Revista invi Nº 56, Mayo 2006, Volumen 21: 16 a 30

LA INTERDISCIPLINA EN EL ABORDAJE ACADÉMICO DEL HÁBITAT SOCIAL "INFORMAL": FUNDAMENTOS, LÍNEAS DE ACCIÓN Y OBSTÁCULOS A PARTIR DE LA CARRERA DE ARQUITECTURA (1)

Miguel Ángel Barreto
Octubre 2005

 

El debate sobre la pobreza ocurrido en los 90's en América Latina, dejó como consecuencia cambios significativos en los enfoques oficiales sobre los problemas del hábitat social "informal". Dos de los conceptos centrales elaborados por las ciencias sociales para recaracterizar el problema y fundamentar este enfoque han sido el de multidimensionalidad y el de heterogeneidad de la pobreza. Estas nociones condujeron, a su vez, a una estrategia de abordaje multisectorial del problema, que en términos conceptuales planteó la necesidad de integrar en las políticas sociales, los aspectos físicos del hábitat con las otras dimensiones implicadas en el problema.
El presente artículo analiza la necesaria interdisciplinariedad que esta nueva concepción demanda a los equipos técnicos que operan estas políticas y la insuficiente formación profesional que al respecto reciben convencionalmente, en particular los alumnos de las carreras de arquitectura de la Argentina.
El fundamento empírico de este artículo es la experiencia de docente investigador desarrollada en la FAU-UNNE (Argentina) y su propósito es contribuir con fundamentos conceptuales y líneas de acción, al reconocimiento de la necesidad del abordaje interdisciplinario de este problema (como muchos otros) en las carreras de arquitectura y demás carreras que participan de estas políticas, así como a reconocer los obstáculos que lo impiden.

Palabras claves: Hábitat social / Pobreza / Política Habitacional / Formación Profesional / Interdisciplina

The debate on poverty that took place in Latin America in the 90´s left its mark on the official approaches to the problem of informal social habitat. There were two central concepts developed by the social sciences in order to characterize the problem and base this approach; multidimensionality and heterogeneity of poverty. These notions lead, in turn, to a multisectorial approach which stated the need to integrate within social policies, physical aspects of the habitat along with other aspects involved in the problem.
This paper deals with the interdisciplinary approach that this new conception demands from the technical teams operating the policies and the deficient professional training that in this regard architecture students receive in Argentina.
The empirical basis for this article is the teaching experience developed at the FAU-UNNE and its objective is to contribute with concepts and action lines to acknowledge the need for an interdisciplinary approach to this problem (as well as many others) in the career of architecture as well as other careers taking part in these policies.

Keywords: Social Habitat, poverty, Housing policy, professional training, interdiscipline.

