Revista invi Nº 62, Mayo 2008, Volumen 23: 75 a 97

LA CALIDAD DEL ESPACIO PÚBLICO EN LA CONSTRUCCIÓN DEL PAISAJE URBANO. EN BUSCA DE UN HÁBITAT EQUITATIVO

THE QUALITY OF PUBLIC SPACE IN URBAN LANDSCAPE BUILDING. IN SEARCH OF EQUITABLE HABITAT

Sandra Caquimbo Salazar*

*Arquitecta Colombiana, Mg. en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad. Especialista en Vivienda social. Académica del Instituto de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile. scaquimbo@uchile.cl

Habitar en la región más urbanizada e inequitativa del mundo, suscitó esta reflexión sobre cómo a través del diseño se puede lograr un cambio cualitativo significativo en los espacios públicos de áreas habitacionales urbanas, que aunque no contribuya directamente a solucionar problemas estructurales de pobreza y desigualdad, sí puede ayudar a mejorar y equilibrar las condiciones de vida de la población. Se trata del análisis del espacio público habitacional desde la perspectiva del paisaje, enfocado en el estudio específico de la dimensión física de este último como objeto de valoración en la interrelación entre las personas y el territorio, contribuyendo al establecimiento de conexiones que permitan a éstas asignar un significado al lugar donde viven. Este artículo fue realizado a partir de un extracto de la tesis "El espacio público habitacional como paisaje urbano: Una mirada a áreas periféricas de vivienda social en Santiago de Chile", desarrollada por esta autora para obtener el grado de magíster en Paisaje, Medio Ambiente y Ciudad, en la maestría del mismo nombre, organizada por el Programa Alfa, Red Pehuén y financiada por la Comunidad Europea, cuya sede para la versión 2005-2006 fue la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Palabras Claves: Espacio Público, Paisaje Urbano, Vivienda, Diseño Urbano, Calidad Residencial

To live in the most urbanized and inequity region of the world, made me wonder how through designing, a significant qualitative change could be made in the urban housing public space, and although it will not solve the structural problems of poverty and inequity: it can help to balance and improve the people's living conditions. It refers to the analysis of public housing space from the landscape perspective, focusing on the study of the specific physical dimension as assessment variable in the relationship between people and space, so it allows to establish bonds that give meaning to the place they inhabit. This article was written from elements taken from the thesis "The Housing Public Space as Urban Landscape: An Overview of the social housing in periphery of Santiago in Chile" to get the master's degree on Landscape, Environment, and City given by the Alfa Program, Red Pehuén and financed by the EU, which sat in its version 2005-2006 in the Architecture and Urbanism School of the Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Keywords: Public space, urban landscape, housing, urban design, residential quality

