Revista invi N°39 - Mayo 2000 - Volumen 15: 120 a 131

EVALUACIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA DESDE LA PERSPECTIVA BIFOCAL DE 'MEDIO AMBIENTE GÉNERO'. EL CASO DE UN BARRIO EN SANTIAGO1

Giulietta Fadda, Paola Jirón y María de los Angeles Bilbao

Este artículo es parte del Proyecto de Investigación N° 1980865, "Calidad de Viday Género en sectores populares urbanos. Estudio de caso en Santiago", financiado por FONDECYT, y es una versión modificada del documento presentado en la Segunda Conferencia Internacional sobre Calidad de Vida en la Ciudades ICOQOL, llevada a cabo entre el 8 y 10 de marzo en Singapur.
En los procesos de planificación y gestión de las ciudades de América Latina, se han hecho variados esfuerzos por mejorar la calidad de vida de sus habitantes. No obstante, pocos de estos procesos han enfrentado el tema de una manera global y considerando la diversidad de actores involucrados en el mismo. En este sentido, el concepto de calidad de vida, basado en la aprehensión de las dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad, representa una vía innovadora para el diagnóstico, la evaluación y la proposición de alternativas para mejorar las condiciones de vida de hombres y mujeres en las ciudades.
Utilizando algunos resultados preliminares de la investigación "Calidad de Vida y Género", este artículo expone los procesos teóricos y metodológicos utilizados para analizar la calidad de vida en asentamientos urbanos de bajos ingresos. En el artículo se explica la forma en que las percepciones de la calidad de vida fueron traducidas a índices y se hace referencia a las diferencias existentes al respecto, entre las opiniones de los hombres y las mujeres. De este modo, se pretende poner de manifiesto porqué los procesos de planificación y gestión deben reconocer, entre otros aspectos, las diferencias de género.
Inicialmente, se hace referencia al marco conceptual correspondiente a la tríada "calidad de vida/medio ambiente urbano/ género". En segundo término, este marco teórico se traduce en una metodología operativa para evaluar la calidad de vida, la cual articula técnicas cuantitativas con otras cualitativas. En tercer lugar, se expone el cruce de datos, aplicando los factores objetivos y subjetivos que inciden en la calidad de vida de hombres y mujeres en el caso estudiado. Por último, se explica la conversión de estos factores en indicadores de calidad de vida. Estos indicadores serán propuestos tanto a las autoridades locales, como a los propios residentes, para que sean considerados en los procesos de planificación y gestión.
In the pursuit of improving the living conditions of urban inhabitants, various attempts have been made in Latin America in the planning and management process. However, few have done so in an integral manner, considering the diversity of actors involved in this process. In this sonsa, the concept of quality of life, based on its apprehension of the subjective and objective dimensions of reality, provides en innovative way of diagnosing, assessing andproposing alternativas to improve the living conditions of men and women in these areas.
Based on the findings of the research project "Quatity of Life and Gender", conducted in the Community of Pudahuel in Santiago, Chile the article explane the theoretical and methodological processes used to analyse quality of life in low-income settlements. li illustrates the way in which the perceptions of quality of life can be translated into indices and it refers to the perceived differences between men and women. it intends to manifest why the planning and management processes must recognise, amongst other, the gender differences.
This paper first introduces the conceptual background relating the triad of quality of life, urban environment and gendec This theory is then translated finto an operative methodologythat combines quantitative as well as qualitative techniques to evaluate quality of life. It then explains the cross-analysis of the various objective and subjective factors affecting men and women's quality of life in the specific case study. These fiadora are then converted into quality of life indices, which are suggested to be used both by local authorities and by the urban residents themselves in the planning management process.

INTRODUCCIÓN

En los procesos de planificación y gestión de las ciudades de América Latina, se han hecho variados esfuerzos por mejorar la calidad de vida de sus habitantes. No obstante, pocos de estos procesos han enfrentado el tema de una manera global y considerando la diversidad de actores involucrados en el mismo. En este sentido, el concepto de calidad de vida, basado en la aprehensión de las dimensiones objetivas y subjetivas de la realidad, representa una vía innovadora para el diagnóstico, la evaluación y la proposición de alternativas para mejorar las condiciones de vida de hombres y mujeres en las ciudades.
