doi 10.4067/S0718-83582012000200002
Enrique Aliste Almuna2, Miguel Contreras Alonso3, Valeria Sandoval Manríquez4
2 Chile. Licenciado en Geografía, Escuela de Geografía, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile; Magíster en Gestión y Planificación Ambiental de la Universidad de Chile; Dr. (C) Estudios sobre el Desarrollo (École des Hautes Études en Sciences Sociales -EHESS- Paris, Francia). Docente del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
3 Chile. Licenciado en Geografía de la Universidad de Chile. Magíster en Geografía, mención Organización Urbano-Regional. de la Universidad de Chile. Docente del Departamento de Geografía de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile.
4 Chile. Geógrafa Universidad de Chile.
Resumen
En el Gran Concepción ha habido importantes transformaciones relativas al espacio socio-demográfico y a la estructura urbana en los últimos sesenta años, vinculadas al proceso de industrialización sustitutiva de importaciones y a la posterior integración de la economía nacional al mercado globalizado. En este artículo se analizaron dichas transformaciones mediante indicadores socio-educacionales, etarios, de empleo en industria y en servicios, buscando verificar si su comportamiento espacial se asociaba con los procesos mencionados, poniéndolos en perspectiva frente a la noción de progreso y desarrollo. Los resultados muestran una temprana concentración del empleo en industria en la conurbación. La estructura socio-educacional mantuvo a los grupos altos en el centro de Concepción, pero ha tendido recientemente a una localización más periférica, acorde con los mecanismos de metropolización y liberalización del mercado de suelo. Se presentan dos momentos de la ciudad: uno que responde a la idea de progreso y otro que recoge la noción de desarrollo, ambas discutidas en torno a la geografía social de la ciudad.
PALABRAS CLAVE: CAMBIO DEMOGRÁFICO; ESTRUCTURA URBANA; GEOGRAFÍA SOCIAL; GEOGRAFÍA URBANA.
Introducción
El Gran Concepción corresponde a una conurbación que comprende actualmente a las comunas de Concepción, Talcahuano, Penco, San Pedro de la Paz, Chiguayante y Hualpén. Se encuentra en el centro sur de Chile, en la región del Biobío, en la zona costera ubicada entre los 36° 43’ y los 36° 50’ de latitud sur aproximadamente.
Las comunas que conforman el Gran Concepción representan un área total de aproximadamente 551,4 Km², con una población que para el año 2002 alcanzó un total de 622.364 habitantes y 168.675 viviendas5. Dichas comunas poseen el más alto nivel de urbanización de la región del Biobío6. Según los datos del Gobierno Regional, la evolución demográfica de estas comunas muestra crecimientos muy significativos, con una tendencia que debería mantenerse en los próximos años.
Las transformaciones en el territorio del Gran Concepción durante la segunda mitad del siglo XX se pueden caracterizar de diferentes maneras. Hacerlo en su dimensión sociodemográfica permite avanzar en la geografía social de la ciudad en tanto podemos interpretar que dichos cambios, derivados de un proceso de industrialización originado en el desarrollismo de los años ’50, al mismo tiempo que acompañan la conformación de la ciudad, le va otorgando el carácter y sentido que hoy posee en tanto “ciudad industrial”. Sin embargo, el análisis que aquí se realiza, muestra que el sello de su carácter industrial ya no radica en el peso que la actividad posee si se mira el perfil de su población en la actualidad.
Exploradas algunas variables sociodemográficas en el tiempo, se puede ver que este carácter propio de la ciudad industrial ha cambiado y ya no posee la relevancia que sí tenía en los años previos a la década del ’90. No obstante, embargo, la imagen de la ciudad industrial persiste hasta el día de hoy.
Es sobre esta situación que el presente artículo busca avanzar; se espera discutir una perspectiva de análisis centrada en las formas mediante las cuales se articula la geografía social de una ciudad, mirando la industria y su rol de incidencia en ella. Por lo mismo, se avanza también en ofrecer una mirada a las representaciones de la ciudad que se sustentan más en el peso de una tradición reciente que en la realidad actual.
Algunos pasos previos para esta exploración, exigen comprender los procesos que demográficamente van articulando el espacio social urbano, razón por la que es relevante comprenderlos en el tiempo y el espacio de manera indisoluble7. Tiempo y espacio como un todo articulado de una historia contenida en su geografía, exige de una mirada que intente concebir al territorio como resultado de este proceso8.
Figura 1: Área de estudio.
Fuente: Elaboración propia en base a cartografía 1:250.000 IGM y fotointerpretación
El Gran Concepción como ciudad industrial: procesos generales en su configuración urbana actual ¿Por qué la mirada sociodemográfica?
El paulatino incremento de las actividades industriales y de servicios9 es de gran relevancia para el Gran Concepción. En efecto, esta entidad urbana, que es una de las tres grandes metrópolis del país, se ha visto influida por diversas políticas y estrategias de desarrollo implementadas desde mediados del siglo pasado, llegando a conformar un importante polo industrial y así, un sello y carácter estrechamente asociado a la industria10. Dicho carácter fue impulsado por la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) mediante la puesta en marcha de proyectos clave para la economía nacional y regional como la electricidad, el petróleo, pero sobre todo el acero11. La Siderúrgica Huachipato de la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), inaugurada en 1950, se considera uno de los hitos más importantes de la historia urbana de la ciudad y fue emblema de la política de industrialización y sustitución de importaciones, que entre otras inversiones incluyó la planta refinadora de petróleo de ENAP y cuatro plantas petroquímicas en la bahía de San Vicente.
Las políticas de la industrialización y sustitución de importaciones (ISI) implicaban una participación muy activa por parte del Estado en la economía y la producción nacional, fomentando la creación de industrias semiestatales o estatales protegidas aduaneramente frente a la competencia extranjera12. Con ello se buscaba combinar el proteccionismo comercial de las manufacturas y la integración comercial de América Latina, además de coordinar la especialización productiva y exportadora de los países de la región; a la vez, se buscaba compensar el tamaño de los mercados internos, que se hacían insuficientes, con los mercados regionales13. En dicho período se pensó a Concepción y Talcahuano como un gran polo de desarrollo industrial basado en atributos espaciales relevantes como la presencia de dos importantes y abrigadas bahías aptas para la actividad portuaria, un gran río que, además de navegable, ofrecía un importante potencial hidroeléctrico, cercanía a los grandes yacimientos de cobre del Golfo de Arauco, existencia de una importante red de caminos y ferrovías, entre otras virtudes14, sin considerar, sin embargo, las frágiles condiciones naturales en que se insertaba15.