INTRODUCCIÓN: EQUIDAD Y ESPACIO PÚBLICO

El mundo experimenta un proceso de acelerada urbanización, en el que una cuarta parte de la población que habita las ciudades vive por debajo del umbral de pobreza, según lo informado por Naciones Unidas en la Declaración sobre las Ciudades y otros Asentamientos Humanos en el Nuevo Milenio. Este fenómeno se ha concentrado especialmente en los países en desarrollo, dentro de los cuales América Latina y el Caribe pasó a ser la región más urbanizada, con un 75% de las personas viviendo en ciudades y con cerca del 43% del total de la población regional -aproximadamente 222 millones de personas- en condición de pobreza (1). Además, continúa siendo la región más inequitativa del mundo, en donde "la extrema pobreza y las carencias que enfrentan vastos sectores de la población no sólo son consecuencia del bajo nivel de ingreso en la mayoría de los países [de la región], sino también de la persistencia de una muy desigual distribución de ese ingreso"(2).
Por otra parte, tener vivienda constituye una de las principales expectativas de desarrollo para la familia, pues es uno de los factores que contribuye a mejorar las condiciones de vida en los asentamientos humanos, además es considerado mundialmente como necesidad esencial de las personas (3) y como derecho. El acceso a la vivienda es una de las principales preocupaciones de las sociedades a nivel mundial. "Desde que se aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948, el derecho a una vivienda adecuada se ha reconocido como uno de los componentes importantes del derecho a un nivel de vida adecuado"(4) y garantizarlo significa entre otras cosas, según se señala en el Programa de Hábitat, "algo más que tener un techo bajo el que guarecerse "(5).
En este marco, los países miembros de Naciones Unidas han resuelto como parte de una estrategia para la erradicación de la pobreza, "fomentar políticas sociales y económicas destinadas a atender a las necesidades de vivienda de las familias y de sus integrantes" (6). Estrategia que refleja cómo durante las últimas décadas el concepto de pobreza se ha ampliado para considerar, además de carencias materiales, otras deficiencias como "la vulnerabilidad y exposición al riesgo que presentan los hogares o individuos pobres, o la ausencia de poder y la escasa presencia social que limitan sus capacidades y libertades para desarrollar su vida de la forma en que deseen"(7).
Sin embargo, el crecimiento demográfico, sumado entre otras cosas a la concentración de oportunidades en las ciudades, ha dado pie a una demanda habitacional que, como en el caso Latinoamericano, ha superado la capacidad de transformación y gestión urbana. Debido a ello, la población con menores posibilidades económicas y por tanto, menores oportunidades de acceso a la vivienda, debe esperar por una solución habitualmente proveniente del Estado -que en muchos casos no logra atender a los más necesitados-, o procurarse un techo a través de procesos informales de construcción que se van sumando confusamente a la ciudad.
En este contexto, frente al vertiginoso y desordenado crecimiento de las ciudades, la urgencia de soluciones y la escasez de recursos, los esfuerzos se han concentrado en la producción de viviendas como objetos habitables antes que en la construcción de espacios para habitar. Esto configura una diferencia que resulta significativa para quienes tienen que vivir allí, si se tiene en cuenta el significado fundamental que adquiere para esta población lograr establecerse en un territorio, pues por una parte, "la propiedad de la vivienda aparece como un activo de gran importancia (…), entre otras cosas porque, al carecer de ella, aumenta su vulnerabilidad a los ciclos económicos" (8), y por otra, debido a que para dichas familias acceder a una vivienda constituye un gran esfuerzo con limitada posibilidad de elección en términos de localización y de movilidad espacial posterior, lo que aumenta, en este caso, la relevancia de la relación entre las personas y el espacio en el que fijan su residencia.
A la vez, los procesos urbanos actuales propician procesos de segregación generando áreas dispuestas como "constelaciones discontinuas de fragmentos espaciales, piezas funcionales y segmentos sociales"(9). Trozos que presentan entre sí un desarrollo desigual tanto económico, como social y ambiental, haciendo cada vez más difícil la comunicación entre los diferentes grupos de la sociedad, aumentando la inequidad. Dicha fragmentación se expresa claramente en la existente configuración espacial de las áreas habitacionales urbanas y se suma a fenómenos -localizados generalmente en donde se concentra la población mencionada- como el deterioro físico, la ausencia de vitalidad y el abandono de espacios urbanos que no propician la comunicación.
Con las anteriores reflexiones, no se pretende desconocer la importancia de los esfuerzos realizados para mejorar la construcción de la ciudad o la calidad de edificaciones e infraestructuras, ni olvidar la premura latente por atender la demanda; lo que se propone es reflexionar sobre el valor de lo que sucede puertas afuera, sobre la necesidad de un entorno con el cual relacionarse y en donde relacionarse con otros, de manera que el espacio habitacional permita el desarrollo de la vida humana más allá de la supervivencia.
Desde esta perspectiva, se plantea que contar con mayor calidad espacial en áreas habitacionales, aunque no contribuya directamente a solucionar los problemas estructurales de pobreza e inequidad comentados anteriormente, puede ayudar a mejorar y equilibrar las condiciones de vida de la población, en un mundo cada vez más urbano. En este sentido, el espacio público como "lugar de relación y de identificación, de contacto entre las personas, de animación urbana, y a veces de expresión comunitaria" (10), cobra una importancia fundamental en las áreas habitacionales de la ciudad, por lo que su diseño constituye un significativo objeto de análisis, si se quiere aportar a la construcción de asentamientos más humanos.
Habitar implica crear vínculos con el territorio, poder sentirlo como propio, como parte constitutiva del ser en ese lugar. El diseño urbano puede constituir una fuente de alternativas para concebir e intervenir el espacio público habitacional, de tal forma que contribuya a la interrelación entre las personas y el territorio, al establecimiento de conexiones que permitan a éstas asignar un significado al lugar donde viven. Así, pueden favorecerse acciones de apropiación sobre dicho lugar, que propicien a su vez la interacción social, tal como lo señala Del Acebo cuando afirma -al analizar la teoría sobre la ciudad propuesta por Weber- que el equilibrio entre habitante y ciudad es posible "si aquél siente como propio al ámbito donde vive, si existe un sentido de "radical" pertenencia que involucre al sujeto" (11).
A partir de esta reflexión, se llevó a cabo una investigación con el objetivo general de indagar orientaciones de diseño para el espacio público habitacional, encaminadas a una conformación de la dimensión física del paisaje urbano que propicie la generación de vínculos socio-espaciales desencadenantes de procesos de apropiación. En otras palabras, se centró en el análisis del diseño del espacio público habitacional como estudio específico de la dimensión física del paisaje urbano, considerando que las características cualitativas de este espacio influyen en su conformación como lugar de vínculo territorial, social, espiritual, un lugar para habitar.
En este sentido, se analizaron los planteamientos sobre diseño urbano que fueron realizados durante las décadas de 1950 y 1960, motivados por una preocupación fundada en l a deshumanización del espacio, buscando retomar la integración que en ellos se realiza entre la subjetividad humana y los elementos concretos que le dan forma a este último, a través de un enfoque en el que forma, función y símbolo convergen en imagen, dando paso al paisaje. Ello, considerando que una preocupación semejante a la mencionada, aparece manifiesta en los análisis y reflexiones contemporáneas sobre espacio público, de igual forma que surge cuando éste es observado en las áreas periféricas urbanas ocupadas por vivienda social, por lo que parece consecuente recurrir nuevamente a principios que pudieran parecer aspectos elementales de diseño pero que, sin embargo, no se incorporan cuando se proyectan dichas áreas.
Lo que se quiere aportar es un conjunto de herramientas, recuperadas de una profunda reflexión sobre el diseño del espacio urbano, que podrían ser aplicadas en intervenciones orientadas al mejoramiento de espacios públicos habitacionales, asociadas a iniciativas estatales, ciudadanas o privadas y en cuya materialización resultará imprescindible un abordaje transdisciplinar que incluya el involucramiento de los habitantes. Intervenciones puntuales que mediante la cualificación del espacio, logren una valoración positiva por parte de sus ocupantes constituyéndose en el germen para la construcción de la ciudad como "Eutopía", permitiendo el acceso equitativo a territorios en donde se pueda habitar ese "buen lugar".
Ahora bien, considerando, como ya se indicó, que en América Latina y el Caribe la pobreza -a pesar de tener diversas características dependiendo del país al que se haga referencia- presenta como rasgo común una desigual distribución del ingreso que identifica a la región como la más inequitativa, se eligió observar espacios públicos habitacionales en áreas periféricas urbanas localizadas en Chile, ya que además de ser un país que presenta dicha condición de inequidad, ha experimentado importantes transformaciones en el tipo de carencias que constituyen su pobreza, las cuales en términos generales han pasado de ser de carácter principalmente material, asociadas con la supervivencia, a ser deficiencias de carácter social, relacionadas con las posibilidades de contacto entre las personas, de integración a la sociedad.
Así mismo, resultó relevante enfocar esta investigación en el caso chileno, pues coincide con un momento en el que la política urbana de gobierno considera dentro de sus propuestas, orientar acciones a generar calidad urbana a través de "bienes públicos", entre ellos los espacios públicos, manifestando que dichos bienes "impactan directamente en la calidad de vida, las oportunidades de las personas y la cohesión social"(12), y señalando específicamente que "los espacios públicos son la mejor forma de fortalecer la vida cívica, la participación y la integración social" (13).
En síntesis, la investigación desarrollada se funda en la idea de que a través del diseño se puede lograr un cambio cualitativo significativo en los espacios públicos de áreas habitacionales urbanas, contribuyendo a mejorar las condiciones de vida de su población. Idea que además invita a la reflexión sobre la validez de postergar la atención de necesidades habitacionales que aunque no se consideren urgentes debido a que no involucran la supervivencia, son importantes para el desarrollo humano y hacen parte del derecho a una vida digna, requiriendo para ser abordadas, más que grandes inversiones económicas, ser entendidas desde un punto de vista diferente.

