Todos fracasaron por una simple razón: la enseñanza de diseño ha recortado el "objeto" de diseño a su expresión estético-formal desechando todos los otros parámetros de evaluación de las prestaciones que el objeto debe satisfacer, como si el conjunto de las variables dejadas de lado no fueran parte del diseño.

Algunas ausencias notables

Esto ha producido semejante recorte de la realidad que existen importantes aspectos que no están siendo considerados, pero que obviamente su inclusión provocaría cambiar todo el cómodo andamiaje en que descansa lo que se enseña.
Precisamente uno de los puntos centrales, si se desea instaurar una discusión seria al respecto, es si ¿El problema de la forma debe ser el dominante? Si hay algo que se está manifestando claramente por el estado del parque y las nuevas demandas es que justamente los otros aspectos no considerados son los que están siendo el foco de los problemas, y donde particularmente se estaría demandando nuevas capacidades profesionales.
En segundo lugar hay que colocar también que esta práctica se basa centralmente en "diseñar objetos nuevos" y "que alguien construye con solo darle la orden", es decir productos donde casi nunca se específica bajo que condición se gestionan y producen, cuando precisamente las condiciones de gestión y producción de buena parte del entorno construido, son los factores que más han cambiado en los últimos 20 años.
El resto de las asignaturas de las facultades tampoco están exentas de culpa en esto, pues se ha aceptado su condición periférica y dependiente al diseño, y condicionadas por una integración que no se produce, actúan como partes sueltas que nadie junta, y menos el alumno. Los contenidos desarrollados por estas materias, pueden ser reorientados, pues no es que ellos no sirvan, sino que el asunto central es por donde pasa el eje del problema.
Por último, otro principio, aceptado tácitamente es que "la razón de ser del arquitecto es diseñar edificios". Cuando se analiza de que trabajan los Arquitectos, se percibe que una gran mayoría trabaja en representaciones técnicas y/o legales, como empleado de empresas o municipios, como docente, como investigador, vendiendo productos en empresas, etc. y solo unos muy pocos trabajan como proyectistas de edificios. La pregunta entonces es...
¿Por qué se destinan seis años y el principal esfuerzo en lo que prácticamente el 80% no va a poder trabajar nunca en su vida profesional? Si se sigue así, se continuará desperdiciando un enorme esfuerzo económico y humano y engañando a generaciones de estudiantes.

PARTE IV

Sin un lugar en el cielo.
El problema de los arquitectos es cual es su lugar en la producción. Mas, si se quiere hacer prevalecer al "arquitecto exclusivamente como diseñador", ¿cuál es el lugar del diseño en la forma que adopta la producción del espacio construido hoy?
Veamos un poco desde que lugar en la producción el arquitecto actúa en un problema como el de la vivienda.
Si nos detenemos un momento y analizamos la estructura de la producción, se podría esquematizar que todo objeto que se produce arranca de los recursos naturales y envolviendo a un conjunto de agentes productores acumula valor agregado hasta terminar en el producto final (en nuestro caso la vivienda). Donde estas relaciones de producción conforman a su vez sub-mercados dentro del conjunto del mercado de la construcción.
La tradicional noción del "comitente", es decir alguien que "encarga un proyecto", casi siempre un edificio único, como "traje a medida", coloca al arquitecto como punto terminal, donde sólo se articula esa demanda (el encargo del proyecto) fuera del circuito de la producción. Del siguiente modo