Así, la instalación de las industrias favorece una rápida expansión del área urbana, articulando hoy una importante área metropolitana con incrementos porcentuales de su superficie que incluso fueron mayores a los experimentados por Santiago entre las décadas de 1950 y 197016. Ello trae consigo dificultades y escasez de sitios urbanizables, por lo que se ve obligada a crecer sobre los espacios comunales cada vez más alejados (San Pedro, Penco y Chiguayante)17. Estos sectores, paulatinamente se convierten en ciudades-dormitorios que exhiben un crecimiento demográfico superior al crecimiento de sus bases económicas18, conformando un área urbana integrada funcionalmente, aunque espacialmente desarticulada. Como consecuencia de este crecimiento existen comportamientos y dinámicas socio-espaciales relevantes que se manifiestan hasta hoy, asociados a cambios en la distribución interna de la población, y a la presencia de diferencias sociales y de nivel de vida.
De esta forma, poner el acento en cómo socio-demográficamente se va articulando esta ciudad industrial a la luz de las nociones de desarrollo que las avalan, y acompañar al mismo tiempo el proceso con miras a sugerir las implicancias que éste posee en la conformación del territorio que hoy caracteriza a este núcleo urbano como ciudad industrial, ayuda desde nuestra perspectiva la posibilidad a avanzar en una geografía social de la ciudad capaz de orientar definiciones y acciones sobre su planificación.
Cabe destacar que durante el período de análisis (1950-2002), el área ha cambiado varias veces sus límites político-administrativos, lo que en general, tiende a dificultar el manejo de los datos demográficos y censales. Por ello, la investigación tuvo que realizar ciertos ajustes, incorporando para un período inicial a la comuna de Coronel, que entre 1950 y 1970 llegaba hasta el río Biobío (territorio actualmente perteneciente a la comuna de San Pedro de la Paz).
En el presente análisis, se identifican algunos hitos históricos que pueden haber afectado la estructura urbana y se busca su manifestación en una serie de variables, tales como empleo en industria y servicios, estructura etaria y nivel socio-educacional de la población, entre otras. Con este fin, se planteó una investigación que comprendiera dos ámbitos: por un lado ver la evolución de los indicadores, basados en la mayor cantidad de datos censales posible; y por otro, analizar los eventos que marcaron la estructura urbana de la ciudad, mediante revisión bibliográfica y entrevistas a informantes clave.
El Gran Concepción, su estructura urbana y la ciudad metropolitana. Mirar la ciudad en el tiempo y el espacio
Entender los cambios en la estructura urbana del Gran Concepción, requiere de una aproximación a los procesos históricos que acompañan la configuración del territorio. Por ello, es preciso concordar en comprender las ciudades como manifestaciones tanto físicas como sociales, las cuales existen bajo una permanente fusión que van compartiendo e imbricando sus planos espaciales y temporales19; por consiguiente, vislumbrar cómo ha influenciado esta fundamental unión entre procesos históricos y su espacio llevaría a conocer cómo se ha configurado la estructura urbana20. Tal como lo plantea Edward Soja, la predominancia durante el siglo XX de la dimensión temporal y la historia por sobre otras formas de concebir la naturaleza de los fenómenos sociales, relegando el rol del espacio a un plano secundario o bien como dimensión estática, ha impedido una aproximación más certera a la complejidad de los hechos que caracterizan a los procesos sociales 21. Comprender la relación entre los procesos históricos y su correlato espacial implica entonces aceptar mirar cómo el tiempo deja sus huellas en el espacio o bien, cómo el espacio también va marcando el devenir de los procesos en el tiempo22, contribuyendo así a construir una noción dinámica de territorio23. De esta forma, inevitablemente se llega a la noción de una “geohistoria” braudeliana, que sostiene la necesidad de ver el espacio y el tiempo como unicidad para comprender el conjunto de fenómenos sociales que se viven en un espacio determinado24.
Se puede decir en consecuencia, que la incorporación de la relación entre geografía e historia contiene una funcionalidad que es clave para la comprensión de procesos como el que interesa en este trabajo, puesto que permite conocer la huella del pasado en el presente y de esta manera, el modo en que el presente exige ser observado. La ciudad entonces, vista como proceso y no como objeto, presenta desafíos importantes en el plano no sólo conceptual ni metodológico, sino también y por sobre todo, en el plano de su interpretación y búsqueda de comprensión global.
En virtud de lo anterior, el Gran Concepción merece mirarse como aquella cuidad que transita por una particularidad que es la de vivir y responder a una noción de desarrollo que se tensiona con su historia vista en su geografía y, en el caso del presente trabajo, viendo como acoge y muta desde su estructura sociodemográfica en el contexto urbano, que es una de las tantas formas de observarla.
El fenómeno urbano en el mundo, por su parte, ha seguido diversos patrones funcionales y territoriales a lo largo de la historia, reflejando el modo de vivir y de organizarse de cada sociedad. Cuando se habla del espacio urbano, los procesos de transformación se presentan como el reflejo de los cambios en las estructuras productivas, organizacionales y culturales de una sociedad. En virtud de ello, mirar los cambios de la ciudad debe entenderse como la respuesta de la sociedad a través del espacio o bien, entender a la ciudad como una lectura geográfica de la sociedad25. Los cambios en la estructura sociodemográfica del Gran Concepción, por lo tanto, más allá de mirarlo en un sentido valorativo (cambios para bien o para mal), deben a nuestro juicio entenderse como el proceso a través del cual se puede avanzar hacia la comprensión de la ciudad.
Otro punto importante de considerar a la hora de analizar las transformaciones existentes en una ciudad como el Gran Concepción es el paradigma de la globalización, puesto que existe un consenso que afirma que las ciudades están experimentando cambios profundos por transformaciones derivadas de los procesos de globalización económica, cultural, política, tecnológica, etc.26 Hoy, todas las ciudades son tocadas por este proceso mundial y su involucramiento se expresa en la influencia y alcances de este paradigma27. Esta globalización, junto con los avances tecnológicos en las telecomunicaciones, en la generalización de la movilidad mediante el uso del automóvil, de cambiar drásticamente las relaciones de producción y consumo, entre otros efectos, han alterado la utilización del territorio por distintos grupos sociales, lo que incluso ha llevado a algunos autores a hablar de una nueva relación sociedad-territorio28
Finalmente, para realizar el análisis de una ciudad metropolitana como el Gran Concepción, hay que reconocer la importancia de los modelos teóricos planteados dentro de la geografía urbana para describir la estructura interna de las grandes ciudades, puesto que sirven para acumular y relacionar el conocimiento acerca de diferentes aspectos de la realidad, lo que permite superar la complejidad de los fenómenos que se dan en el territorio por medio de una representación más sencilla. En tal sentido, trabajos como el realizado por Pérez e Hidalgo29 son de gran trascendencia, en tanto han permitido generar una amplia mirada al proceso del Gran Concepción destacando sus aspectos urbanísticos, arquitectónicos, ambientales e históricos referidos a la ciudad, resaltando entre otros aspectos la relevancia de sus procesos socio-espaciales, de gestión de áreas urbanas, de ocupación y de proyecciones y desafíos.