Hoy en día el proceso de planificación requiere de alternativas que realmente mejoren la calidad de vida de aquellos sectores sociales para quien se planifica. La calidad de vida dependerá de las posibilidades que tengan las personas de satisfacer sus necesidades fundamentales. El concepto de calidad de vida ha sido desarrollado por cientistas sociales para medir y evaluar el bienestar de las personas. Al referirse a todos los elementos de las condiciones en las cuales vive la gente (Nussbaum y Sen, 1996), esto es, a todas sus necesidades y satisfactores, el concepto va más allá de la idea de un nivel de vida privado (Fadda et al., 1999).
Utilizando algunos resultados preliminares de la investigación "Calidad de Vida y Género", este artículo expone los procesos teóricos y metodológicos utilizados para analizar la calidad de vida en asentamientos urbanos de bajos ingresos.
En este caso, el estudio se refiere a las Villas Estrella Sur y Roberto Matta de Pudahuel Sur. En el artículo se explica la forma en que las percepciones de la calidad de vida fueron traducidas a índices y se hace referencia a las diferencias existentes al respecto, entre las opiniones de los hombres y las mujeres. De este modo, se pretende poner de manifiesto por qué los procesos de planificación y gestión deben reconocer, entre otros aspectos, las diferencias de género.
Inicialmente, se hace referencia al marco conceptual correspondiente a la tríada "calidad de vida/medio ambiente urbano/ género". En segundo término, este marco teórico se traduce en una metodología operativa para evaluar la calidad de vida, la cual articula técnicas cuantitativas con otras cualitativas. En tercer lugar, se expone el cruce de datos, aplicando los factores objetivos y subjetivos que inciden en la calidad de vida de hombres y mujeres en el caso estudiado. Por último, se explica la conversión de estos factores en indicadores de calidad de vida. Estos indicadores serán propuestos tanto a las autoridades locales, como a los propios residentes, para que sean considerados en los procesos de planificación y gestión.
Dado los múltiples elementos que determinan el concepto de calidad de vida, éste resulta difícil de aprehender, definir o medir, pudiéndosele dar una amplia gama de interpretaciones, según lo que abarquen los factores evaluativos con respecto a la vida de una persona o comunidad. En su concepción más amplia, este concepto se refiere a los factores que hacen que una vida sea mejor,y representa un medio para medir y evaluar el bienestar, satisfacción o felicidad de las personas. Entendemos bienestar en su sentido más lato. Esto es, de acuerdo a Sen (1996: 22), no aquél que se limita a la concepción economicista, sino el que incluye aspectos relativos a "la capacidad, las oportunidades, las ventajas" de las personas.
El concepto resulta tan amplio y subjetivo que dentro de él puede incluirse cualquier cosa y caer, por lo tanto en ambigüedades y pérdida de su verdadero significado. Esto ha incidido en que muchos estudios sobre calidad de vida caigan en imprecisiones y terminen haciendo perder el verdadero significado del concepto. Para precisarlo, hay autores que recomiendan aplicar enfoques sectoriales (Scheer, 1980), es decir, acotar los estudios de calidad de vida, de acuerdo a los objetivos propios de cada especialidad. En nuestro caso, la evaluación de la calidad de vida se hace desde la perspectiva del medio ambiente urbano. El medio ambiente, en su sentido más lato, cubre todo lo que está fuera de la persona. Más específicamente, CONICYT (1988) lo define como "el conjunto interactuante de sistemas naturales –construidos o socioculturales- que se está modificando históricamente por la acción humana que rige y condiciona todas las posibilidades de vida en la tierra, en especial la humana, al ser su hábitat su fuente de recursos". Los problemas ambientales no los entendemos, por ende, como problemas de nuestro alrededor físico, sino que, por su origen y consecuencias, como problemas enteramente sociales: problemas de la gente, de su historia, de sus condiciones de vida, de sus relaciones con el mundo y la realidad de sus condiciones sociales, culturales y de vida (Beck, citado por Allen, 1999).
Por otra parte, ha habido numerosos intentos por aproximarse al concepto de calidad de vida, sin embargo, la mayoría de estos se han restringido al estudio de las condiciones objetivas del entorno físico, excluyendo aquellas dimensiones que emanan tanto de las relaciones sociales, como de las expectativas de desarrollo y de las percepciones de los sujetos sobre su calidad de vida. Sin embargo, estas dimensiones son indispensables en una concepción comprensiva y actualizada de la calidad de vida. Desde esta perspectiva comprensiva, el concepto de calidad de vida representa algo más que un "nivel de vida privado sino que se refiere a todos los elementos de las condiciones en que vive la gente y a todas sus necesidades y satisfactores.