Este esquema supone que el encargo puede ser hecho indistintamente por el productor del edificio (constructor) o el usuario final del producto. Pero de cualquier modo actúa principalmente como "dador de forma" a un objeto cuya forma final no está -en muchos casos- resuelta por la propia producción.
En la vivienda, este modo de operar del arquitecto ha funcionada cuando el ciclo de la producción fue dinámico, con amplia expansión y demanda de la clase media y con las técnicas artesanales de producción, (que hacían posible la demanda de "vivienda a medida") propios de las empresas pequeñas de construcción que también han desaparecido.
Pero ocurre que hoy en día ha descendido abruptamente (casi desaparecido) la demanda de los sectores medios, y se sabe que no va a volver, y las empresas artesanales formales no existen. La lógica de la concentración de capitales y de poder, provoca una polarización donde unas pocas empresas van a producir con alta tecnología grandes cantidades de vivienda para sectores medios-altos. Por otro lado, una parte importante de la población se autogestiona (y a veces autoconstruye) la vivienda. La población con bajos ingresos es quien sobrelleva mayormente la autoprovisión de su propia vivienda en el contexto urbano. En la Argentina, este sector ha tenido históricamente un acceso relativamente fácil a la posesión de un lote de tierra comprado sin servicios en la periferia urbana.
Este sector participa entonces de las prácticas de mercado, no comprando nuevas casas (correo producto final), pero comprando lotes, materiales de la construcción, y casas de baja calidad sin terminar. Un estudio oficial realizado en el Gran Buenos Aires en 1988 por el INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos) (SVOA,1988) muestra que el 63.3% de las familias autofinancia la compra de la casa o la construcción de las mismas.
Acerca de los autoconstructores, el mismo estudio indíca que el 45,4% de las familias dueñas de lotes, que viven en la periferia, autoconstruyen sus casas,
un porcentaje que se puecte incrementar tomando en cuenta a los autoconstructores que están en una situación irregular con la tierra: En el mismo estudio dentro del proceso de autoconstrucción, fue detectado que un 78,4% fue construido sin soporte técnico, y aproximadamente el 60% sin trabajo contratado. Lo más notable es que el 65,9% de estas casas alcanzaron una alta calidad de construcción.
Se considera que esta modalidad de producción constituye un sector no estructurado o informal de la producción de viviendas. Veamos como se completa el esquema anterior agregando este nuevo agente productor de viviendas.
En síntesis. Si el Arquitecto quiere aportar realmente al problema de la vivienda, tiene que insertarse en las distintas etapas de la producción, no intentar operar desde fuera. Hay una gran necesidad y por lo tanto un enorme campo de trabajo dentro de los circuitos de la producción. Evidentemente que en muy pocos casos se "diseñaría", en los términos tradicionales, y mucho menos edificios completos. Pero la demanda es incorporación de conocimiento en parte, productos y procesos, y sobretodo en gestión, un tema que justamente en las facultades de arquitectura no se enseña nada, y en el cual aquellos arquitectos que trabajan con sectores de la producción se han convertido en autodidactas. Es cierto, la demanda no es de "arquitectos-artistas", sino de técnicos, cuyas tareas técnicas no estarían exentas de creatividad, pero tendrían un valorable aporte al proceso de producción del hábitat.

PARTE V

LOS CAMBIOS EN LA PRODUCCIÓN
Una gran revolución esta ocurriendo en estos años (de los '70 al fin de siglo) en la organización de la producción. El definitivo abandono del fordismo y el avance de la especialización flexible como sistemas de producción insertos en una transformación planetaria de la economía mundial, y consecuentemente en los mecanismos de acumulación capitalista, están provocando una fenomenal transformación en el campo del trabajo.

 

Si en la economía fordista el sector industrial era el predominante, en la nueva fase la predominancia está dada por la tremenda importancia que el sector servicios ha adquirido. Por ejemplo en un producto contemporáneo el costo de producción en sí no sobrepasa el 20 o 25% del total, siendo el resto servicios incorporados en el conjunto del proceso. Esta revolución -en gran medida sustentada en las nuevas tecnologías que permiten especialización y concentración- es la revolución del factor conocimiento. El factor productivo más valorizado junto con los recursos naturales producto de la crisis del ambiente.
Por ello la revolución actual se basa en un fuerte input de educación. Pero no una educación general (que por supuesto sigue siendo la base), sino una educación de alta especialización. Se estima que solo en los próximos 10 años la creación de nuevas especialidades alcanzará al 25% de la fuerza laboral, de las cuales una gran parte estarán vinculadas al manejo de información.
A nivel universitario, ello ha puesto en crisis definitivamente las carreras tradicionales, estallando éstas en un conjunto de disciplinas conexas (con un tronco común) de alta especialización. Y lo que es más importante, plantear la especialización en el postgrado en los países desarrollados se considera como muy tarde, ello se da tempranamente desde el grado, y en todo caso el postgrado es la especialización de la especialización.