Criterios metodológicos para el análisis
Con el fin de abarcar el período de análisis, se consideraron inicialmente los Censos de Población y Vivienda realizados entre 1940 y 2002. La metodología tuvo que ser dividida en dos grandes etapas que permitiesen el análisis de datos censales, puesto que la información que entregan no es igual en su nivel de resolución ni en los tipos de variables recopiladas en cada censo.
Primer Período (1940-1970):
La escala espacial de análisis es comunal, nivel mínimo disponible en los censos del período. La estructura de los censos es más general y menos desarrollada, por lo que los datos y variables para ser analizados son menos detallados. Cabe señalar que los datos del censo de 1960 no existen a nivel comunal (sólo a nivel provincial), por lo que se excluyeron del análisis. Para considerar los actuales territorios del Gran Concepción, se tuvo que reunir la información de las comunas de Concepción, Penco, Talcahuano y Coronel de la época. La inclusión de la comuna de Coronel dentro de esta etapa de la investigación, se explica únicamente porque en estos años la administración del territorio, que hoy es la Comuna de San Pedro de la Paz, se encontraba bajo su administración. Los antecedentes para este período consideraron las siguientes variables comunes:
• Porcentaje de población con estudios universitarios, para identificar grupos de alto nivel socio-educacional: censos de 1952 y 1970.
• Porcentaje de población comunal empleada en actividades relacionadas con la industria: censos de 1940, 1952 y 1970.
• Porcentaje de población empleada en actividades ligadas a los servicios: censos de 1940, 1952 y 1970.
• Porcentaje de población mayor de 65 años, para ver el nivel de envejecimiento demográfico: censos de 1940, 1952 y 1970.
Segundo Período (1982-2002):
Para este período se utilizó el nivel de distrito censal, pues a partir de 1982 existen datos desagregados a este nivel intracomunal. Las variables permitieron el desarrollo de algunos indicadores de mayor complejidad para los aspectos socio-educacionales, de manera tal que se consideraron las variables detalladas en la Tabla 1.
Tabla 1. Resumen de Variables utilizadas para la confección de indicadores en la etapa 1982- 2002.
Indicador |
Variables |
Variables desagregadas |
Socio-educacional |
Ocupación del jefe de hogar |
Porcentaje de personas miembros del poder ejecutivo, legislativo, judicial y gerencias de empresas |
Porcentaje de profesores, científicos e intelectuales |
||
Porcentaje de técnicos y profesionales de nivel medio |
||
Nivel de instrucción |
Porcentaje de personas egresadas de instituto profesional |
|
Porcentaje de personas con educación universitaria |
||
Estudios universitarios completos |
Porcentaje de personas con más de 5 años de estudios universitarios |
|
Servicios |
Trabajadores relacionados con los servicios |
Porcentaje de personas ocupadas en actividades ligadas a los servicios |
Industria |
Trabajadores relacionados con la Industria |
Porcentaje de personas ocupadas en actividades industriales |
Fuente: Elaboración propia.
Periodización histórica e identificación de hechos urbanos relevantes
Se identifican dos grandes períodos iniciales de análisis: el de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) y el de apertura al mercado externo, donde se revisó bibliografía sobre la historia urbana y económica del Gran Concepción. Relevantes fueron los antecedentes entregados por estudios históricos30, geográficos31 y urbanos32.
En ellos se identificaron elementos tales como instalación de industrias, desarrollo de grandes proyectos inmobiliarios o conjuntos de viviendas, construcción de obras de infraestructura y equipamiento relevantes y definición de políticas económicas y productivas. El objetivo era identificar sucesos históricos que definieran intervenciones con efectos significativos sobre el espacio urbano.
Resultados
La ciudad del progreso: inicio de la etapa de Industrialización sustitutiva de importaciones
Uno de los pilares de la campaña política que llevó al poder al Frente Popular encabezado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda, fue la idea del progreso y de crear una industria que fuese capaz de autoabastecer la demanda interna del país. Sumado a esto y como consecuencia de los devastadores efectos del terremoto que en 1939 afectó gravemente a la zona de Concepción, se crean mediante la Ley 6.634 del 29 de abril de 1939, la Corporación de Reconstrucción y Auxilio (actual Oficina Nacional de Emergencia, ONEMI) y la Corporación de Fomento a la Producción (CORFO). El objetivo de esta última era promover el fortalecimiento de la actividad industrial en Chile y uno de sus proyectos emblemáticos fue la Siderúrgica Huachipato de la Compañía de Aceros del Pacífico (CAP), que fue el resultado de más de 10 años de estudios y gestiones llevadas a cabo por la CORFO para instalarse en la bahía de San Vicente, en Talcahuano 33.
Entre los años 1940 y 1970 se identifican un conjunto de hitos en la historia urbana de la ciudad, entre los que destacan:
• Las políticas implementadas por CORFO, a fines de los años 40, con el fin de crear un polo productivo industrial en el Gran Concepción.
• La instalación de la Planta Siderúrgica de Huachipato el 25 de noviembre de 1950.
• La vigencia del Plan Regulador Intercomunal de Concepción del año 1962, que establece significativas áreas de expansión urbana, proyectando una superficie construida continua entre Concepción, Talcahuano, Chiguayante y Penco. Cabe subrayar que este Plan condicionó las normativas de los Planos Reguladores comunales respectivos, destacando la definición de espacios para la industria, así como una vocación marcadamente productivista del territorio metropolitano34.
En la década de los años 50, por ejemplo, el sector entre Concepción y Talcahuano comienza un rápido poblamiento debido principalmente a la migración de áreas rurales en busca de empleo, como también a la instalación de poblaciones para distintos sectores de trabajadores y directivos de la industria35. Por ello es posible pensar que los primeros trabajadores en ocupar los empleos de la naciente industria penquista, al ver la escasa oferta de soluciones habitacionales, se ubicaran en el límite entre Concepción y Talcahuano viendo que ya en la primera mitad de la década de los 50 surgen las primeras zonas intermedias entre ambas comunas, que surgen como asentamientos irregulares nacidos de “las tomas de sitios”36.
Es así como una de las primeras consecuencias de la instalación de la usina de Huachipato y la masiva llegada de población proveniente desde fuera de la ciudad, fue la construcción de campamentos por parte de la empresa para los trabajadores y sus familias, ubicados entre el alto horno y el sector Arenal, terreno que hoy en día es parte de la industria. Por este motivo, luego de unos años la planta CAP-Huachipato y la CORVI buscaron construir conjuntos de viviendas para satisfacer la creciente necesidad habitacional de los trabajadores, a lo que se suma los efectos del terremoto de 1960, que indudablemente dio una extrema urgencia al encargo. Uno de los más claros ejemplos de esta intervención es la Villa San Pedro, ubicada en lo que en ese entonces era parte de Coronel, “localización seleccionada por su relativa cercanía al centro de Concepción y el precio conveniente de los lotes existentes allí”37.