Milbrath (1978) define el concepto de calidad de vida como un "sentimiento general de felicidad o bienestar', por lo
tanto, las cosas a las cuales les asignamos una valóracióñ pósitiva traen ese valor de calidad a la vida. Consiguientemente, y desde el momento en que la calidad de vida es explicada en términos de bienestar, felicidad o satisfacción, necesariamente ella es subjetiva.
Aunque calidad de vida y calidad ambiental se traslapen, ellas no son idénticas: hay elementos de felicidad que provienen del interior del individuo, es decir, hay personas que son felices aun en las peores condiciones ambientales y otras que no pueden serlo ni en las mejores.
Milbrath (1978), hace una distinción básica entre las "condiciones ambientales", que se pueden medir objetivamente y la "calidad ambiental", que se debe medir subjetivamente. Son, por ejemplo, "condiciones ambientales" los niveles de limpieza del aire y agua, el número de camas hospitalarias por número de personas, los milímetros de lluvia por área, el producto territorial bruto per capita, el promedio de metros cuadrados de vivienda por persona, etc. La "calidad ambiental", en cambio, se refiere a aspectos cualitativos —por ejemplo de la vivienda, de la recolección de basura, de la pavimentación, del equipamiento, etc.—medidos por la percepción de los usuarios. Percepción que puede y suele ser diferente para los distintos sujetos que opinan sobre el tema. Por ejemplo, la opinión de los usuarios suele ser distinta a la de los especialistas.
Para la planificación es sumamente importante contar con indicadores de las
"condiciones ambientales". Ellos dan cuenta de los cambios físicos que se producen en nuestro ambiente. Con la ayuda de expertos, los indicadores nos alertan de potenciales daños por sustancias nocivas en nuestro ambiente natural, daños a la salud o al ecosistema. Los organismos de planificación no pueden estar informados o al tanto de lo que pasa, a menos que tengan a su disposición un amplio espectro de información exacta sobre esas condiciones ambientales. Sin embargo, los indicadores objetivos no miden la calidad del medio ambiente. Indices favorables de estas medidas, no llevan necesariamente a una buena calidad ambiental, y vice versa. Si una persona cree que el entorno de su vivienda es bueno, éste lo es para él, independientemente de lo que indiquen las medidas objetivas. Pero si nuestro objetivo es medir la calidad en sí, no podemos dejar de reconocer que esa calidad sólo se puede medir como la persona la vive. Por lo tanto, la información sobre percepción subjetiva de la calidad del ambiente, es igualmente importante para los planificadores, en su tarea de distribuir recursos y tratar de mejorar la calidad ambiental (Milbrath, 1978: 53).
Así entendido, el concepto de calidad de vida es un constructo' , o sea una construcción social o un objeto construido por un observador colectivo. En rigor, la calidad de vida no existe sino a través del observador y su experiencia. No es un conjunto de condiciones materiales.
No es la mera satisfacción experimentada por el sujeto, sino una dialéctica de lo observado y lo observable por un observador doble: el que observa las observaciones del que observa su experiencia. Esta investigación intenta hacer esto: observar las observaciones de aquéllos que observan sus vivencias. Esto representa un aspecto importante en investigación, ya que la intervención y mejoramiento de la calidad de vida en áreas urbanas no depende sólo de los planificadores, sino que es indispensable que los usuarios, y eventuales ciudadanos, estén presentes en la evaluación y mejoramiento de su calidad de vida.
Adicionalmente, los seres humanos perciben los problemas y sus posibles soluciones desde diferentes puntos de vista o de acuerdo a los roles sociales que ellos desempeñen (reproductivos, productivos, comunitarios y/o políticos)2 y satisfacen sus necesidades de acuerdo a diferentes criterios. Un mismo objeto físico o una determinada experiencia puede ser percibida en distintas formas por las diferentes personas.