Y ¿LA ARQUITECTURA?...
Primero habría que plantearse seriamente si tiene sentido seguir sosteniendo la noción tradicional de "arquitectura" y por ende la figura del "arquitecto". Los profesionales que en las facultades formamos, sabemos que poco van a poder operar en el modo en que los problemas del entorno construido se presentan, pues pareciera que el técnico que estos problemas demandan ya no responde a un tipo de conocimiento universal generalista, sino. ,a un conjunto de profesiones de alta especialización destinadas a atender demandas mucho. mas fragmentadas, especiales y cambiantes.
Si aceptáramos realizar esta transformación, ¿cómo deberíamos organizar lo nuevo? En primer lugar hay que reformular nuestra especialización. No hay duda en principio es la de "especialistas del entorno construido". Paso seguido habría que organizar las especialidades; que se analizarán según la demanda específica de cada región o país. Las cuales también pueden (y deberán) cambiar según la demanda temporal de ellas, abriendo y cerrando el flujo de especialistas en cada caso. Hay que recordar que ya no existe más seguridad laboral, que la demanda de trabajo es cada vez más fluctuante.
Por ejemplo, en el caso de las hoy llamadas "facultades dé arquitectura", parece apropiado lo que ya están haciendo escuelas de arquitectura o ingeniería de todo el mundo, llamándose FACULTAD DEL ENTORNO CONSTRUIDO (Built environment, Ambiente construido, etc.). Esta denominación de la facultad sólo es una suerte de paraguas estratégico, donde lo importante es situar las especialidades de grado. Entonces es posible ofrecer especializaciones de grado en urbanismo, hábitat, mantenimiento de edificios5, de docencia e investigación (con fuerte base metodológica), productos industriales etc. entre las cuales arquitectura, edificación (o como se llame) puede ser una especialización más, que opera en la escala de los edificios.

Y ¿EL "DISEÑO"?...
El diseño como problemática vinculada a los objetos físicos, no se perdería, sino que estaría siempre presente. Pero conjugada con un conjunto de conocimientos propios de cada especificidad, pero ya definitivamente dejando de ser factor excluyente, para constituirse en factor asociado.
Evidentemente, por lo dicho anteriormente, habría que enseñar mucho más aspectos vinculados con la gestión, el gerenciamiento de los emprendimientos y las técnicas de evaluación.
Lo más probable es que la demanda de trabajo futuro se traslade progresivamente hacia la consultoría, abandonando la práctica "de tablero" (que por cierto ya es "de computadora"). Es decir que la demanda de conocimiento no estará tanto referida a "representación de objetos", sino a programación, control y evaluación de procesos.

NUNCA MÁS
Podemos seguir tratando de sostener corporativamente al "arquitecto" y a la arquitectura como cuerpo epistemológico (discutido por cierto), pero seamos realistas, ello tiene poco futuro. Los conocimientos que se imparten en nuestras facultades de arquitectura hoy no pasan de un nivel de bachillerato por su generalismo.
Lo grave es que estamos formando discapacitados. Pues los alumnos que egresan están imposibilitados de abordar con efectividad problemas complejos que la sociedad está demandando, tanto para trabajar para los sectores más dinámicos y modernos de la economía (los ricos) como para los sectores sociales más necesitados (los pobres). El saber actual del arquitecto sólo sirve para un rango muy pero muy pequeño de la demanda y una condición de producción en extinción.
Abre serias dudas cuanto tiempo mas ética y económicamente será posible sostener nuestras costosas estructuras de enseñanza tal como están. Cambiemos antes que se nos caiga la cara de vergüenza o que algún economista haga la cuenta final.
Mientras esta ponencia se discute, esperemos que en la próxima CLEFA no se inste a los estudiantes a concursar "proyectos de conjuntos de vivienda".
Por favor, nunca más.

NOTAS

3Uno de los tres principios de Turner dice: "Una importante cuestión acerca de la vivienda es no lo que ésta es, sino lo que ésta hace por quienes viven en ella: La satisfacción del usuario no necesariamente está relacionado con la imposición de un determinado standard material" (JFC Turner 1976 "Housing by People. Towards authonomy in Building Environments" / Mario Boyars / London).
4Al respecto otro de los principios de Turner dice: "Cuando los hogares controlan las principales decisiones, se sienten libres para hacer su propia contribución al diseño, construcción y gestión de su propia vivienda. Ambos, el proceso y el entorno producido, estimulan el bienestar individual y social cuando el usuario no tiene control ni responsabilidad sobre las decisiones claves en el proceso de la vivienda, el entorno de la vivienda en cambio deviene en una barrera para la satisfacción personal y es un problema para la economía" (JFC Temer 1976 "Housing by People. Towards authonomy in Building Environments" / Mario Boyars / London).
5Por ejemplo, existe una gran necesidad de contar con especialistas en mantenimiento de edificios. En Argentina se construyó el grueso del parque de viviendas de buena calidad entre los '50 y '70, y luego descendió abruptamente el ritmo y calidad de lo construido, así como el mantenimiento. Con lo cual, si se quiere aportar al problema de la vivienda, es casi más importante que construir viviendas nuevas, alargar la vida útil de las existentes