1. FUNDAMENTOS DEL NUEVO ENFOQUE OFICIAL SOBRE EL PROBLEMA DEL HÁBITAT SOCIAL "INFORMAL"

El extenso debate sobre el problema de la pobreza, dado en los años noventa en América Latina en torno a las políticas sociales promovidas por las organizaciones económicas supranacionales, para contener los efectos sociales negativos de las políticas de ajuste estructural de corte neoliberal impuestas en este continente por el llamado "Consenso de Washington", implicó que la pobreza como problema teórico fuera resignificada y como consecuencia de esto, implicó también cambios significativos en los enfoques oficiales de intervención sobre los problemas del hábitat social "informal". Es cierto -como ya se ha destacado en otras oportunidades- que este debate se ha centrado más en reconocer en profundidad la complejidad del problema de la pobreza y sus características formales como fenómeno multifacético, que en entender las causas que continúan determinando su persistencia, debido a que el mismo estuvo muy condicionado por el carácter de alivio o contención asignado por estas políticas de ajuste al problema de la pobreza, que por una búsqueda de su solución estructural mediante una mayor redistribución de la producción social (Barreto, 2005a) (2). Sin embargo, dejando de lado estas y otras cuestiones críticas que ya fueron discutidas en otros trabajos (3), lo que se quiere significar en este apartado, son dos conceptos centrales que fueron elaborados por las ciencias sociales para re-caracterizar el problema de la pobreza con relación a décadas pasadas, que han forzado la emergencia de un nuevo enfoque oficial de intervención en los problemas del hábitat social "informal": el de multidimensionalidad y el de heterogeneidad de la pobreza.
Estas nuevas nociones dejaron de entender a la pobreza como una situación social de las personas u hogares, definida por una o pocas dimensiones desagregadas a través de métodos como el de la Línea de la Pobreza (LP) o el de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), tratables mediante políticas sectoriales, aplicadas universalmente con carácter asistencial, desde el enfoque del bienestar, para conceptuarla como un proceso complejo y multifacético en el que además participan en su definición diferentes dimensiones socioculturales, tales como la educación, la salud, la marginación física, social y cultural, los riesgos ambientales, la inseguridad, los derechos políticos, las diferencias de géneros, edades y étnicas, e incluso sus formas subjetivas de percepción, etcétera, determinando en las posibilidades de combinación de sus múltiples dimensiones, una gran heterogeneidad en las situaciones de pobreza (4). Aunque existan diferentes criterios para definir esta multidimensionalidad y las variables que la determinan (Echeverría, 2002), esta nueva concepción de la pobreza -fuertemente propiciada por los organismos supranacionales de desarrollo promovió, no sólo una atención diversificada y selectiva de las nuevas situaciones de pobreza mediante un sinnúmero de programas focalizados desde un enfoque del Desarrollo Social (5), sino también, la formulación de una estrategia de abordaje multisectorial del problema, que en términos conceptuales planteó la necesidad de integrar a través de las políticas sociales, los aspectos físicos del hábitat (regularización urbana y mejoramiento de la vivienda, etcétera), con las otras dimensiones sociales implicadas en esta nueva concepción de la pobreza, tales como la educación, la salud, el empleo, la seguridad, la integración social y cultural, los derechos políticos, etcétera.
Esta nueva concepción, no sólo terminó de descartar las políticas de erradicación de asentamientos informales y el traslado de sus habitantes a conjuntos habitacionales nuevos, estableciendo un consenso mayoritario sobre la conveniencia del mejoramiento de los mismos (tibiamente ensayada en la política habitacional Argentina durante los años 80), sino que, además, obligó a la parte de la política habitacional oficial orientada durante los noventa a aliviar la pobreza, a incorporar a la dimensión urbanística, las dimensiones económicas, jurídicas, ambientales, políticas, sociales y culturales implicadas en el problema de la pobreza, confiriéndole a las mismas un necesario carácter multisectorial e integrado, en el que la regularización urbanística de los asentamientos pasó a ser abordada en conjunto con la regularización jurídica, y la inclusión social y cultural de sus habitantes, obligando a las tradicionales políticas oficiales del hábitat a reconsiderar sus enfoques sectoriales (política habitacional, por un lado, políticas sociales, por el otro) (6).


Un ejemplo de esta nueva concepción a nivel internacional fue el surgimiento de los Programas de Mejoramiento Barrial que irrumpieron en América Latina por impulso de los organismos supranacionales de desarrollo (BID) y que fueron formulados como una nueva generación de programas gubernamentales de mejoramiento habitacional y medio ambiente destinados a reducir la pobreza urbana y la exclusión social (7). El impulso institucional a este nuevo enfoque que buscó integrar todas las dimensiones implicadas en la pobreza tuvo un fuerte apoyo conceptual a escala mundial en el Programa de Hábitat formulado por la Segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos, conocida con el nombre de Hábitat II, realizada en Estambul en 1996.
Aceptando muchos de los viejos conceptos teóricos desarrollados en el campo académico y experimental de intervención física en asentamientos urbanos informales del tercer mundo (8), y con el agregado de nuevos objetivos acordes a los cambios macro-estructurales acontecidos, relacionados con los problemas de inseguridad urbana y gobernabilidad, basados en la recuperación del control del espacio público (Barreto, 2005b), estos programas tienen como característica central la búsqueda de relacionar los viejos procesos de regularización física del hábitat, con los nuevos procesos de desarrollo social orientados a sus habitantes, inscribiendo la problemática urbanística en el marco integral de las políticas sociales contra la pobreza. Pueden mencionarse como ejemplo del mismo, tanto las recomendaciones del Programa de Hábitat II como los objetivos de algunos de estos nuevos programas.