ESPACIOS PARA HABITAR

Teniendo en cuenta la problemática urbana y habitacional comentada, se considera importante exponer al lector algunas consideraciones generales con respecto al enfoque conceptual desde el cual se están abordando las nociones de vivienda y espacio público, pues se cree indispensable entender que hablar de vivienda implica mucho más que resolver unidades habitacionales y que, en este sentido, el espacio público localizado en áreas residenciales de la ciudad constituye una pieza clave en la conformación de espacios para habitar.

Vivienda: espacio habitable

La vivienda es más que un objeto para la supervivencia humana. Hablar de vivienda implica ineludiblemente hablar de quienes viven en ella, de las relaciones que establecen con el espacio en su proceso de habitar, las cuales se extienden fuera de los límites de la edificación a la cual suele circunscribirse este concepto. "La vivienda no es sólo un "topos" (14) material; tiene un sentido relacional con la sociedad"(15).
Desde esta perspectiva, puede entenderse a la vivienda como unidad físico-espacial que hace parte de "un sistema integrado además por el terreno, la infraestructura de urbanización y de servicios, y el equipamiento social-comunitario, dentro de un contexto cultural, socio-económico, político y físico-ambiental" (16). Así mismo, como un proceso cuyas fases-prospección, planificación, diseño, producción, provisión, alojamiento y administración- se desarrollan en el tiempo de forma no necesariamente secuencial (17). Todo ello conside- rando que, a la vez, es el espacio en el que habita un grupo familiar que lleva a cabo en su interior y entre sus integrantes, comunicaciones con sentido (18) a partir de las cuales dicho grupo puede ser reconocido como sistema de comunicación. Según Sepúlveda y otros (19), los sistemas de comunicación -como la familia, el vecindario o la comunidad- establecen fronteras de sentido con un correlato físico que hace posible situar la comunicación simbólica, fronteras dentro de las cuales ciertas acciones resultan significativas para el grupo.
Con respecto a esta relación entre los grupos sociales y el espacio en el cual habitan, es importante hacer mención del concepto "lugar residencial", sobre el cual Campos y Yávar comentan que "es considerado como un centro ordenador de la experiencia, el "lugar urbano conocido" desde el cual se observa lo otro, lo diferente, la alteridad que crecientemente genera temor en las grandes ciudades. Así, también, se comprende como el lugar organizador de las actividades diarias, eje del devenir cotidiano"(20). Del mismo modo, aclaran que desde una perspectiva operativa esta noción incluye un sesgo positivo, siendo definida en función de determinadas características que debe poseer un territorio para ser considerado un "buen lugar para vivir", aunque el concepto en sí mismo no implique dichos atributos positivos.
También explican que esta noción ajusta su significado a partir de la crítica hecha desde algunas disciplinas, respecto a que la idea de residencia asociada a la estabilidad y al arraigo resultaría utópica en un medio urbano cada vez más determinado por la movilidad, la fragmentación y la falta de identificación, al incorporar a dicho concepto la dimensión humana del movimiento en la ciudad, señalando que el "lugar residencial" es, a la vez, permanencia y movimiento. Es a través del movimiento que las personas despliegan su imaginación para construir la imagen del lugar, movimiento que determina además, las acciones específicas con las cuales se constituye el modo de vida desarrollado en dicho lugar.
Estas dimensiones -imagen y modo de vida- permiten estudiar, afirman, la relación entre las personas y el ambiente construido que habitan. Ya que por una parte, la imagen del lugar como construcción simbólica es resultado de la experiencia de ocupar el espacio construido, proceso en el que influye entre otras variables: "La evaluación y significación que los habitantes tienen de lo construido"(21). Por otra parte, el modo de vida es una construcción concreta que desarrollan las personas a partir de su experiencia de habitar un determinado lugar, siendo fundamental en este proceso la posibilidad y la efectiva realización de actividades, para lo que de igual manera, resulta esencial un adecuado acondicionamiento del espacio, haciéndose evidente de esta forma la importancia que tiene una buena calidad del espacio urbano en la construcción del lugar residencial.
En relación con estos planteamientos, se considera importante a la "calidad" como noción que es imprescindible incorporar en la reflexión sobre el espacio habitacional urbano. Según el Diccionario de la Lengua Española, la calidad es la "propiedad o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor"(22), de lo cual se deduce que este concepto está relacionado tanto con las características propias del objeto como con la evaluación que se realice de él. Ahora bien, si se tiene en cuenta que en este caso el objeto a valorar es el espacio habitacional, a través de esta reflexión se plantea como posible propiciar una valoración positiva de la calidad de los sectores habitacionales, si se interviene sobre las características del objeto de valoración, el espacio construido.