El análisis de la calidad de vida por medio de la perspectiva de género resulta relevante, ya que las percepciones varían dependiendo de las relaciones de género, las necesidades, los roles, el acceso y control sobre los recursos y particularmente, la capacidad de toma de decisiones que tienen los hombres y las mujeres en un contexto específico. Los derechos que tienen hombres y mujeres sobre bienes y servicios comunitarios también tienen implicancias en términos de género. Es por esto que es importante comprender quién tiene derecho a qué,
en qué términos y cómo se percibe este derecho (Kabeer, 1997). La perspectiva de género ayuda a responder estas cuestiones.
Debido a distintas razones: la falta de experiencia práctica, la aplicación de metodologías no apropiadas o la simple omisión, usualmente, en los estudios de calidad de vida no se detectan las inequidades presentes en las relaciones de género. Aunque la planificación de género ha hecho múltiples aportes en políticas, programas y proyectos, la perspectiva de género generalmente se confunde o se pierde dentro de otros temas como son los de pobreza y medio ambiente. Además, a pesar que muchos programas, políticas y proyectos se proponen como objetivo principal el mejoramiento de la calidad de vida, al analizar las intervenciones, este concepto es rara vez definido, y las implicancias de género pocas veces se hacen explícitas. Este ha sido el caso de las intervenciones tanto de ONGs como de gobiernos o agencias internacionales aunque la incorporación de los enfoques de medio ambiente y de género han sido ampliamente considerados como esenciales en el proceso de planificación urbana (SCP, 1998; SPC, 1999).
Si se considerara que una calidad de vida deficiente no afecta de manera similar a cada una de las personas, dichas intervenciones podrían contribuir para superar estas inequidades. Dado que la planificación y gestión urbanas pueden ayudar a mejorar la situación antes descrita, el concepto de calidad de vida puede ser una herramienta útil para
estudiar y evaluar el grado de bienestar y equidad de hombres y mujeres que viven bajo determinadas circunstancias. Además, puede servir para que las autoridades conozcan la percepción de los ciudadanos y así, puedan definir metas de planificación que, basadas en el sentir real de los usuarios, se propongan revertir dichas situaciones críticas.

METODOLOGÍA

En la definición de los aspectos esenciales para medir la calidad de vida, la opinión de los expertos es relevante. No obstante, para aplicar el concepto de calidad de vida antes expuesto y capturar la percepción de las personas sobre qué es relevante para su propio bienestar, es necesario combinar diversas metodologías. Esto, por cuanto como ya se mencionó, para evaluar estos aspectos, se deben incorporar métodos tanto objetivos como subjetivos.
Para que el conjunto de métodos usados resulte efectivo, debe adecuarse perfectamente al problema y debe replantearse constantemente in actu, en los momentos precisos en que los hechos se están produciendo (Bourdieu y Wacquant, 1996: 30). En nuestro caso, para la recolección de información subjetiva elegimos el enfoque de la Investigación Participativa (Participatory Research Approach, adaptado del PRA: Participatory Rural Appraisal)(3) Este enfoque se define como una familia de métodos utilizados para facilitar a las personas para que presenten, compartan y analicen sus conocimientos,
experiencias y condiciones de vida (IDSa, 1997). Entre los métodos que componen este enfoque, se utilizaron por considerarlos más relevantes a efectos de esta investigación: el análisis de fuentes secundarias, la observación directa, las conversaciones y entrevistas con informantes claves, reuniones y talleres grupales y una encuesta.
Para la obtención de información relacionada a los "indicadores objetivos» se recurrió a las diversas oficinas públicas, tales como: Municipio de Pudahuel, SESMA, SEREMIs, Centro Médico de Pudahuel, Ministerio de la Vivienda, Ministerio de Salud, Comisión Nacional del Medio Ambiente, y publicaciones que contienen esta información. Además, la encuesta, a pesar de estar preferentemente dirigida al levantamiento de datos subjetivos, también proporcionó datos para la identificación de indicadores objetivos. Con el fin de poder analizar esta información y poder compararla con aquélla subjetiva, se la tradujo a planos, mapas, gráficos y tablas.
Debido a la gran cantidad de información recopilada, el análisis de la misma se realizó utilizando una versión modificada del enfoque de subsistencia4 desarrollado por la agencia británica DFID. Este enfoque se utiliza con el fin de analizar las percepciones de los residentes considerando que este enfoque, al igual que el de calidad de vida "responde inherentemente a las propias interpretaciones y prioridades de subsistencia de las personas (implicadas)" (Carney, 1998).