Dejando entre paréntesis -ya que no es el objetivo de este trabajo- el análisis de las diferencias existentes entre estos programas, pero sí teniendo en cuenta los problemas de efectividad en el cumplimiento de la integralidad en la aplicación de algunos de ellos, destacados por evaluaciones ya realizadas en el campo académico (Fiori, Riley, Ramírez, 2002; Larangeira, 2002) (9) y partiendo del concepto de multisectorialidad de las políticas sociales que esta nueva concepción promueve, lo que el presente trabajo pretende es poner en el centro del análisis la necesaria interdisciplinariedad que esta nueva concepción oficial del problema habitacional social demanda a los equipos técnicos que deben operar estas políticas y la insuficiente formación académica de grado que al respecto reciben convencionalmente estos profesionales, en particular los arquitectos egresados de las carreras de arquitectura de la Argentina en virtud de los supuestos subyacentes a esta concepción.
Este trabajo no pretende proponer cambios formales a los currículos de grado de las carreras de arquitectura y por extensión de las carreras de las demás profesiones que operan estas políticas, sino, principalmente contribuir a través de fundamentos conceptuales y líneas de acción de organización institucional, al reconocimiento de la necesidad del abordaje integral del problema del hábitat social y, fundamentalmente, resaltar que la ínterdisciplina que demanda este abordaje integral del problema, requiere centralmente de un cambio en la concepción simplificada de este problema (y muchos otros) que promueve la actual formación unidisciplinar de la profesión.
Este cambio implicaría por su parte el reconocimiento de la complejidad como estrategia de concepción y conocimiento de la realidad y el reconocimiento del nuevo lugar que las diferentes disciplinas deberían ocupar en el abordaje integral del problema definido desde esta perspectiva.

EL ABORDAJE TRADICIONAL DEL PROBLEMA DEL HÁBITAT SOCIAL EN LAS CARRERAS DE ARQUITECTURA

Partiendo de las nociones d e multidimensionalidad y heterogeneidad de la pobreza, la mayoría de estos nuevos programas se estructuran sobre la base de equipos técnicos multidisciplinarios, en los que deben trabajar conjuntamente arquitectos, economistas, juristas, sociólogos, antropólogos, cuando no también, ambientalistas, médicos, educadores, etcétera. En el caso de la Argentina, existen varios programas dentro del gobierno central y gobiernos provinciales y locales, dirigidos a atender diferentes problemas del hábitat social, que están operando sobre la base de equipos de consultores multidisciplinarios, o al menos que disponen de una estructura formal de organización para una actuación de estas características, tales como los programas nacionales ProMeBa y ProSoFa, o locales como el mencionado Rosario Hábitat, etcétera.
Sin embargo, en la práctica cotidiana, en su implementación sobre el terreno, muchos de ellos aún evidencian dificultades para funcionar de manera interdisciplinaria, precisamente porque la base de formación técnica de los profesionales que integran los equipos técnicos encargados de su implementación, ha sido lo que se denominará aquí el enfoque uniprofesional o tradicional y no el enfoque interdisciplinario. El trabajo interdisciplinario tiene como condición necesaria la existencia de equipos de trabajos constituidos por especialistas de diversos orígenes (equipos multidisciplinarios), pero, dicha condición está lejos de ser una condición suficiente, ya que la ínterdisciplina no emerge espontáneamente juntando a varios especialistas, sino que exige que sea replanteada la forma de concebir los problemas de la realidad, es decir, requiere de una reconceptualización epistemológica en los campos científico y académico (García, 1986).
El enfoque de formación tradicional (muy vigente aún en las universidades argentinas), tiene como fundamento de existencia la organización positivista del conocimiento científico originario de la ciencia moderna, basado en lo que ciertos autores han identificado como el "paradigma simplificador" (Morin, 1995), el cual, ha partir de principios como los de disyunción y reducción, ha formulado la descomposición de la realidad en partes aisladas, factibles de ser abordadas de manera independiente de las demás, sin tener en cuenta sus relaciones con la totalidad que las definen y a la que pertenecen, entendiéndolas como una totalidad en sí mismas.
Este abordaje simplificador de la realidad promulgó, a su vez, las formaciones disciplinarias especializadas de manera aisladas entre sí y fue así como se han diferenciando históricamente dentro de las ciencias, las distintas disciplinas científicas y técnicas que han permitido enormes progresos en el conocimiento de muchos aspectos específicos de la realidad, pero que han resultado insuficientes y/o equivocadas para comprender y actuar sobre muchos otros problemas.
El enfoque uniprofesional tradicional, basado en el paradigma simplificador de la ciencia positiva, en general, capacita a intervenir sobre la realidad, exclusivamente en la parte que le corresponde dentro de la división del conocimiento que sus supuestos establecen, pero debido a que asume a dicha parte como a una totalidad en sí misma, es proclive a no tener en cuenta los efectos que su intervención puede tener sobre los otros aspectos del problema. Así, muchas veces, una intervención parcial sobre un aspecto de un determinado problema, puede producir efectos contrarios a los esperados sobre la totalidad del mismo.
En el caso específico del hábitat social, esto se ha visto con mucha frecuencia en la práctica de los arquitectos y muy especialmente a nivel del proceso de formación de los mismos, en la forma de abordaje convencional del problema realizado en las carreras de arquitectura, muy proclive a actuar sectorialmente sólo sobre los problemas físicos del hábitat y aportando poco a resolver el problema de la pobreza en la que viven sus habitantes, e incluso, en muchos casos, contribuyendo a empeorar la situación original de los mismos con las soluciones implementadas, por no tener en cuenta las otras dimensiones implicadas en el problema. Aunque, por supuesto, este no es un problema exclusivo de esta carrera, ya que también es observable en las otras profesiones que abordan este problema (y tantos otros).
Es pertinente señalar que este enfoque recientemente incluso se ha vuelto a instalar con mucha fuerza en los nuevos programas habitacionales nacionales de la Argentina instrumentados después de la crisis política del año 2001, como el caso de los programas "Emergencia Habitacional" o "Mejor Vivir", orientados con muchos recursos a solucionar principalmente los problemas físicos del hábitat social desde una visión exclusivamente "viviendística", ya sea vía erradicación o consolidación de los sectores sociales con necesidades habitacionales, sin abordar de manera integral y estructural los problemas sociales y económicos relacionados con las situaciones de pobreza de sus habitantes (10).