Entre la década de los 60 y 70 es evidente el crecimiento de los centros urbanos de Concepción y Talcahuano, en consecuencia la forma del área urbana de cada ciudad se complejiza, sobre todo para la ciudad de Concepción, la cual incorpora en sus límites nuevas áreas ocupando cada vez más espacios, siguiendo las mismas direcciones de expansión del período anterior.
Considerando lo último, los resultados de cada uno de los indicadores correspondientes a este período muestran el siguiente comportamiento:
a) Nivel educacional:
Los datos, sólo disponibles para los censos de 1952 y 1970, muestran que solamente la comuna de Concepción destaca por concentrar una proporción relevante de población con estudios universitarios (2,8% y 2,5% en cada censo). Los valores son muy superiores al resto de las comunas vecinas y por sobre el promedio nacional. En este contexto, destaca que las demás comunas de la conurbación (Talcahuano, Penco y Coronel) mantienen niveles bajos en el período, siendo superados largamente por el promedio nacional en el año 1970. Bajo este contexto, los datos muestran una consolidación de la comuna de Concepción como la que concentra a los grupos de mayor nivel socio-educacional de la naciente conurbación.
En términos gruesos, se puede señalar que las élites de la ciudad se mantienen hasta esta época en el centro de la ciudad, cercanas al centro administrativo.
Tabla 2. Porcentaje de población con estudios Universitarios por comuna. Censos de 1952 y 1970
Comuna |
1952 |
1970 |
Talcahuano |
0,8 |
0,7 |
Concepción |
2,8 |
2,5 |
Penco |
0,4 |
0,5 |
Coronel |
0,4 |
0,8 |
CHILE |
0,3 |
1,3 |
Fuente: INE 1952 y 1970.
Tabla 3: Porcentaje de Población Económicamente Activa empleada en la Industria y los Servicios. Censos de 1940, 1952 y 1970
COMUNA |
Porcentaje de PEA ocupada en Industria |
Porcentaje de PEA ocupada en Servicios |
||||
1940 |
1952 |
1970 |
1940 |
1952 |
1970 |
|
Concepción |
34,0 |
32,4 |
20,5 |
19,9 |
31,8 |
33,2 |
Talcahuano |
14,8 |
25,7 |
26,6 |
39,6 |
44,7 |
26,2 |
Penco |
31,1 |
37,5 |
15,3 |
6,4 |
9,7 |
16,0 |
Coronel |
11,0 |
10,8 |
13,8 |
8,2 |
15,0 |
23,3 |
CHILE |
16,8 |
19,0 |
16,6 |
12,5 |
22,2 |
24,1 |
Fuente: INE 1940, 1952 y 1970.
b) Población empleada en actividades industriales y de servicios
Como ya se ha mencionado, la actividad industrial en el Gran Concepción ha sido impulsora de muchos de los cambios urbanos ocurridos durante el siglo recién pasado. Los datos de los censos de 1940, 1952 y 1970 muestran una concentración temprana de la Población Económicamente Activa dedicada a la industria en las comunas de Concepción y Penco. Es destacable que en ambas, para el año 1940, cerca de un tercio de su PEA se empleaba en la industria. Del mismo modo destaca la proporción mucho menor del empleo industrial en Talcahuano, que incluso está por debajo del promedio nacional. Posteriormente, en 1952 y 1970, Talcahuano muestra un relevante crecimiento de su empleo industrial, llegando al 26% de su PEA.
En el mismo período en Concepción, el empleo industrial pierde importancia relativa, aunque se mantiene por sobre el promedio nacional. El descenso del empleo industrial es muy relevante en Penco, que pasa del 37,5% en 1952 al 15,3% en 1970.
Bajo este contexto, los datos muestran un traslado del grueso de la población ligada a la industria desde Concepción y sobre todo desde Penco hacia Talcahuano, acorde con una mayor cercanía a las plantas industriales localizadas en esta última comuna. Relevancia cobra el hecho de que en este período el sector de Hualpén, en la comuna de Talcahuano, comenzó un proceso de acelerado crecimiento, estrechamente vinculado al escenario de nuevas industrias instaladas en la zona como parte de la estrategia desarrollista implementada desde inicios de la década del 40.
En el caso de los servicios hay que considerar que Concepción y Talcahuano históricamente han sido por un lado centros administrativos y por otro de comercio y transporte, respectivamente, lo que ha contribuido a que estas comunas se sitúen entre los centros de servicios más importantes de Chile. Los datos muestran un significativo crecimiento del empleo en servicios en la comuna de Concepción, a la vez que un crecimiento inicial y luego un brusco decrecimiento del mismo en Talcahuano (del 44,7% al 26,2% entre 1952 y 1970). Tanto Penco como Coronel incrementan la proporción de manera constante en esa etapa, pero sin alcanzar los valores de las otras comunas.
El análisis global de los datos tienden a mostrar un comportamiento claro: Concepción pasa de ser una ciudad con predominio de empleo industrial a una con predominio del rubro de servicios en el período; al mismo tiempo, Talcahuano parece mostrar el fenómeno totalmente opuesto, lo que puede llevar a mirar cómo en el seno de la conurbación naciente, comienza a surgir una nueva configuración social de la ciudad con un perfil muy definido: por un lado la industria, por otro los servicios.
c) Nivel de envejecimiento
Los antecedentes muestran en general que durante el período 1952 y 1982 (este último tomado como referencia que proyecta la tendencia), todas las comunas presentaron niveles de envejecimiento (proporción de población mayor de 65 años) que se ubicaban por debajo del nivel nacional. En este contexto general, la comuna de Concepción presentaba niveles relativamente más altos, los que fueron creciendo de forma constante en los tres censos considerados. Cabe destacar que Talcahuano en el período mantiene el nivel de envejecimiento más bajo de toda la conurbación, manteniéndose constante entre 1952 y 1970, lo que se asocia a una estructura de alto crecimiento demográfico, rápida expansión urbana y la llegada de población joven atraída por el perfil de empleo allí posible.
La industria, al parecer, siguió atrayendo a población más joven que encontraba en Talcahuano una interesante oportunidad de empleo y con ello, comenzando a hacer eco de las ideas propias del progreso y el desarrollo, en donde las promesas de un futuro con mayores posibilidades a las bondades de un modelo que ofrecía mejores posibilidades de acceso a los bienes y a los servicios, eran posibles a través de un empleo asalariado. Uno de los bienes más sensibles y simbólicos era (y sigue siendo) sin lugar a dudas la vivienda. Ello, paulatinamente irá colaborando a la definición de aquel perfil de ciudad que silenciosamente se va conformando sobre la base de estos cimientos tan relevantes, como la derivada de la llegada de población a causa de la notoria presencia industrial.