El enfoque original consta de cinco tipos de activos que poseen o acceden las personas para construir su subsistencia. Estos incluyen: Capital Social, Capital Natural, Capital Humano, Capital Financiero y Capital Físico. El Capital Natural se define como la provisión de recursos naturales útiles para la subsistencia. El Capital Social incluye los recursos de redes sociales (pertenencia a grupos, relaciones de confianza, acceso a instituciones más amplias de la sociedad) a los cuales acceden las personas para lograr su subsistencia. El Capital Humano se determina por las habilidades, conocimiento, capacidad de trabajo y salud indispensables para desarrollar diversas estrategias de subsistencia. El Capital Físico incluye la infraestructura básica (transporte, cobijo, agua, energía y comunicaciones) y la producción, equipamiento y medios que permiten a las personas lograr su subsistencia. Finalmente, el Capital Financiero se define como los recursos financieros disponibles (sean ahorros, fuentes de crédito, remesas regulares o pensiones) para que las personas cuenten con diferentes opciones de subsistencia (adaptado de Scoones, 1998, en Carney, 1998). El pentágono que forman dichos capitales, explica las maneras en que diferentes grupos u hogares acceden a distintos tipos de activos. El acceso puede implicar desde la propiedad individual de bienes privados o el uso habitual de los mismos por parte de los grupos. El principal desafío del pentágono es que obliga a los usuarios a pensar de manera comprensiva y no sectorialmente sobre las bases de subsistencia.
La constitución de los activos es el principal componente del empoderamiento (Carney, 1998).
La idea de ver la realidad de manera comprensiva nos lleva a intentar analizar la información de esta forma, y al mismo tiempo comprendiéndola como procesos particulares en sí mismos. Según Bourdieu (Bourdieu y Wacquant, 1996), la sociedad expresa una suma de conexiones y relaciones en las que se encuentran los individuos. Portal motivo, la sociedad no es una totalidad integrada por funciones sistémicas, una cultura común, conflictos que los intercruza, o una autoridad que se excede, sino un conjunto de esferas de juego relativamente autónomas que no pueden ser colapsadas
bajo una lógica totalizadora societal (Bourdieu and Wacquant, 1996). Esto significa que no se puede intentar comprender la sociedad ampliamente o como un reflejo completo de la realidad, sino que son los procesos mismos que necesitan ser comprendidos.
Por esta razón, la adaptación de los capitales junto con la definición de Bourdieu de campos y habitus, facilitan la aprehensión de la evaluación de calidad de vida. Bourdieu define campos como un conjunto de relaciones objetivas, históricas ancladas en ciertas formas de poder, mientras habitus consiste de un conjunto de relaciones históricas depositadas en los cuerpos individuales en la forma de esquemas mentales y corporales de percepción, apreciación y acción (Bourdieu y Wacquant, 1996). Un campo es simultáneamente un espacio de conflicto y competencia, en esencia un espacio de poder. Dentro de estas luchas, la forma y las divisiones de los campos se vuelven centrales, ya que la alteración de la distribución y peso relativo de las formas de poder implica modificar la estructura del campo (Bourdieu y Wacquant, 1996). Habitus es el principio de generación de estrategias que permite a los agentes lidiar con situaciones imprevistas y cambiantes que, mientras integra experiencias pasadas, funciona en cada momento como una matriz de percepciones, apreciaciones y acciones y hace posible lograr una diversidad infinita de tareas (Bourdieu y Wacquant, 1996).
Ambos conceptos de habitus y campo son relacionales en el sentido adicional, esto es, que ellos funcionan plenamente sólo en relación del uno con el otro. Un campo no es una estructura muerta, un conjunto de espacios vacíos, sino un lugar de juego que existe solo cuando los jugadores entran en él creyendo en él y activamente en la búsqueda de los premios que ofrece (Bourdieu y Wacquant, 1996).
La unión de los conceptos de campo y habitus reemplazan aquel de capital como una lista de recursos que poseen las personas. Para esta investigación se denominó cada área como que cada campo no es sólo un conjunto de recursos que las personas tienen o carecen, sino que son espacios de poder, de relaciones y de percepciones de hombres y mujeres, lo que permite que cada campo sea un proceso para estudiar.