Es cierto que la concepción integral del problema del hábitat social y la necesidad de su abordaje multidisciplinario no es nuevo para quienes trabajan desde hace mucho tiempo en la investigación de los problemas del hábitat social informal en los ámbitos académicos, tratando de formular soluciones alternativas al problema. Muchos de ellos han reconocido hace tiempo la necesidad de dialogar con los contenidos de otras disciplinas, sin embargo, la solidez del paradigma simplificador sigue siendo muy fuerte también en este campo y, en la práctica, los equipos de trabajos multidisciplinarios rara vez alcanzan a actuar verdaderamente de forma interdisciplinaria, poniéndose a la altura que las concepciones actuales del problema demandan .
Arquitectura no sólo es una carrera universitaria que no termina de aceptar plenamente como propios los problemas del hábitat social y en particular los de la urbanización informal -que curiosamente son ampliamente reconocidos como competencia legal de los arquitectos- tratándolos en muchos casos de manera despectiva o como un tema ajeno a la profesión, sino que además, cuando la aborda convencionalmente dentro de la carrera, tiene una fuerte tendencia a realizarla desde un enfoque sectorial de una visión "viviendística", muy distante de la demanda que plantean las nuevas concepciones de abordaje del hábitat social (11).

EL ENFOQUE ACTUAL Y LA NECESIDAD DE UN NUEVO ABORDAJE ACADÉMICO DEL HÁBITAT SOCIAL

Los fundamentos teóricos del nuevo enfoque oficial sobre el problema del hábitat social "informal" (y muchos problemas similares) demandan, por el contrario, asumir que los fenómenos del mundo exterior y sus problemas, deben ser concebidos de una manera diferente a los del enfoque sectorial y aislado tradicional, éste enfoque es el de la complejidad. La complejidad es una concepción científica consolidada recién en las últimas décadas en el campo científico (12). La complejidad no sólo es la base sobre la que se organiza lo que se denomina comúnmente realidad, sino que debe ser la base sobre la que se debe construir el conocimiento científico que permita conocer esta realidad. De acuerdo con Morin: la complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituye nuestro mundo fenoménico", […] "si tenemos sentido de la compleji- dad tenemos sentido del carácter multidimensional de toda la realidad" […]
"La conciencia de multidimensionalidad nos lleva a la idea de que toda visión unidemensional, toda visión especializada, parcial, es pobre" (Morin, 1995) (13).
Sin embargo, reconocer la complejidad, es decir, las múltiples dimensiones que componen los fenómenos externos y las múltiples relaciones causales que los definen, no invalida las operaciones intelectuales de delimitar problemas particulares como porciones acotadas de la realidad, tal como puede ser el problema del hábitat social, ni tampoco implica la supresión de las disciplinas y de sus estudios sectoriales, sino una toma de conciencia de la complementariedad e integración que deben realizar las mismas en el abordaje integrado de las múltiples dimensiones que definen a estos problemas y sus relaciones. En términos operativos, el abordaje de la multidimensionalidad de los problemas de la realidad, se debe traducir en la integración de estudios sectoriales sobre la mayor cantidad de las dimensiones reconocidas que componen el problema definido y esta integración debe realizarse a través de la interdisciplina. En este concepto radica la clave del abordaje integrado de problemas como los del hábitat social informal. Pero, la interdisciplina no se consigue solo uniendo los contenidos de varias disciplinas bajo una misma formación, o tratando de eliminar las fronteras entre las mismas, ni tampoco juntando diferentes profesionales especializados para estudiar un problema. Todas estas operaciones pueden estar implicadas en la ínterdisciplina, pero ella tiene como base principalmente un factor epistemológico: el reconocimiento de las interrelaciones y múltiples dimensiones que definen los problemas de la realidad que se quiere abordar, es decir, la complejidad. Esta forma de concebir el objeto de estudio es la que posibilita la integración. Por lo tanto, la ínterdisciplina solo puede concretarse a partir de la definición compartida de un determinado objeto de estudio. Desde esta perspectiva, Rolando García plantea como imprescindible para lograr la ínterdisciplina, la definición de un marco conceptual o marco epistémico que defina el objeto de estudio y todas las dimensiones del mismo a ser abordadas por los estudios sectoriales de manera integrada (García, 1986, 1991, 2000).