Tabla 4. Porcentaje de población mayor de 65 años por comuna. Censos de 1952, 1970 y 1982.
Comuna |
1952 |
1970 |
1982 |
Talcahuano |
2,8 |
2,8 |
3,8 |
Concepción |
3,3 |
4,1 |
5,1 |
Penco |
3,0 |
3,5 |
4,8 |
Coronel |
2,9 |
3,2 |
4,6 |
CHILE |
4,0 |
5,0 |
5,8 |
Fuente: INE 1940, 1952 y 1970.
La ciudad del progreso muestra entonces diversos signos y crea una serie de símbolos. Se trata de la ciudad que va construyéndose al amparo de esta nueva forma de concebir no sólo la economía sino la vida urbana: la ciudad se convierte en el ícono de una nueva forma de vida. El trabajo asalariado crea nuevos hábitos, nuevas formas de habitar, nuevas posibilidades y nuevas necesidades, entre ellas, la de vivienda. En la ciudad del progreso se asume la condición de estar en construcción, en mutación a partir de transformaciones que emergen, en primer término, del cambio que se comienza a dar en las características sociodemográficas de su población.
La ciudad del desarrollo: Etapa de economía abierta
Durante este período, uno de los más grandes procesos urbanos que queda manifiesto es la consolidación de la conurbación, la cual muestra una clara estructura dual Concepción-Servicios / Talcahuano-Industrial (al que se agrega el rol portuario), asociada a los nodos menores de Penco con su industria cerámica, Lirquén con sus servicios portuarios y Chiguayante y San Pedro como áreas de expansión residencial que de a poco juegan un rol mayor en servicios38. Los principales elementos que afectaron la estructura de la ciudad durante la etapa se pueden resumir de la siguiente manera:
• Al inicio del período, el modelo de sustitución de importaciones presentaba signos de crisis, lo que unido a la crisis política implicó, a nivel nacional, la imposición de un modelo de economía abierta que quitaba los elementos proteccionistas a la industria nacional39.
• En complemento con el nuevo modelo de desarrollo, en 1979 se aprueba la Política Nacional de Desarrollo Urbano, que establece que el suelo urbano no es un recurso escaso, que además es necesario aplicar sistemas flexibles de planificación, con una mínima intervención estatal y que finalmente hay que eliminar restricciones y definir procedimientos para permitir el crecimiento natural de las áreas urbanas, siguiendo la tendencia del mercado 40. Bajo este contexto se aprueba el Plan Regulador Metropolitano de Concepción (1982) y los planes reguladores respectivos, los que muestran una flexibilización en las condiciones de uso de suelo y de construcción41.
• Durante la década de los 80 se produjo un boom pesquero; la pesca extractiva se consolidó (sobre todo la pesca pelágica como el jurel) como uno de los pilares de la economía chilena, teniendo al eje Talcahuano-San Vicente como principal polo de atracción de inversiones y a Coronel siguiéndole de cerca42.
• El 22 de noviembre de 1990 se decreta la quiebra de Lozapenco S.A., gatillada por la no cancelación de la deuda a los acreedores, el no pago de indemnizaciones por despidos y el atraso en el pago de las cotizaciones previsionales de los trabajadores; esto trajo como consecuencia la pérdida de fuente laboral para miles de trabajadores de la zona43.
• A contar de la segunda mitad de la década de los 90, la industria pesquera se vio afectada por una crisis derivada de la menor disponibilidad del recurso jurel y de la carencia de herramientas para el control de las especies marinas a largo plazo.
• Las mejoras en las carreteras en el período cercano al año 2000, fortalecieron la trama sobre la cual se fue extendiendo la ciudad, con sus líneas ferroviarias y de tranvías, y posteriormente con la incorporación de autopistas y carreteras (o “rutas”), generadoras de crecimiento urbano y gatillantes de la conurbación en todos los sentidos: los puentes que han permitido conectar y trasladar crecimientos poblacionales e industriales del centro metropolitano hacia la zona sur y finalmente el plan de transporte Biovías y la ruta inter portuaria44.
El significativo avance inmobiliario a fines de la década de los 90, generó una importante y variada oferta habitacional en Concepción, expandiéndose la zona urbana a sectores incluso no incluidos como tales en algunos instrumentos de planificación territorial45.
Es importante resaltar que en cada una de las comunas del área de estudio existe o existió alguna actividad industrial, entre las que sobresalen: CCU, Albano, Caprice, Nobis, entre otras en Concepción; Huachipato, Petrox (hoy ENAP Refinerías Biobío), Cementos Biobío y PetroDoweInchalam en Talcahuano; industria textil como Machasa en Chiguayante; industria papelera (hoy NorskeSkog Biobío) en San Pedro de La Paz, y Compañía Refinería de Azúcar de Viña del Mar (Crav), Vidrios Lirquén (Vipla), la Fábrica Nacional de Loza Fanaloza (posteriormente Lozapenco), COSAF, las minas de carbón de El Refugio, el Puerto de Lirquén, fábricas de calzado, entre otras en Penco.
En términos sociodemográficos, la situación era la que se detalla a continuación:
a) Nivel Socio-Educacional
Hacia el año 1982 (Figura 2), la población con mayor nivel socio-educacional de la conurbación se mantenía cerca del área central (fundacional) de Concepción. En efecto, los distritos de mayor status corresponden a aquellos localizados cerca de la Plaza Perú y de la Universidad de Concepción. Junto con ello, se distingue el distrito “Lonco”, en el camino a Chiguayante, como otro sector de alto nivel socio-educacional.
Figura 2: Distribución por nivel socio-educacional, año 1982.
Este último sector posee características bien cotizadas en cuanto al valor del suelo, tales como estar rodeado de bosques nativos y tener vista al río Bío-Bío; posee además rápido acceso a los centros urbanos cercanos a través de la ruta Chiguayante-Concepción-Talcahuano46, lo que elevaría el valor del suelo y por consiguiente concentraría a los grupos socio-educacionales más elevados. En contraste con lo anterior, los distritos con menores niveles socio-educacionales correspondían a zonas rurales o áreas urbanas francamente periféricas.
La estructura general de nivel socio-educacional se mantiene para el año 1992, destacando una clara permanencia en la estructura espacial de esta variable. Sin embargo, para el año 2002 (Figura 3) la estructura tiende a ser un poco más compleja, puesto que un distrito de San Pedro, en la otra ribera del río Biobío, comienza a concentrar población de alto status en la misma medida que las zonas centrales de Concepción. Pese a la continuidad de mantener a los grupos de altos ingresos en una zona relativamente central de la conurbación, todas las comunas que componían el área de estudio poseían a lo menos un distrito sobre la media en cuanto al nivel socio-educacional.