Espacio público como paisaje urbano

El espacio público desempeña un papel primordial en los sectores habitacionales urbanos, ya que constituye el lugar de encuentro con el otro y de vínculo con el territorio como objeto de significado. "Es un lugar de relación y de identificación, (…) de contacto entre las gentes, de animación urbana, a veces de ex- presión comunitaria. (…) Configura el ámbito para el despliegue de la imaginación y de la creatividad" (23). En este sentido, de acuerdo con Borja y Muxí, los espacios públicos deben constituir puntos de referencia en la ciudad, lugares con sentido que propicien el intercambio y la expresión ciudadana.
Al respecto, describen al espacio público como el lugar de la heterogeneidad cultural, social y funcional, por lo que debe favorecer la apropiación de distintos grupos humanos en condiciones de igualdad. Esta cualidad, sostienen, se logra principalmente a través de la diversidad, la cual contri- buye al desarrollo de múltiples funciones en un mismo espacio y potencia la capacidad evolutiva de éste. "El espacio cotidiano es el de los juegos, de las relaciones casuales o habituales con los otros, del recorrido diario entre las diversas actividades y del encuentro. Este espacio coincide con el espacio público de la ciudad. Por eso favorecer el espacio público dándole cualidades estéticas, espaciales y formales facilita las relaciones y el sentimiento de pertenencia al lugar. Además estas cualidades permiten el uso del espacio por parte de todos sin excluir a nadie" (24).
Por su parte, Segovia y Jordán destacan que dicha heterogeneidad caracteriza al espacio público como lugar de aprendizaje, aprendizaje de la sociabilidad al ser espacio de encuentro cotidiano, y a la vez, de la alteridad, porque gran parte de este encuentro se realiza en anonimato. Así mismo, señalan que "en una visión de heterogeneidad (...), es de enorme importancia la identificación de la gente con lugares simbólicos: un espacio con capacidad de provocar comunicación" (25), para lo cual, a través de las intervenciones físicas sobre el espacio se puede propiciar junto a la diversidad de usos, la asignación de significados.
Estas consideraciones sugieren una reflexión sobre la calidad que debe tener "todo" espacio público en la ciudad, haciendo énfasis en que sea "todo", pues de lo contrario, el desequilibrio puede agravar los problemas de segregación e inequidad presentes en la ciudad contemporánea -presentados en la introducción a este artículo-, lo que lamentablemente constituye la situación actual. En referencia a lo cual Borja y Muxí sostienen que, mientras más contenido social tiene un proyecto urbano, mayor es la importancia de la forma, el diseño y la calidad de los materiales, enfatizando en que la buena calidad del espacio público no es despilfarro, sino un compromiso ético. "El derecho (...) a sentirse orgulloso del lugar en el que se vive y a ser reconocidos por los otros, a la visibilidad y a la identidad, además el disponer de equipamientos y espacios públicos cercanos, es una condición de ciudadanía"(26). En otras palabras, el espacio público es un indicador de calidad urbana.
Nuevamente en concordancia con estas ideas, Segovia y Jordán afirman que el espacio público, especialmente en sectores habitacionales de bajos ingresos, puede ser objeto de valoración altamente positiva debido a las oportunidades de recreación y esparcimiento que proporciona, ya que cuando las familias habitan unidades de vivienda muy pequeñas, este espacio constituye un complemento así como un desahogo del espacio cotidiano. Así mismo, respecto a lo que sucede en la ciudad contemporánea, comentan que a causa de la baja calidad del espacio público las personas desarrollan una percepción de inseguridad ante la cual abandonan dicho espacio, "refugiándose" en lugares privados, con la consecuente pérdida de intercambio social, de la actitud de interés y respeto por el otro. Este abandono a su vez, ocasiona el progresivo deterioro del espacio que en un proceso cíclico, aumenta también progresi- vamente la inseguridad.
La seguridad está directamente relacionada con la vitalidad del ambiente urbano, con la intensidad de uso del espacio público, según explican Borja y Muxí. Éste es el lugar donde se hacen evidentes los problemas sociales, económicos y políticos de la ciudad, por lo que sus deficiencias aumentan la marginación y el temor entre sus habitantes. "Los sectores populares son precisamente peligrosos porque se les aísla, porque se les recluye en territorios sin lugares, es decir, carentes de atributos y significados, porque no pueden sentirse orgullosos de su casa y de su barrio" (27). La segregación marca las diferencias, impide el encuentro a partir del cual se acepta que el otro es diferente, fabrica un espejismo de tranquilidad al vivir entre "iguales".
Resulta entonces prioritaria la buena calidad de los espacios públicos, si se pretende contribuir a mejorar las condiciones de vida de la población urbana en situación de pobreza. Uno de los aspectos importantes para cualificar positivamente dichos espacios radica en su diseño, por lo cual, si se tiene en cuenta que "la calidad tiene relación tanto con las características propias de un objeto como con la evaluación que de éste se haga" (28), la relación que se establezca entre el espacio conformado a partir del diseño y los aspectos socio-culturales de quienes lo habiten, determina el valor que éstos le asignan a la calidad del lugar.