Gráfico 2. Diferencia entre la Multidisciplina y la Ínterdisciplina

EL ABORDAJE ACADÉMICO INTERDISCIPLINARIO DEL HÁBITAT SOCIAL "INFORMAL": LÍNEAS DE ACCIÓN Y OBSTÁCULOS A PARTIR DE LA CARRERA DE ARQUITECTURA

Partiendo del reconocimiento de la complejidad del problema del hábitat social "informal" (como tantos otros) y la necesidad de la interdisciplina para abordarlo, es indudable que en las carreras universitarias de las disciplinas involucradas y particularmente en la de arquitectura, su abordaje formativo requiere ser revisado en sus contenidos y formas operativas de implementación, tanto para adecuarlo a los fundamentos teóricos que el enfoque actual sobre el problema está demandando, como para formar adecuadamente a los futuros profesionales que deberán operar las políticas que tratan el problema desde estos nuevos enfoques.
Esta revisión debe ser realizada en los planos curriculares y de organización institucional de las carrera universitarias involucradas, y debe contemplar al menos dos líneas de acción, una a nivel de los contenidos, para que los fundamentos teóricos y la concepción epistemológica que subyace a este enfoque del problema puedan ser plenamente tratados dentro de los procesos de formaciones disciplinares particulares y la otra, a nivel operativo, para poder poner en práctica abordajes interdisciplinarios de esta naturaleza sobre los problemas del hábitat social, como muchos otros que requieren un abordaje similar, tanto en la enseñanza como en la investigación científica y la extensión universitaria de estas disciplinas.
La primera línea de acción, la del nivel de los contenidos, a su vez, también debe contemplar dos vías de acción: por una parte, las cátedras e institutos que abordan la cuestión del hábitat social entre sus contenidos de docencia, investigación y extensión, deben tratar de avanzar hacia una mayor convergencia en la discusión e incorporación coordinada de los fundamentos teóricos de este nuevo enfoque y fundamentalmente de su concepción epistemológica (la Complejidad), para tratar de definir conjuntamente abordajes comunes sobre el problema, para trasladarlos a los contenidos curriculares específicos de las diferentes disciplinas de las distintas carreras involucradas en el abordaje del problema. En este sentido, la existencia en el sur de América Latina de la Red Universitaria Latinoamericana de Cátedras de Vivienda (Red ULACAV) es un instrumento más que adecuado al respecto. Esta red se encuentra en funcionamiento desde 1995 y todos los años realiza encuentros en alguna universidad del sur latinoamericano, pero ella aún debe profundizar mucho más su accionar en este sentido, dado que aún son muy pocas las disciplinas que participan de la misma, sin embargo, en el XI Encuentro realizado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina), en el año 2005, el tema de l a interdisciplina fue central y mereció un tratamiento especial en la asamblea de la Red, decidiéndose avanzar en lograr una mayor participación de las disciplinas que todavía no pertenecen a la Red. Este es un ámbito de discusión existente muy importante para abordar esta convergencia y debe potenciar su accionar en este sentido para convertirse en una organización de incidencia institucional al respecto.
Lo otra vía de acción a nivel de los contenidos curriculares disciplinares, es para que esta concepción epistemológica (la Complejidad), pueda ser incorporada por los alumnos de las diferentes carreras en los niveles curriculares iniciales, para que ellos aprendan desde el inicio de su proceso de formación profesional a familiarizarse con la misma y puedan luego aplicarlo cotidianamente en el transcurso de sus carreras. El hecho que los alumnos asimilen esta concepción a nivel general y de manera trasversal en sus procesos de formación particulares, evitará que la formación sectorial y especializada convencional de que dispone preponderantemente cada carrera, t e rm i n e contrarrestando los intentos aislados que se puedan poner en práctica desde algunas cátedras y algunas carreras en