Figura 3: Distribución por nivel socio-educacional, año 2002.
Detallando lo anterior, destacan las comunas con distritos que poseen niveles socio-educacionales elevados como Chiguayante en Lonco, San Pedro de la Paz en San Pedro y Los Acacios, los cuales representan sectores acomodados de la ciudad, lo que se relaciona con las diferencias del valor del suelo existentes en el área que, en consecuencia, se traduce en la creciente homogeneidad de los grupos sociales que habitan sectores como estos.
Pese a estas particularidades, los antecedentes tienden a mostrar una significativa continuidad en la estructura espacial del nivel socio-educacional, a nivel distrital, en el Gran Concepción. En este sentido, al año 2002 no se manifestaban de forma significativa los procesos de traslado de la población de alto status hacia zonas periféricas, o al menos era un proceso incipiente que no quedó registrado en los datos recolectados en dicho censo. Los antecedentes recopilados en terreno indican que durante la primera década del siglo XXI, la ciudad comenzó a presentar urbanizaciones de alto nivel en zonas más periféricas, específicamente a través de barrios cerrados (Lomas de San Andrés, Lomas de San Sebastián y San Pedro, por ejemplo). Queda esperar que este proceso más reciente se manifieste en los datos del próximo censo de 2012.
Figura 4: Distribución PEA sector industrial, 1982.
b) Población empleada en la industria y los servicios
Según datos aportados por el INE en el año 1982, cerca del 10% de la población residente en el área de estudio trabajaba en actividades relacionadas con las diferentes industrias existentes. La Figura 6 muestra que la distribución de la población empleada en actividades industriales es compleja. Aparecen zonas de concentración en el noroeste de la comuna de Concepción, en la zona central de Talcahuano y en Penco. Niveles altos de concentración de trabajadores industriales se presentan en todas las comunas, con una baja presencia en el centro de Concepción, en Lonco y en algunos distritos rurales.
Para el año 1992, el patrón de concentración de los empleados en la industria mantiene su complejidad, manteniendo la concentración al noroeste de Concepción, en Penco, en Talcahuano y sumando un nuevo foco en el extremo sur de Chiguayante. Para el año 2002 (Figura 5) se manifiestan ciertos cambios pues los distritos de Concepción dejan de concentrar población empleada en la industria, toda vez que los valores más altos se concentran definitivamente en Talcahuano (sector Hualpén), San Pedro (Sector La Boca) y Chiguayante (sector oriente de la comuna).
Figura 5: Distribución PEA, sector industrial, 2002.
Destaca en todo el período analizado que existe cierta relación espacial inversa entre nivel socio-educacional y proporción de población empleada en actividades industriales.
En relación con los servicios, es destacable que durante los tres censos analizados, también existen patrones de continuidad muy marcados. Resalta la presencia de población ocupada en servicios en toda la conurbación; sin embargo, la concentración de la población empleada en servicios presenta sus mayores valores en la zona central de la comuna de Concepción para los tres períodos. Sin perjuicio de lo anterior, los resultados del censo de 1992 y 2002 tienden a mostrar que el patrón espacial de esta variable parece seguir la distribución del indicador de nivel socio-educacional, pues se presentan valores altos en los sectores de Lonco y San Pedro.
c) Envejecimiento de la población
Al dar una mirada general a los resultados de los tres últimos censos, se puede observar que en todos los casos la mayor cantidad de distritos con población en esta condición se concentra específicamente en el centro de Concepción (Intendencia, Liceo de Hombres, Laguna Redonda, Plaza Perú). Por otro lado, también se debe notar que el distrito que destaca por poseer el nivel más bajo en este indicador es “Isla Quiriquina” (Península de Tumbes) explicado por la presencia de la Base de la Armada.
El comportamiento general muestra que la conurbación tiende a seguir los procesos de envejecimiento demográfico asociados al país y a otras zonas metropolitanas: incremento general de la población de mayor edad y concentración relativa de ésta en las zonas urbanas centrales, más cercanas de los servicios.
En general, salvo un par de excepciones, la distribución de los distritos que proporcionalmente poseen mayor cantidad de personas que superan los 65 años coinciden, especialmente en el centro, con aquellos de nivel socio educacional más alto.
La ciudad del desarrollo, más allá de seguir experimentando un período de transformación (que es permanente), tiende paulatinamente a acentuar un proceso de segregación espacial en donde ciertos barrios comienzan a consolidarse conforme con atributos sociodemográficos como los aquí revisados: las categorías socio-educacionales con mayores niveles de preparación se tienden a concentrar en ciertos barrios que no coinciden con aquellos en donde comienzan a vivir los trabajadores de la industria. Al mismo tiempo, esta condición empieza a configurar una ciudad que se expande, que busca nuevos sitios para los nuevos asentamientos. Pero otro proceso muy relevante comienza a emerger, y es el surgimiento del sector servicios como el principal y cada vez más distante en relación a la industria en lo que respecta a la población económicamente activa.
La ciudad del desarrollo se comienza a distanciar de la industria, empieza a acoger los servicios y sigue el patrón de envejecimiento especialmente en las zonas centrales. Lo anterior nos lleva a repensar las connotaciones o aspectos que comienzan a quedar contenidos en esta noción de desarrollo. Esto es, suele mirarse la condición de desarrollo especialmente en lo que concierne a sus aspectos materiales. Desde esta perspectiva, este período concentra probablemente los mayores incrementos en obras de infraestructura, especialmente vial y de transportes47. Lo mismo se ve en los nuevos proyectos inmobiliarios y las inversiones que desde el punto de vista de su visibilidad, comienzan a cambiar el rostro de la ciudad: aparecen los mall, nuevas urbanizaciones en sectores cercanos al aeropuerto Carriel Sur, mayor infraestructura educacional. No obstante, es también el período en que la ciudad acentúa paulatinamente diferencias entre sus habitantes no sólo en su perfil sociodemográfico como acá se ha visto, sino también en términos de ingresos, del lugar en donde habitan y de vulnerabilidad48.
Son estos signos de la ciudad los que permiten poner en discusión la noción de desarrollo y su correlato espacial en el tiempo. Si bien es cierto que hay importantes cambios que han favorecido a la población en general, como los incrementos en el PIB, el acceso a servicios básicos, las mejoras en la nutrición, mayor cobertura de educación y salud, entre muchos otros elementos que comparados con la realidad de los años ’50 marcan indudables mejoras, también es cierto que el devenir de la ciudad y el modo de habitarla no parece haber tenido una mejora si se piensa en aspectos como la sustentabilidad o las formas de ocupación que garanticen y proyecten las mejoras en la calidad de vida. Después de todo, los sucesos del 27 de febrero de 2010 dejaron en evidencia que los sectores más afectados fueron precisamente aquellos que junto con ser más vulnerables desde el punto de vista de exposición a zonas de riesgo natural, eran también zonas con importante vulnerabilidad social.