DISEÑO DEL ESPACIO URBANO

Cuando el diseño del espacio público logra establecer una comunicación armónica con quienes lo habitan, favorece acciones de apropiación sobre él como manifestación del vínculo que desarrollan las personas con el territorio, a la vez que -como ya se mencionó-, otorga el ambiente adecuado para el establecimiento de dinámicas sociales colectivas. Dada la importancia de esta relación entre habitante y territorio, resulta casi "natural" asumir un punto de vista que integre espacio físico y percepción, materia y significado, lo que en las décadas de 1950 y 1960 constituyó uno de los principales caminos explorados en la discusión teórica sobre el diseño urbano, y que actualmente configura el fundamento de la disciplina del paisaje, una de las tendencias de diseño y ordenamiento de la ciudad que está siendo desarrollada con gran impulso.
Sobre dicha relación, Augustin Berque (29) señala que la forma de los asentamientos humanos depende de cómo las sociedades perciben su entorno y que la percepción de éste depende a su vez de la organización de dichos asentamientos. En concordancia con este enfoque, el presente escrito sostiene como una de sus ideas fundamentales que el paisaje urbano es una construcción social creada a partir de la percepción de la dimensión física del espacio de la ciudad, dimensión influenciada - tal como lo indica Arias (30)- por el proceso temporal durante el cual el hombre ha ido transformando junto con el espacio físico, el significado a él asociado.
Así mismo, comprender la forma en que una comunidad se relaciona con su entorno constituye la materia prima para cualificar el diseño de los espacios públicos, sobre lo cual Donadieu plantea que, cuando los espacios públicos están diseñados con esta mirada, se busca, más allá de crear funcionalidades, animar e identificar los lugares de manera que se generen condiciones de apropiación social, que transformen espacios anónimos en puntos singulares y atractivos del territorio. De esta manera, afirma, que el proyecto de paisaje "inventa formas de un espacio público para, de un lado, construir la identidad visible de cada lugar y, del otro, crear las condiciones de una relación unitaria en el contexto urbano"(31); "tiene la ambición, por un lado, de crear pertenencias sociales locales, identificaciones a lugares de hábitat y, por otra parte, de valorizar los lugares de las sociedades y sus productos"(32). Ante lo cual manifiesta que la transformación del territorio constituye actualmente un desafío para la sociedad, pues ya no se entiende como un soporte neutro de actividades, sino que debe ser estructurado con eje en el "hombre sensible", en busca del sentido de su espacio vital.
Por otra parte, Ruiz (33) señala como un problema social el vivir en espacios anónimos e indica que como sociedad no se dispone del tiempo para esperar a que "naturalmente" los espacios urbanos se enriquezcan al complejizarse, sugiriendo reproducir las diversidades conocidas y necesarias, a través de los mecanismos con los que se cuenta actualmente para construir la ciudad. Así mismo, sostiene que es necesario entenderla como un proceso y orientar las transformaciones que se sabe van a ocurrir, teniendo como horizonte la idea de la ciudad en la que se quiere habitar.
Con una idea afín a ésta, de recurrir a los elementos con los que ya contamos para construir ciudades acordes con quienes las habitan, se desarrolló una investigación -presentada como tesis de maestría (34)- que recurre a la producción intelectual desarrollada durante las décadas de 1950 y 1960 sobre el diseño del espacio urbano, planteando que puede aportar orientaciones para analizar y proyectar el espacio concreto, que incluyan la dimensión subjetiva de éste como lugar de emoción y significado, en espacios públicos estructurantes de áreas habitacionales en la periferia urbana contemporánea, mejorando su calidad como espacios para habitar, su potencial de interacción con quienes los habitan.
Las décadas mencionadas pueden ser identificadas como un período de gran discusión teórica sobre el diseño urbano, desarrollada como reflexión crítica sobre las circunstancias que afectaban en ese momento a la ciudad moderna y como búsqueda de nuevas alternativas para la intervención urbana. Así, se produce una valiosa experimentación y producción de ideas que aunque provienen en su mayoría de la arquitectura y el urbanismo, poseen enfoques diversos y a veces contradictorios, permitiendo realizar una lectura intencionada en busca de aspectos complementarios que, siendo interpretados con una visión contemporánea, constituyan la base para esbozar una reflexión sobre la actual problemática del espacio público urbano.
La exploración de ideas emprendida en ese momento, propone un cambio en la forma en que es comprendido el espacio de la ciudad, volcando la mirada hacia el espacio público, vinculándolo a la noción de paisaje urbano, con lo cual se orienta la reflexión hacia la posibilidad de incorporar la dimensión subjetiva del ser humano en el diseño del espacio concreto, considerando aspectos como la cultura, la identificación, el uso del espacio, la memoria colectiva y el significado, entre otros. De esta manera, se realizó una numerosa producción literaria relacionada con el diseño urbano -publicada principalmente durante la década de 1960-, que ha influido significativamente en el desarrollo del pensamiento sobre la ciudad desde entonces hasta nuestros días.

Entre dichas obras, fueron seleccionados los cuatro libros destacados en la Tabla 1, buscando incluir la diversidad de enfoques comentada, para construir a partir de su lectura analítica una síntesis conceptual de aquellas orientaciones de diseño que pudieran ser factibles de incorporar en el diseño de los espacios públicos, como punto de partida para el mejoramiento de la calidad de los mismos. Así, mientras Lynch aportó a través del concepto de imagen ambiental, una aproximación a la idea de paisaje como construcción mental que surge a partir de la relación con el espacio físico de la ciudad; Jacobs entregó una visión centrada en la relación entre el espacio y las personas, desarrollada desde la perspectiva de los procesos sociales influidos por dicha relación. Por su parte, Cullen proporcionó la perspectiva de la interacción entre ser humano y territorio, en cuanto a los mecanismos de relación que se dan a través de la percepción de los estímulos del medio ambiente físico; y finalmente, Rossi
complementó el análisis, con una mirada a la conformación del espacio urbano como construcción cultural, asociada a la asignación de valores significativos al espacio físico por quienes lo habitan.
La síntesis conceptual elaborada permitió identificar, en el discurso de cada uno de los autores seleccionados, parámetros de diseño relacionados con la calidad del espacio público urbano, permitiendo estructurar una visión integral a partir de la cual fueron propuestos cinco principios básicos para la configuración del espacio público como paisaje urbano: Estructura, Secuencia, Carácter, Intervalo y Significado. La Estructura se refiere a aquellos aspectos vinculados con la organización del espacio público urbano y a las relaciones que la determinan. La Secuencia incluye temas asociados al movimiento a través de dicho espacio. El Carácter tiene que ver con las cualidades que permiten identificar un determinado sector urbano. El Intervalo hace referencia a los intersticios de cambio en las condiciones del espacio urbano. Y finalmente, el Significado se refiere a la forma en que las personas establecen vínculos con el espacio que ocupan.
Además, aunque existen nuevas necesidades que exigen del espacio público nuevas funciones y formas, aquellos parámetros orientados a la configuración del espacio público como paisaje urbano, es decir, que integran las dimensión subjetiva en la concepción del espacio concreto, son factores que determinan la calidad espacial; una preocupación constante para quienes reflexionan sobre la construcción de la ciudad, cuya vigencia se hace evidente en las coincidencias encontradas con aquellas características que actualmente se discuten como ineludibles para afrontar las problemáticas asociadas a la búsqueda de un mejor diseño para el espacio urbano y reseñadas en el capítulo Espacios para Habitar.
En consecuencia, la organización de los parámetros según los principios propuestos busca acercar la riqueza de la reflexión estudiada a una instancia operativa, sistematizándola para que pueda orientar el análisis, valoración y, por lo tanto, la futura intervención sobre la dimensión física del paisaje urbano. Con esta intención se elaboró la Tabla 2, en la cual se conserva la referencia al autor y enfoque desde el cual surgieron los diferentes parámetros, pero agrupán- dolos de acuerdo a cada uno de los principios propuestos. Así mismo, a modo de relación con la fuente, se conservó frente al nombre del autor correspondiente, el término específico bajo el cual fueron planteados los parámetros de un determinado principio.