particular. Pero, para poder llegar a esto, es necesario que se promuevan cambios y reformas curriculares profundas desde las políticas educativas nacionales u organizaciones trasnacionales de convergencia de políticas universitarias sobre las carreras universitarias (tipo Arquisur en el caso de las carreras de Arquitectura), ya que éstas parecen no estar por ahora en condiciones de realizarlas por sí solas, debido al fuerte peso que en ellas y las universidades que las contienen, todavía tiene la formación unidisciplinar y su concepción epistemológica (la simplificación) y que en muchos casos presentan fuertes resistencias a que cambios de esta naturaleza puedan implementarse desde prácticas individuales de innovación (14).
En muchos casos estas experiencias innovadoras solamente puedan llevarse adelante de forma intersticial en los currículos de formación vigentes y no dejan de ser hechos aislados, generalmente no reconocidos institucionalmente, por lo tanto, en este nivel, todavía es mucho lo que resta por hacerse (15). En la segunda línea de acción, la del nivel operativo, hasta donde se conoce también es muy poco lo realizado oficialmente hasta ahora en las carreras de arquitectura de la Argentina (y otras carreras) con relación a la puesta en práctica de equipos interdisciplinarios sobre los problemas del hábitat social (o sobre otros problemas que requieren igual abordaje), tanto en el campo de la docencia, como de la investigación y la extensión. Esto es así porque no sólo la concepción profesional unidisciplinar en las universidades argentinas es muy fuerte, sino también las estructuras de organización institucional de las carreras son rígidas a cambios de esta naturaleza (16). Por lo tanto, es imprescindible para poder empezar a poner en práctica experiencias de estas características, contar con estructuras más flexibles que permitan la conformación con mayor naturalidad y reconocimiento institucional de equipos interdisciplinarios, que puedan realizar prácticas de docencia, investigación y extensión en la que sus integrantes puedan interactuar de manera horizontal y complementaria a partir de un marco epistémico común, a partir de lo cual, los alumnos puedan recibir adiestramientos prácticos sobre trabajos de esta naturaleza como parte de un proceso de formación que les ayude a reconocer el lugar que ocupan dentro de un diálogo interdisciplinario.
Es importante destacar que en la actualidad existe dentro de la política científica del gobierno central argentino (SECyT) la voluntad de propiciar programas que tengan una organización científica menos disciplinaria y que tienda a abordar la realidad por "problemas" mediante la constitución de redes temáticas territoriales de carácter interdisciplinario, sin embargo, voluntad similar no ha surgido por ahora de las universidades ni del CONICET, que es donde aún las concepciones unidisciplinarias se encuentran más arraigadas. Por otra parte, en la medida que los equipos que se conformen por esta nueva política, no dispongan de una formación o conciencia interdisciplinaria, tampoco existen garantía de que los resultados superen la sumatoria de enfoques sectoriales sobre los problemas abordados. En fin, la ínterdisciplina es una tarea aún pendiente no solo para quienes abogan para que el problema del hábitat social, sino también muchos otros problemas similares, sean abordados integralmente en las prácticas docentes, de investigación y extensión universitaria en la Argentina.


Con este gráfico final sólo se sintetizan los lineamientos conceptuales antes propuestos para avanzar hacia la ínterdisciplina y sus supuestos epistemológicos en las distintas asignaturas universitarias que abordan el problema del hábitat social entre sus contenidos, pero como bien se ha explicado, es posible (y necesario) hacerlos extensivos hacia otras carreras y problemas. Ahora bien estos lineamientos son solo conceptuales y l e s corresponde a los especialistas en políticas académicas elaborar propuestas formales más ajustadas a los argumentos esbozados en este trabajo (17).