Estas diferencias son elementales para comprender el concepto de calidad de vida, ya que éste, al ir más allá que el de pobreza o vulnerabilidad, permite su aplicación en distintos contextos, tanto geográficos como sociales, económicos, culturales, etc.
En el análisis de la información, los campos utilizados fueron: el natural, el humano, el físico y el socio-cultural. Se combinó lo social con lo cultural debido a la idea inicial de nuestra definición de calidad de vida, la cual implica no sólo las redes sociales, sino también el sentido de pertenencia, identidad y aspectos culturales relevantes de la calidad de vida. No se incluyó el campo financiero, ya que no fue un aspecto considerado originalmente en el estudio, lo cual no significa que no se lo considere importante, sino que no formó parte de nuestros objetivos iniciales.
Como se verá más adelante, los campos fueron utilizados como una manera de organizar la información, sin embargo, comprendiendo la unión entre habitus y campos, se estima que las variables incluidas en cada campo pueden ser transferidas a otro campo y, del mismo modo, los factores resultantes pueden crear campos completamente distintos a aquellos definidos originalmente. Este método nos permite hacer tanto un análisis cualitativo de las percepciones resultantes de la encuesta, como de verificar si los campos elegidos eran los correctos.

ANÁLISIS MULTIVARIADO PARA LA EVALUACIÓN DE LA CALIDAD DE VIDA

Los fenómenos sociales están conformados por complejas interacciones de múltiples variables que intervienen en su generación. Los estudios de la realidad social presentan una gran riqueza de diversos elementos, debiendo analizar tanto variables cuantitativas (edad, ingresos, tasas de natalidad, etc.) como cualitativas (calidad de servicios, satisfacción, bienestar, etc.) para lograr una visión global y comprensiva de estos fenómenos.
El análisis multivariado de datos ha sido un gran aporte para avanzar en esta línea de estudios sociales. Una de sus características fundamentales es el aumento de la complejidad matemática de acuerdo con el número de variables que intervienen en él.
Esta complejidad matemática hacía inviable su utilización antes del avance técnico de la computación, la cual ha desarrollado programas estadísticos pertinentes para este fin, permitiendo en la actualidad estudiar fenómenos sociales complejos.
Se pueden distinguir dos grupos de técnicas para el análisis multivariado. El primero es el Análisis Explorativo, en el cual se examinan las relaciones entre diversas variables sin intentar determinar una clasificación específica en un modelo particular. Algunas de las técnicas utilizadas incluyen el análisis de componentes principales, factoriales entre otros. El segundo es el Análisis Confirmatorio y compara la solución encontrada con una hipotética (Brymans and Cramer, 1998).
En nuestro caso, se eligió el Análisis de Componente Principal (ACP), el cual busca principalmente analizar las matrices multivariables de varianza y covarianza con el fin de descubrir sus componentes principales o variables implícitas, las cuales tienen un mayor poder explicativo en la variación total del sistema. Así, podremos reducir las variables con las que estudiamos originalmente el fenómeno social a estos componentes o nuevas variables, omitiendo las demás sin perder una gran cantidad de información. Esto representa la posibilidad de realizar, a través de un método cuantitativo de análisis de datos, un análisis cualitativo de la información, conservando la riqueza de la complejidad de estos fenómenos. Es una técnica básica que permite la aplicación de diversos tipos de análisis posteriores (Sierra Bravo, 1995).
Uno de los requisitos estadísticos para la aplicación de esta técnica es que las variables cumplan con ser métricas y de correlaciones lineales. Sin embargo, dado que los datos en estudios de fenómenos sociales muchas veces no cumplen con esta particularidad (por ejemplo las escalas psicológicas o sociológicas son estrictamente ordinales), existe la posibilidad de utilizar niveles de medidas ordinales, considerando los intervalos como igualitarios, obteniéndose resultados muy satisfactorios.
Para utilizar correctamente estas técnicas estadísticas, debe tenerse en cuanta que cualquier intento de formalizar conceptos constituye una operación en donde se pierde información. Esto ocurre "desde el momento que se `congela' la realidad, representándola en unas dimensiones específicas. El propósito no es el de agotar la multidimensionalidad del objeto de estudio, sino relevar algunas de sus características más importantes" (PNUD, 1998: 79).