EL ESPACIO PÚBLICO HABITACIONAL. ESTUDIO DE CASO

Tironi manifiesta que una "nueva pobreza" surge en Chile a partir de la década de los '90, marcada por "una inequitativa distribución del ingreso y, ante todo, una percepción de desencanto y desigualdad -por parte de pobres e intelectuales-, a pesar de todos los logros materiales alcanzados"(35), que permite describirla como una pobreza de calidad más que de cantidad. Así mismo, indica que la actual pobreza presenta un claro carácter urbano al estar concentrada en las grandes ciudades y está fuertemente determinada por factores espaciales, enfocándose en aquellos referidos a áreas habitacionales, afirmando que "ante condiciones sociales, económicas y culturales idénticas, la pobreza será distinta según la calidad de su hábitat, el cual ofrece -o niega- fuentes de trabajo, servicios básicos, posibilidades de transportes, áreas verdes, espacios de recreación, de consumo, de culturización, etc.",(36) es decir, que la calidad del lugar de residencia determina la manera en que es experimentada la pobreza.
De esta forma, señala como problema fundamental a la segregación residencial, definida por Sabatini como "procesos de localización residencial -voluntarios o dirigidos- que cumplen, con mayor o menor fuerza, tres condiciones (...): concentración espacial del grupo; homogeneidad social del área, y percepción de la segregación objetiva"(37). En Chile, estos procesos han estado de- terminados principalmente por dinámicas desencadenadas por una política liberal de suelo que ha concentrado a la mayoría de las familias en condición de pobreza en la periferia urbana, donde habitan, según puntualiza Tironi, alguna forma de vivienda social: "los pobres -o al menos sus nuevas generaciones- viven en algún tipo de conjunto o villa de vivienda social subsidiada -gestionada, localizada y construida- estatalmente" (38). Las tendencias que ha presentado la edificación de esta forma de vivienda en las últimas décadas: proyectos con gran cantidad de unidades conformando importantes extensiones territoriales
homogéneas; primacía de la tipología de vivienda en altura a causa de una necesidad de densificación generada por los altos valores del suelo urbano; y por esta misma razón, locali- zación periférica, responden precisamente a dichos procesos.
En este contexto, se decidió confrontar a partir de la sistematización de parámetros realizada, los aportes rescatados de la reflexión estudiada, con los actuales espacios públicos localizados en áreas habitacionales periféricas de la ciudad de Santiago de Chile, capital nacional en donde se concentra la mayoría de la población, en consecuencia con el carácter urbano que posee en la actualidad la pobreza en el país. La observación de estos espacios a través de la perspectiva construida con la síntesis conceptual, permitió verificar la validez de principios y parámetros para abordar aspectos de diseño, involucrados en la construcción física del paisaje urbano, en espacios públicos habitacionales contemporáneos. Con tal propósito, y considerando las características comentadas sobre la actual pobreza en Chile, se seleccionaron para su observación los conjuntos de vivienda social presentados en la Tabla 3, construidos a partir de la década del '90 en comunas periféricas de la ciudad (ver Plano 1):

 

A partir de esta selección, se desarrolló un análisis valorativo de espacios públicos localizados en estos conjuntos o en su contexto inmediato, de acuerdo con cada uno de los principios propuestos para la configuración del espacio público como paisaje urbano, a través del cual se lograron determinar problemáticas de diseño actualmente existentes en áreas habitacionales periféricas, las cuales fueron asociadas con cada uno de dichos principios mediante la indicación de los parámetros relacionados en cada caso, tal como se ilustra en el ejemplo:

Análisis valorativo

Principio: Estructura

Tema: Configuración del Espacio Urbano

Problemática: Espacios y Equipamientos no consolidados; Homogeneidad de uso

Parámetros: Continuidad; Diversidad, Jerarquía visual; Claridad de empalme

Imagen 1. Áreas de difícil consolidación: Valle de la Esperanza I (izquierda y centro). Homogeneidad residencial: Héroes de Iquique II (derecha).

Fotos izquierda y centro: Autora, 2004. Foto derecha: Investigación FONDEF D00I1039, Archivo INVI

Según lo observado, la ocupación de la manzana se realiza a partir de tipologías de agrupación de bloques de viviendas, que distribuidas en su superficie la fragmentan en espacios de menor tamaño, hacia cuyo interior se concentra la actividad habitacional dando la espalda al exterior, al espacio público. Dichas agrupaciones, a su vez, son encerradas a través de rejas, que sumadas a los muros de separación entre conjuntos, dan lugar a áreas aisladas de difícil consolidación y rápido deterioro. Esta circunstancia, asociada a un extenso uso residencial en el sector que desconoce las diversas necesidades que surgen al habitar un lugar, deja a la calle como espacio homogéneo, una simple línea de tránsito a lo largo de la cual nada sucede, perdiendo su potencial como lugar de comunicación, de intercambio con el otro.