BIBLIOGRAFÍA

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NOTAS

(1)Este artículo es una versión enriquecida de la ponencia presentada en el XI Encuentro de la Red ULACAV, realizado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina) entre el 29 de septiembre y el 1º de octubre de 2005. Se agradecen los comentarios recibidos en el Encuentro que han permitido mejorar este trabajo.
(2)Los fundamentos teóricos de estas políticas se basaron en el supuesto de que el modelo económico neoliberal traería a largo plazo resultados sociales positivos y que la pobreza y exclusión serían superadas por el desarrollo de la economía de mercado, por eso tuvo un fuerte sentido compensatorio o de contención a los efectos del ajuste y no un carácter estructural de superación.
(3)Tales como: (i) las consecuencias que ellas han dejado en la reproducción de la pobreza, (ii) la contribución que su usos con fines electorales han tenido en la constitución de un campo social altamente fragmentado y conflictivo, o (iii) el aporte que ciertos programas habitacionales han realizado al aislamiento social de los pobres, etcétera (Barreto, Benítez, Attías, 2003; Barreto, Zavala, Giró, Benítez, Fernández, 2004; Barreto, 2005a).
(4)Es importante señalar que en esta reconceptualización de la pobreza también mucho ha tenido que ver la predominancia de nuevos paradigmas científicos en las ciencias sociales, tales como el posmodernismo, el constructivismo, etc.
(5)La Focalización fue un criterio de gestión de la política social opuesto al de la universalidad, diseñada para identificar las diferentes situaciones de pobreza conceptualizadas y asignar eficientemente el gasto social a quienes correspondiese. El Desarrollo Social fue definido por tres conceptos claves: "capital social", "participación comunitaria" y "fortalecimiento de la sociedad civil": El capital social fue concebido como posible de construirse participativamente mediante el fortalecimiento de las relaciones comunitarias, consideradas como activos económicos importantes para la reversión de los factores de pobreza y el fortalecimiento de la sociedad civil, bajo los preceptos de la gestión asociada, se constituyó en el eje de la implementación participativa de la política social.
(6)Es pertinente señalar que siguiendo los lineamientos de los organismos supranacionales, la política habitacional de los años noventa en la Argentina promovió dos vías de acción: la primera, buscó facilitar la participación de los agentes privados de la economía, merced a políticas crediticias, y la segunda, orientó su producción conjuntamente con las nuevas políticas sociales dirigidas a aliviar el problema de la pobreza (Cuenya, 2000, Informe Misión de Investigación, 2004). Claro que este esquema, sostenido con fondos internacionales desde Unidades Ejecutoras especiales, convivió con la política habitacional tradicional del Fondo Nacional de la Vivienda, que continuó como rémora del sistema de bienestar de décadas pasadas (Fernández Wagner, 2004), aunque con mucho menor financiación.
(7)Tales como los programas nacionales, "Habitar-Brasil", "Chile-Barrio", "Integración de Asentamientos Irregulares" de Uruguay y "Mejoramiento de Barrios de Argentina", entre otros, y los programas locales, como "Favela-Bairro" de Río de Janeiro, "Desmarginalización" de Bogotá y "Rosario Hábitat", entre otros
(8)Tales como los de consolidación, progresividad y participación, así como una mayor integralidad en el concepto de vivienda (para el caso de Argentina véase aportes de autores, tales como Oscar Yujnovski) (1984) o Víctor Pelli (1996; 2005).
(9)Puede tomarse por caso el tema de la participación social, que ha sido uno de los objetivos fundamentales del nuevo concepto de "Desarrollo Social". Tal como ha señalado uno de los teóricos del tema dentro del hábitat popular en Latinoamérica, el arquitecto Víctor Pelli, el modo en que ella se instrumentó en los programas de los años noventa, distó mucho de significar un reconocimiento de sus derechos políticos como "decisores, controladores, organizadores y opinadores sobre las definiciones básicas de los problemas y de las soluciones habitacionales instrumentadas". Por el contrario, según Pelli: Una versión más reciente de los modelos de política habitacional aplicados en nuestros países plantea la introducción de la premisa de participación en su estructura, pero no la modificación de los rasgos esenciales de estas estructuras, ni sus objetivos, ni la definición del problema a resolver. En esta versión el problema sigue siendo la carencia de bienes y servicios, la solución sigue siendo su producción y
transferencia, y la estructura continúa dejando las decisiones y los controles en manos del actor que provee los recursos y las decisiones institucionales.
La participación del habitante no cuenta de esta manera con espacio para ejercerse genuinamente y se reduce a una versión atrofiada, limitada en la mayoría de los