Como se dijo anteriormente, uno de los instrumentos diseñados en la investigación para conocer la opinión de los habitantes del barrio estudiado sobre su calidad de vida fue una encuesta de opinión. Para el análisis de las respuestas se usó el marco teórico antes descrito, llegándose a definir cuatro "campos": campo natural, físico, socio-cultural y humano.
Parte del análisis de la información consideró la creación de subíndices para cada campo y un índice global, inclusivo de todos los subíndices. Mientras los subíndices corresponden a la percepción
que la comunidad estudiada y discriminada en hombres y mujeres tiene de su calidad de vida por campo, el índice global hace lo propio a nivel general. Para abordar este tipo de análisis se recurrió al método de análisis de componentes principales (ACP), técnica estadística de reducción de datos, que permite proporcionar una explicación del fenómeno social estudiado, perdiendo el mínimo de información.
Las dimensiones o factores obtenidos con esta técnica fueron determinados considerando: (1) la obtención de valores propios mayores que 1 en cada dimensión, (2) el gráfico de sedimentación de las variables que componían cada factor y (3) la consistencia teórica del mismo.
El Cuadro 1 esquematiza las variables e indicadores considerados para definir cada uno de los campos que evalúan la calidad de vida.
Las respuestas de los entrevistados fueron agrupadas en cuatro categorías: Muy bajo, Bajo, Alto, y Muy alto. Al asignarle valores o índices a los indicadores, el índice global de calidad de vida resultó muy bajo. El único campo en que la percepción de los entrevistados resultó positiva, fue en el campo físico. A pesar de esto, la mayoría de las personas opinó que si se les presentara la oportunidad, ellos se mudarían del barrio. Estos resultados pueden explicarse por las respuestas obtenidas en los otros tres campos, todos los cuales fueron evaluados como bajos o muy bajos. Al analizar más en detalle la diferencia en las respuestas, fue posible distinguir las áreas
donde la opinión de las mujeres difiere significativamente de la de los hombres. En la mayor parte de los casos, estas diferencias pueden explicarse en función de los roles desempeñados por hombres y mujeres y por un acceso y control diferenciados sobre los recursos en la sociedad.
Estas diferencias de opinión aparecen más notorias en los campos sociocultural y natural. En lo sociocultural, gran parte de los entrevistados consideran este campo como muy pobre (muy bajo), siendo la percepción de las mujeres bastante más negativa que la de los hombres. El indicador que más significativamente refleja esta percepción diferenciada es el de "acceso a la recreación", donde la calificación de las mujeres fue "muy bajo" y la de los hombres, "alto". Esta diferencia puede explicarse por el tipo de actividades realizadas según género y por la disponibilidad de equipamiento para realizar la actividad: la mayoría de los equipamientos están acondicionados para jugar fútbol, no existiendo algo equivalente para actividades de mujeres. Algunos de los pocos espacios comunes en que participa la mujer son el de la iglesia y el de las actividades de trabajo social. Por otra parte, como la mayoría de las mujeres del barrio son amas de casa, su tiempo está limitado por el cuidado de los niños y de la casa.
Tanto hombres como mujeres, calificaron su espacio vecinal como malo, siendo la percepción de las mujeres peor que la de los hombres. Esto puede atribuirse a que la mujer pasa más tiempo que el hombre en el barrio y, por ende, puede tener más oportunidades para sensibilizarse con los aspectos negativos del entorno.
En términos del aislamiento del resto de la ciudad, las repuestas de hombres y mujeres fueron dispersas. La mayoría de los hombres no percibieron signos de aislamiento, mientras que sí lo hicieron las mujeres. Hipotéticamente esto podría relacionarse al hecho que los hombres se desplazan diariamente y con mucha mayor frecuencia que las mujeres a otros sitios de la ciudad. Por otra parte, las dificultades de acceso son atribuibles tanto a las grandes distancias que existen entre ésta y otras zonas de la ciudad, como a las grandes congestiones de tráfico, especialmente en las horas peak.
El campo natural fue percibido por los entrevistados como bajo y muy bajo. Los principales problemas se relacionan a microbasurales, anegabilidad de algunos sectores, contaminación de canales, condiciones de higiene y de plagas, especialmente ratones. En la mayoría de los casos fueron las mujeres quienes peor percibieron la calidad del ambiente y los riesgos para la salud de la familia que éste implica. Esto, supuestamente porque son ellas y los niños a su cargo, quienes están en contacto permanente con ese entorno. Son, también ellas, las que llevan a los hijos al servicio de salud y, como se dijo antes, hay un gran porcentaje de mujeres dedicadas a las labores del hogar (sobre un 60%), lo cual implica una permanencia en el barrio.