Discusión y conclusiones
Elementos de continuidad y cambio en la estructura socio-espacial de la conurbación
Los datos referidos a nivel socio-educacional tienden a cambiar hacia el año 2002, cuando aparecen indicios de un traslado de los grupos de mayor estatus hacia la zona de San Pedro de la Paz, sin ser una localización evidentemente periférica. El principal elemento de cambio en este caso, corresponde a la trayectoria de la comuna de Concepción como lugar de residencia de empleados de la industria. En todo el período, la comuna perdió relevancia en concentrar trabajadores vinculados al rubro industrial que hasta el año 1992 aún se mantenían en algunos distritos; sin embargo, ya en el año 2002 la comuna había perdido este carácter casi por completo.
Ello no debiera extrañar si se considera que las transformaciones propias, ocurridas con posterioridad a los años ’80, implicaron una serie de transformaciones en la base económica y en la estructura de la economía regional. La emergencia de los sectores pesquero industrial y forestal comienza a tomar peso, pero no en Concepción sino en Talcahuano y en comunas del interior de la región. Por otra parte, la puesta en marcha del modelo neoliberal aplicado incluso a los suelos urbanos, tiene entre sus consecuencias este cambio en los patrones de ocupación de las áreas urbanas. Ello conlleva un proceso de reorganización espacial.
A su vez, Talcahuano, una comuna inicialmente de servicios, concentra trabajadores industriales desde 1952 y mantiene este carácter hasta la actualidad, traspasando este rol a Hualpén que recientemente ha pasado a convertirse en comuna, entre otras razones, por su importante incremento demográfico derivado de la industria de Talcahuano.
En este sentido, pese a que algunos autores sostienen que existen roles definidos para cada una de las comunas del Gran Concepción, una de las características que acentúan la estructura del sistema es la diversidad funcional de cada comuna en sí misma49. Es posible constatar funciones industriales incluso en comunas marcadamente residenciales como San Pedro de la Paz y Chiguayante e incluso el mismo Concepción.
Sin embargo, en el contexto del tema en estudio, es vital hacer notar que la estructura demográfica, en tanto reflejo de una vocación o sello de la ciudad en torno a su perfil industrial, ha mostrado variaciones importantes que hablan de una transferencia de población que otorgan a algunas comunas cierta impronta, más allá de la existencia o no de actividad industrial en ellas. Así, claramente Concepción ya no sería una comuna industrial, Talcahuano se ve más industrial que portuaria, y pese a tener industrias, las comunas de San Pedro de La Paz y Chiguayante son claramente residenciales.
Los datos expuestos permiten sugerir algunos caminos importantes desde el punto de vista analítico. Entre ellos, pareciera ser relevante el hecho de que la ciudad que contiene el Gran Concepción, como conglomerado metropolitano, se compone de varias ciudades al mismo tiempo y en diferentes tiempos. Ello es, desde el punto de vista conceptual, la esencia de un territorio: mutar y ser reflejo de su dinámica social en el tiempo. No obstante, cuando se busca avanzar en la geografía social de la ciudad, aproximarse a entender su estructura y la forma como cambia en el tiempo, no puede depender sólo de la mirada sociodemográfica. Vemos acá que ello no es suficiente no sólo porque los datos son una muestra parcial de la realidad territorial, sino porque además hay una serie de otros elementos menos visibles pero probablemente tanto o más importantes que van aparejados a los datos de las estadísticas sociodemográficas: el curso de las decisiones estratégicas sobre la ciudad van ocurriendo al amparo de ciertas prácticas discursivas, como por ejemplo, aquellas que acompañan los planes de desarrollo, los planes reguladores comunales e intercomunales, por señalar algunos.
El análisis espacial de las variables e indicadores analizados, muestra sin embargo una interesante relación espacial entre nivel socioeconómico, proporción de población empleada en servicios y población mayor de 65 años. Esta relación es coherente con situaciones de similar comportamiento en estudios realizados en otras ciudades del país como es el caso de Valdivia, Osorno y Puerto Montt50. Por otra parte, la variable que se presenta con una relación espacial en un sentido inverso corresponde a la proporción de población ocupada en la industria.
En este contexto, es necesario destacar la alta complejidad de los patrones de distribución de las variables dentro del espacio urbano del Gran Concepción, que no parecen relacionarse con otras áreas metropolitanas. Junto con ello, el análisis de los datos recopilados no logra dar cuenta de acelerados procesos que se viven actualmente en la conurbación, tales como suburbanización, crecimiento vertical, ocupación de áreas de riesgo y de valor ambiental, los que de todas formas fueron detectados en terreno. Estudios posteriores deberán analizar los cambios que ocurren y que pueden alterar los elementos de continuidad identificados hasta el 2002 y que podrían dar cuenta de una nueva etapa en el desarrollo de la ciudad.
La geografía social del Gran Concepción: una mirada reflexiva al proceso de hacer ciudad frente al discurso del desarrollo
Los antecedentes sociodemográficos muestran una parcialidad de lo que puede avanzarse en la geografía social de la ciudad. Desde ellos es posible referirse, como se ha hecho, a la morfología socio-espacial y de un modo descriptivo, sugerir ciertos derroteros en la conformación de la ciudad. Sin embargo, es preciso comprender que los antecedentes logrados en el presente análisis, sólo adquieren un sentido más amplio al colaborar con la exploración de hacer ciudad desde las estrategias, planes y discursos en pro de una idea de desarrollo. Por ello, mirar los discursos del desarrollo, de la ciudad, del progreso y de las formas mediante las cuales la ciudad va articulando sus maneras de ir configurándose paulatinamente, conforme con la dinámica propia que le va dando sentido con el paso del tiempo, requiere de algunos antecedentes básicos que ayuden a entender los pasos que se van dando a este respecto.