Principio: Secuencia

Tema: Circulación Peatonal

Problemática: Ocupación irregular del espacio público; Obstaculización de la circulación peatonal

Parámetros:Sentido dirección; Predominio Visual, Conciencia movimiento, Diferente dominio; Cualificación superficies

Imagen 2. 1) Franja de espacio público parcialmente ocupada por ampliaciones irregulares; 2) Obstáculos a la circulación peatonal; 3) Preferencia peatonal de circulación por la calzada. Valle de la Esperanza I (izquierda); Santa Teresita de los Andes (derecha). Fotos: Autora, 2004.

En general, en las áreas urbanas conformadas por conjuntos habitacionales como los que se analizaron, la acera no constituye un elemento objeto de diseño, siendo más bien una franja paralela resultante del trazado vial para la separación entre las edificaciones de vivienda y las calzadas. Esta limitada comprensión de dicho elemento se refleja, por una parte, en su construcción a través de superficies de materialidad homogénea y escasa dimensión, o en caso contrario, con tal ambigüedad en cuanto a la definición de su carácter público, que favorece la apropiación parcial de su superficie para uso privado. Y por otra parte, en la reiterada disposición de diversos obstáculos como luminarias, vegetación, etc., entorpeciendo la circulación peatonal, que debería constituir su función principal.
Con base en este análisis, se concluyó la verificación presentando una síntesis de los parámetros relacionados -estructurada también según principio-, integrando en ella las diferentes orientaciones de diseño propuestas para cada parámetro por los autores consultados. Orientaciones representadas de manera paralela, mediante la elección de imágenes objetivo que ilustran cómo algunas de ellas pueden ser puestas en práctica para lograr espacios públicos de mayor calidad, como se observa en el ejemplo presentado. Las imágenes que fueron elegidas corresponden a espacios urbanos de la ciudad contemporánea, en su mayoría habitacionales, reforzando la idea de que aunque la reflexión de base fue desarrollada en un contexto histórico, socio-cultural, económico y geográfico diferente a la realidad espacial con la que se constata, las orientaciones que de ella se derivan contienen fundamentos aún vigentes (parámetros), en términos del mejoramiento de la calidad del espacio público concebido como dimensión física del
paisaje urbano.

Orientaciones de diseño

Principio: Estructura

Parámetros:
• Continuidad. Predominante carácter formal y espacial existente en un área determinada, a partir de una relación general coherente y la presencia de cualidades particulares que propician la percepción de una forma compleja como una entidad única o interrelacionada.
• Jerarquía visual. Organización del espacio urbano a través de características físicas que le otorgan identidad y ritmo como esqueleto de la imagen urbana.
• Claridad de empalme. Condiciones que hacen significativamente perceptibles las articulaciones de la estructura espacial.

Principio: Secuencia

Parámetros:
• Cualificación de superficies: Presencia de cualidades en las superficies que conforman el espacio urbano, que permiten producir diferentes sensaciones que estimulan la percepción de las personas que lo ocupan, logradas a través de recursos como los cambios de nivel, de escala o de textura.
• Predominio visual: Característica que otorga, a la calle, el recorrido habitual de las personas, constituyéndola en la estructura desde la cual éstas experimentan su entorno.
• Sentido de dirección: Presencia de remates acentuados y gradientes que dan sentido de progresión en el recorrido de calles, de tal forma que permiten identificarlas con el destino hacia el cual se dirigen. Junto a los recursos visuales, las sensaciones táctiles e inerciales influyen en la percepción de movimiento.

Imagen 3. Selección de algunas de las imágenes objetivo elegidas para ilustrar la aplicación de parámetros. Se eligieron para este artículo de manera intencional, todas las fotografías en el conjunto habitacional Cardenal Raúl Silva Henríquez I, que también es vivienda social en Santiago de Chile (comuna de Cerrillos). Fotos: Investigación FONDEF D00I1039, Archivo INVI.