casos al aporte de mano de obra y en casos ligeramente más sofisticados, al aporte de materiales y decisiones operativas u opciones guiadas" (Pelli, 1997).
(10)Una visión "viviendistica" es aquella que responde a las necesidades habitacionales de los afectados por situaciones de pobreza de manera sectorial a partir exclusivamente de mejorar los aspectos físicos del hábitat a través del objeto material vivienda nueva, sin tener en cuenta las otras dimensiones del problema de la pobreza. Esta visión, muy extendida en la formación del arquitecto, es muy aceptada también en la economía, dado que favorece a la política y los grupos de poder ligados a la industria de la construcción. Finalmente hay que señalar también que esta visión es tributaria de una tendencia académica general casi hegemónica a nivel mundial, que concibe la arquitectura únicamente como una materialidad física y no una respuesta integral al hábitat humano.
(11)Cabe mencionar que existen muchos otros problemas abordados comúnmente por los arquitectos que requieren un enfoque y una concepción epistemológica similar, tales como los de la gestión y la planificación urbana, etcétera.
(12)Aunque, por supuesto, sus fundamentos reconocen bases epistemológicas muy anteriores y descubrimientos científicos que desde principio del siglo XX vienen cuestionando la concepción positivista de los problemas científicos (García, 1986).
(13)Morin propone, en contraposición a los principios de disyunción y reducción sobre los que la ciencia positiva moderna construyó la división y especialización del conocimiento moderno, tres principios sobre los cuales debería apoyarse la construcción de un nuevo paradigma de la complejidad: 1) El Dialógico, que considera que orden y desorden son términos antagónicos, pero que colaboran y producen organización. Este principio permite mantener la dualidad en el seno de la unidad. Asocia dos términos a la vez complementarios y antagónicos; 2) La Recursividad organizacional, porque un proceso recursivo es aquél en el cual los productos y los efectos son, al mismo tiempo, causas y productores de aquello que los produce (Proceso del remolino); y 3) El Hologramático, dado que en un holograma físico, el menor punto de la imagen del holograma contiene la casi totalidad de la información del objeto representado. No solamente la parte está en el todo, sino que el todo está en la parte (Morin, 1995).
(14)Durante varios años en la Cátedra de Sociología Urbana, de la carrera de Arquitectura de la UNNE (Argentina) hemos tratado de trabajar pedagógicamente para que los alumnos realicen una aproximación integral de los problemas urbanos y muy especialmente del hábitat social informal, tanto teórica como prácticamente a través de trabajos de campo (Barreto; Benítez, 2002), sin embargo, esta experiencia no siempre ha sido reconocida como tal y en muchos casos, ha sido vista con desconfianza por quienes practican el paradigma convencional de formación, fuertemente predominante en el currículo de formación actual. Al grado que esta asignatura fue duramente cuestionada y recortada en el proceso de reforma curricular recientemente finalizado en esta facultad. Quedando en la actualidad dentro de ella, muy poco espacio para el tratamiento de esta temática en particular, aunque los alumnos aún reciben instrucción teórica sobre esta concepción epistemológica, que al no ponerla en práctica, resulta pedagógicamente poco eficiente.
(15)En nuestro caso particular, en los últimos tres años, junto a otros profesores (Giró, Benítez, 2005), hemos podido llevar adelante otra experiencia similar en una de las cátedras de Taller del último año (Arquitectura V "B") de esta carrera, en carácter de profesores invitados, en el marco de una experiencia de convergencia docente que busca superar las limitaciones curriculares actuales (Barreto y otros, 2003), mediante afinidad con la docente titular de esta cátedra, donde se están obteniendo resultados muy satisfactorios, teniendo en cuenta el enfoque que adquieren los productos finales de algunas de las tesis realizadas por los alumnos de esta cátedra, tanto sobre la temática del hábitat social, como la gestión urbana y territorial en general.
(16)Es cierto que en la actualidad en ciertas carreras y universidades argentinas existen sistemas de créditos homologables para que los alumnos puedan cursar con reconocimiento asignaturas en otras carreras. Si bien este sistema permite reconocer otras prácticas disciplinarias, es muy limitado para lograr la interdisciplina. Y en los campos de la Investigación y la extensión aún no existen sistemas que permitan intercambio de esta naturaleza.
(17) En el XI Encuentro de la Red ULACAV, se han realizado otros aportes en esta dirección, tales como las presentadas por el Arquitecto Víctor Pelli en una de las Conferencias Abiertas del Encuentro y la ponencia presentada por el Mg. Ing. Ariel Gonzáles y otros.