Los datos revisados nos van mostrando esa ciudad móvil, esa ciudad que va mutando su perfil en virtud de sus cambios en las características de su población, que en rigor, es la base de la ciudad. Mirar a la ciudad como una idea estática es a nuestro juicio un error que conviene discutir en perspectiva. No se trata de eliminar ni vocaciones, ni sellos, ni improntas propias de las ciudades, sino más bien, aceptar que paso a paso las ciudades, como fiel reflejo del estado de la sociedad, van generando respuestas a las maneras de llevar a cabo y poner en práctica ciertos discursos que determinan, a la larga también, algunas formas de concebir su hábitat residencial. Es por ello que al determinar los cambios que sufre esta estructura demográfica, las formas como se re-articula y re-organiza el espacio social urbano a partir de cambios en los patrones de producción, en las decisiones de los instrumentos y en definitiva, del lugar que demarcará la relación espacial entre lugar de residencia y lugar de trabajo, creará una condición de habitar el espacio que se volcará a abrir una exploración ya no sólo sobre las características habitacionales, sino también sobre los desplazamientos, los tiempos de viaje, las actividades complementarias y el rol que en dicho aspecto cumplirá la ciudad en un sentido amplio y más transversal en el habitar urbano. La idea es que se pueda entender la ciudad más allá de su condición material y ver, a partir de testimonios como el aquí ofrecido, que hay en cada una de estas transformaciones intensidades y elementos que van transformando también el sentido de la ciudad en cada momento histórico. Los discursos del desarrollo son parte de ello, como lo son también las vocaciones productivas, los planes diseñados, las estrategias, etc.
En este caso, la puesta en práctica de grandes discursos como el desarrollista clásico de mediados del siglo XX, que es fruto de economías más abiertas (neoliberal) post años ’80, van generando respuestas de la ciudad, no sólo en su morfología y estructura sociodemográfica, también lo hacen respecto de la idea que se construye sobre ellas y es interesante contrastarlo con los datos. En este caso, tenemos los datos que nos permiten mirar lo sucedido con esta capa de la geografía social de la ciudad. Esta capa que nos muestra lo que sucede con su población, con su localización y la respuesta que socio-demográficamente podemos ver espacialmente. Esta mirada de la geografía social nos ayuda además a ver que algunas ideas que se tienen respecto del Gran Concepción, no son del todo como se creen.
De todas formas, los cambios más fuertes de la última década, con nuevas urbanizaciones, nuevos procesos migratorios intraurbanos, y el mismo efecto del terremoto del 27 de febrero de 2010, sólo puede inferirse como relevante a partir del trabajo de terreno, pero que metodológicamente sólo será posible corroborar próximamente, una vez conocidos los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda del año 2012, en contraste con las observaciones y recopilaciones realizadas en terreno.
En consecuencia y a modo de corolario, al menos dos ciudades se pueden ver en el tiempo a partir de este estudio. Una primera que hemos llamado la ciudad del progreso, caracterizada por ser parte y fiel reflejo de las grandes transformaciones derivadas de la puesta en práctica del discurso desarrollista propio de mediados del siglo XX, con notables transformaciones demográficas como la creciente presencia de población dedicada a trabajar en la industria, una población que se mantiene con bajas tasas de envejecimiento y que va comenzando todo un proceso de reordenamiento interno que va poniendo sello a cada comuna. Asimismo, es la ciudad que ve en la industria el gran símbolo de este progreso y en donde surge el nuevo tema de la vivienda como el gran anhelo y necesidad de la ciudad naciente.
La otra ciudad es la del desarrollo, que comienza a consolidarse con el paso de las décadas y que llegada a los años ’80, como fruto de grandes transformaciones políticas, sociales y económicas, empieza a sufrir una importante transformación de su base económica y al mismo tiempo, un reordenamiento de la forma en que su población ocupa el espacio. Hay importantes transformaciones en la geografía social que se venía articulando desde la década de los ’50, con la acentuación de algunas diferencias, con concentraciones de ciertos segmentos de la población en lugares más definidos dentro de la ciudad, distinguiendo atributos o sellos en cada comuna, aunque no sean exclusivos. La ciudad se va volviendo más lejana a la industria y más cercana a los servicios. El territorio se construye sobre ciertas diferenciaciones importantes. El desarrollo se comienza a sentir también y ya no sólo en los avances y logros materiales; ahora también llegan las externalidades negativas y con ello, los síntomas inesperados del desarrollo, que se manifiestan en la contaminación de aguas y aire fundamentalmente.
La ciudad del progreso promete un futuro glorioso; la ciudad del desarrollo, en cambio, parece dar cuenta de las dificultades no declaradas de los costos del progreso. Los cambios sociodemográficos sólo son una muestra dentro de esta complejidad.
Notas
1 Proyecto FONDECYT 1090248: "Huellas y dinámicas territoriales: imaginarios del desarrollo y prácticas de transformación del ambiente en el Gran Concepción".
5 INE. 2007.
6 INE. 2002.
7 Soja, E. 1999 y Di Méo, G. 1998.
8 Aliste, E. 2011.
9 Azócar, G., Sanhueza, R. y Henríquez, C., 2003.
10 Aliste, E. y Almendras, A. 2010.
11 Hernández, H. 1983.
12 Góngora, M. 1981.
13 Turmo, J. y Morales G. 2007.
14 Almeyda Arroyo, E. 1955.
15 Ilabaca, P. 1995.
16 Aliste, E. y Almendras, A. 2010.
17 Franck, S. y Pérez, L. 2009.
18 Hernández, H. 1983.
19 Di Méo, G. y Buléon, P. 2005.
20 Guevara, J. 2007.
21 Soja, E. 1999.
22 Aliste, E. 2011.
23 Hiernaux, D. y Lindón, A. 2006.
24 Braudel, F. 1997.
25 Di Méo, G. y Buléon P. 2005.
26 Pérez, L y Salinas, E. 2007.
27 Mattos, C. de, 2002.
28 Font, A. 1997.
29 Pérez, L. e Hidalgo, R. 2010.
30 Ver los aportes de Hernández, H. 1983; Pacheco, A. 1997; Mazzei, L. y Pacheco, A. 1985, entre otros.
31 Ver los aportes de Almendras, A. 2009; Aliste, E. y Almendras, A. 2010; Smith, P. y Romero, H. 2009; Mardones, M. y Vidal, C. 2001; Rojas, C., García López, M, Muñiz, I. 2009, entre muchos otros.
32 Ver los aportes de Pérez, L. y Salinas, E. 2007; Baeriswyl, S. 2007; Núñez, F. 2007.
33 Echeñique, A. y Rodríguez, C. 1990.
34 Muñoz, F. 2011.
35 Pérez, L. y Salinas, E. 2007.
36 Almendras, A. 2009.
37 Franck, S. y Pérez, L. 2009, pág.140.
38 Núñez, F. 2007.
39 Muñoz, F. 2011.
40 MINVU. 2006.
41 Muñoz, F. 2011.
42 ASIPES. 2010.
43 Bravo, F. 2004.
44 Pérez, L. y Salinas, E. 2007.
45 Pérez, L. e Hidalgo, R. 2010; Muñoz, 2011.
46 Pérez, L. y Salinas, E. 2007.
47 Pérez, L. y Salinas, E. 2007.
48 Pérez, L. e Hidalgo, R. 2010.
49 Baeriswyl, S. 2007.
50 Contreras, M. 2009.
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