CONCLUSIONES

El derecho a un nivel de vida "adecuado" y dentro de él, específicamente, a una vivienda "adecuada", se trata de la facultad que debe tener todo ser humano para desarrollar su vida en un lugar apropiado para vivir, para habitar. En este sentido, el espacio público constituye un elemento fundamental, que puede contribuir a la satisfacción de necesidades humanas como la identidad, el sentido de pertenencia y la belleza. Para ello, es necesario que esté dotado de cualidades tanto espaciales como materiales que convoquen a diversos grupos humanos para que accedan a él en condiciones de igualdad. Así, la presencia de espacios públicos de calidades similares en las diferentes áreas habitacionales urbanas, más allá del nivel socio-económico de la población que habite en cada una de ellas, puede contribuir a alcanzar condiciones de equidad para todas las personas que habitan nuestras ciudades.
Sin embargo, en el desarrollo de los procesos urbanos relacionados con la planificación, el diseño y la construcción de áreas de vivienda social, importantes esfuerzos y recursos se han concentrado en resolver la urgencia por un techo digno, desde una perspectiva que -en general- comprende al problema como una carencia de objetos habitables más que como la necesidad de espacios para habitar. Este enfoque ha desencadenado una predominante preocupación por la construcción de gran cantidad de unidades de vivienda y ha concentrado reflexiones y aportes principalmente en la solución de la unidad habitacional, descuidando la calidad del diseño y la materialidad del entorno de estas unidades, lo que propicia diversos problemas espaciales que, al ritmo de dicho proceso de construcción, se reproducen masivamente en la periferia urbana.
Al respecto, es importante señalar que buena parte de dicho entorno está constituido por espacios nominalmente destinados al dominio público, pero que en realidad se transforman en áreas baldías debido a su baja calidad, influenciada -entre otros aspectos- por su configuración residual derivada de una ocupación territorial mecánica, centrada en las edificaciones y no en el espacio urbano, circunstancia que las predispone como foco de problemas tanto espaciales como sociales.
En este contexto, la reflexión sobre diseño urbano a la cual se recurre, constituye un aporte significativo a la búsqueda de una mejor calidad en los espacios públicos habitacionales, ya que hace énfasis en la relación entre las personas y el espacio que habitan, integrando en parámetros de diseño aspectos vinculados a la dimensión física de éste así como a la subjetiva de quienes lo ocupan. Esta integración signo-significado, determina la comprensión del espacio público habitacional como paisaje urbano, a través de la cual se pretende dirigir la mirada sobre la forma de aquel, considerando al ser humano que la percibe y a partir de esa percepción construye paisajes. En ese sentido, aunque la reflexión mencionada surge como crítica a la ciudad en contexto histórico socio-cultural y político-económico diferente a la actual, se basa sin embargo en una preocupación por la deshumanización del espacio urbano, que es análoga a la descrita en torno a los espacios públicos de la ciudad contemporánea, la cual también manifiesta como uno de los temas centrales la pérdida del ser humano como eje en el diseño y construcción de estos espacios.
Por otra parte, gracias a que cada uno de los libros analizados tiene un autor que -por su diferente procedencia o formación académica con respecto a los otros- aborda la reflexión sobre el diseño del espacio urbano desde una perspectiva propia, los parámetros de diseño que pudieron ser identificados conforman un amplio espectro de aspectos complementarios a considerar para el logro de una buena calidad en los espacios públicos. Esta diversidad de parámetros es propuesta por todos los autores, a partir de una estructura general coincidente, que aunque de acuerdo al enfoque de cada uno fue presentada y nombrada de manera distinta, pudo ser sistematizada en este caso bajo el concepto de principios básicos, los cuales constituyen -como lo constata la mencionada coincidencia- un grupo de valores que se consideran esenciales independiente del contexto, para la configuración del espacio público.
Este planteamiento, sin embargo, debe ser tenido en cuenta considerando que lo permanente es el valor que representa cada principio, pero que la manera en que dicho valor se alcanza debe adaptarse a los cambios en las demandas y el contexto en el cual se encuentra un espacio público en particular. Dada esta premisa, confrontar los principios a través de sus parámetros, en el análisis valorativo de espacios públicos localizados en sectores de vivienda social en la ciudad de Santiago de Chile, permitió hallar problemáticas asociadas a ellos, aunque distintas en lo específico a las situaciones que motivaron la reflexión teórica de la cual fueron identificados dichos parámetros. Estas nuevas problemáticas correspondientes a las características particulares que presenta actualmente la pobreza en Chile, están asociadas en su mayoría a necesidades sociales en donde los factores espaciales son determinantes, haciendo evidente el papel del espacio público en áreas urbanas de vivienda social.
Así mismo, se pudieron verificar los cambios cualitativos que la presencia de los principios mencionados aportan al ser considerados mediante los parámetros en el diseño de espacios públicos. Verificación representada a través de imágenes objetivo que no buscan constituir modelos de aplicación sino expresar las ideas subyacentes en el hecho material, ya que de igual forma que en el análisis, lo que interesa es confrontar cómo la ausencia o presencia de estos principios determina la existencia del espacio público como lugar de encuentro con el otro, de placer espiritual, de vínculo con el territorio, como paisaje.
De esta manera, la investigación realizada no pretende entregar una respuesta definitiva al problema, sino más bien constituirse en un punto de partida para la reflexión sobre el espacio público habitacional desde la perspectiva del paisaje, enfocándose exclusivamente en el diseño del espacio de la ciudad como estudio específico de la dimensión física del paisaje urbano, sin desconocer la importancia de aspectos como la incorporación del punto de vista del habitante o la consideración de procesos de gestión, pero pudiendo afirmar -en consecuencia- que mejorar las cualidades físicas del espacio público como objeto de valoración, contribuye a la vez a un mejoramiento significativo en las condiciones de vida de los habitantes de sectores urbanos de vivienda social.

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NOTAS

1 ONU, 2005.
2 Ibíd., pág. xxi.
3 ONU, 1996a.
4 ONU, 1996b, párrafo 61.
5 Ibíd., párrafo 60.
6 ONU, 2001, párrafo 31.
7 Mac Donald, 2004, pág. 20.
8 ONU, 2005, Op. Cit., pág. 10.
9 Mollenkopf y Castells (eds.), 1991; Lo y Yeung, 1996, En: Castells, 1996, pág. 483.
10 Borja y Muxí, 2003, pág. 46.
11 Del Acebo, 1996, pág. 37.
12 Chile. MINVU, pág. 7.
13 Ibíd., pág. 15.
14 Noción Aristotélica asociada a la idea del lugar físico: "El topos es el límite inmóvil e inmediato de la envoltura de la cosa". (Berque, 2006a).
15 Ibíd.
16 Haramoto, 1998, En: INVI.
17 Haramoto, 1987, En: Ibíd.
18 INVI, 2005, En: Ibíd.
19 Sepúlveda et. al., 2005.
20 Campos y Yávar, 2004, pág. 40.
21 Ibíd., pág. 45
22 Real Academia Española, 2001
23 Viviescas, 1997, En: Segovia y Jordán, 2005, pág. 18
24 Borja y Muxí, Op. Cit., pág. 93
25 Segovia y Jordán, Op. Cit., pág. 28.
26 Borja y Muxí, Op. Cit., pág. 93.
27 Ibíd., pág. 98.
28 Caquimbo, Op. Cit., pág.11.
29 Berque, 2006b.
30 Arias, 2003.
31 Donadieu, 2006, pág. 122.
32 Ibíd, pág. 131.
33 Ruiz, 2006.
34 Ver antecedentes en el resumen.
35 Tironi, 2003, pág. 22.
36 Ibid, pág. 57.
37 Sabatini, 2001, En: Ibíd, pág. 70.
38 Ibíd, pág. 74.

Fecha recepción: 12/12/07
Fecha aceptación: 27/02/08