Finalmente, yen relación con la definición adoptada de campos y la hipótesis planteada sobre la posibilidad de que las variables incluidas en cada campo pudiesen ser transferidas a otro campo y, del mismo modo, los factores resultantes pudiesen crear campos completamente distintos a aquéllos definidos originalmente, cuando todas las variables fueron analizadas juntas, no dentro de su campo predefinidos, los campos establecidos se modificaron. Los resultados obtenidos por medio del análisis factorial indican que las variables se comportaron de manera muy diferente a la manera en que habían sido clasificadas originalmente para analizar los datos. Es decir que para los habitantes de nuestro caso de estudio, las principales áreas de importancia para determinar su calidad de vida incluyeron: problemas sociales, calidad de los vecinos, participación y tiempo libre, acceso a actividades cotidianas y servicios y acceso a actividades y servicio lejanos y parques. Este es un aspecto a ser profundizado en un futuro
estudio de Calidad de Vida.

CONCLUSIONES

Los resultados preliminares de nuestra investigación nos indican que, para un real desarrollo urbano, la sola intervención física de la ciudad no es suficiente, lo cual resulta especialmente válido en los sectores de bajos ingresos. En el proceso de gestión planificación urbana, más allá de la dotación de equipamientos físicos - la cual resulta indiscutiblemente indispensable- se requiere de una evaluación profunda de los procesos humanos y socioculturales específicos de cada sector. Las necesidades sociales se construyen en el tiempo y varían de acuerdo al lugar y a la percepción que los usuarios tengan de su propia realidad. Nuestros resultados indican un déficit en los campos humano y sociocultural. En tal sentido, el concepto de calidad de vida, a través de la aplicación de sus dimensiones objetivas y subjetivas y de su especificidad contextual, en conjunción con la dimensión medioambiental y las implicaciones de género, puede representar una herramienta teórica de gran ayuda para la compresión de los
mencionados procesos.
Los resultados presentados en este artículo, si bien son preliminares y por lo tanto sujetos a ulteriores análisis, sugieren como una primera conclusión, que en nuestra actual planificación y gestión urbana se requiere de métodos complementarios alternativos, dirigidos a los aspectos más deficitarios, como son los cualitativos. Un ejemplo de tales métodos son los que incorporan no sólo la participación de los usuarios, sino también la evaluación de sus necesidades y la sugerencia de eventuales vías para satisfacerlas. Esto por cuanto, en determinados casos, mientras una evaluación objetiva de la información puede hacer pensar que la calidad de vida es positiva, la percepción de los usuarios puede llegar a conclusiones totalmente distintas. Pensamos que para las autoridades, una información de este tipo, debiera ser de gran ayuda al momento de tomar algunas decisiones tendientes al real mejoramiento de la calidad de vida de los ciudadanos.

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NOTAS

1 Término frecuente en el discurso sociológico que se refiere a "construcción lógica... usada para indicar entidades cuya existencia se cree confirmada por la confirmación de las hipótesis o los sistemas lingüísticos a los cuales recurren, pero que no es nunca directamente observable c directamente inferida de hechos observables". (Abbagnano, 1987: 230). Por su parte,Bunge (1980: 51) lo define un constructo como un objeto conceptual, esto es "una creación mental (cerebral), aunque no un objeto mental o psíquico tal como una percepción, un recuerdo o una invención". El distingue cuatro clases básicas de constructo: conceptos, proposiciones, contextos y teorías:
2 Para mayor profundización ver Moser, 0. (1994) y Beall, J. (1993).
3 Para mayor información sobre esta metodología ver IDSa, 1997 e IDS b, 1997.
4 Se entiende por subsistencia las capacidades, activos (incluyendo recursos materiales y sociales) y las actividades necesarias para vivir. La sustentabilidad de la subsistencia depende de la posibilidad de lidiar y recuperarse del estrés y golpes (económicos, sociales, naturales, etc.) y de mantener y aumentar las capacidades y activos tanto ahora como en el futuro sin socavar la base de recurso natural (Carney, 1996).