doi 10.4067/S0718-83582014000200002

 

Barrios y población inmigrantes: el caso de la comuna de Santiago1

 

Daisy Margarit Segura2, Karina Bijit Abde3

2 Chile. Licenciada en Trabajo Social y Magíster en Desarrollo Urbano, Pontificia Universidad Católica de Chile. Doctora en Sociología, Universidad Autónoma de Barcelona. Directora Escuela Trabajo Social Universidad Central de Chile.

3 Chile. Socióloga, Universidad de Valparaíso, Diplomada en Investigación Social en Integración de Migrantes Internacionales, Universidad de Chile.


Resumen

Esta investigación se centra en la experiencia territorial de los migrantes extranjeros y residentes autóctonos en barrios de la comuna de Santiago. Se plantea que desde el punto de vista de las características del territorio, este constituye una realidad que nos remite permanentemente a la estructura social, a los códigos culturales de la colectividad que lo habita, quienes a su vez despliegan sobre él un conjunto de sentimientos, imágenes y reacciones ante el nuevo residente inmigrante. En este contexto, la convivencia, el intercambio y la llegada de inmigrantes de diversos lugares han conformado en los contextos receptores un paisaje urbano heterogéneo, en el que las desigualdades sociales, políticas, culturales, entre otras, han desembocado en una ocupación desigual del espacio, surgiendo así una nueva expresión de vulnerabilidad urbana y conformándose ciudades fracturadas y polarizadas. En una aproximación cualitativa de territorios, barrios, vecinos (autóctonos e inmigrantes) de la comuna de Santiago, se evidenció que la concentración de población inmigrante repercute en la relación con la territorialidad representada en el espacio local/barrial e impacta en la calidad de vida de quienes las componen.

PALABRAS CLAVE: INMIGRACIÓN; COMERCIO INMIGRANTE; PERFILES SOCIOTERRITORIALES


 

Introducción

La inmigración extranjera que ha llegado a Chile en este último período se ha caracterizado principalmente por provenir de países latinoamericanos, por su gran heterogeneidad étnica, perteneciente a un rango etario activo en términos laborales y por ser eminentemente femenina. Además de estas características, llama la atención el gran dinamismo que se observa en este fenómeno migratorio de este siglo, representado principalmente en lo que refiere a su crecimiento sostenido. En el estudio de los flujos de la inmigración extranjera en el contexto nacional, la distribución territorial se presenta como fundamental, ya que nos otorga un panorama interesante a la hora de definir tendencias de localización de los colectivos de inmigrantes a una escala local, así como también para identificar a futuro cuáles son los principales factores explicativos de esa distribución y su incidencia en el territorio. Esta revisión nos permite adentrarnos en el foco de este trabajo que es el análisis del impacto que conlleva la llegada de los migrantes en el país de destino, lo cual repercute en cambios culturales significativos y crea nuevas visiones de la ciudadanía, de su relación con la territorialidad representada en el espacio local/barrial y su impacto en la calidad de vida de quienes las componen.

Analizar el fenómeno de la inmigración a escala de áreas metropolitanas4, es el foco de los estudios que buscan dar respuesta a los patrones de asentamiento de los colectivos de inmigrantes en tanto este espacio se ha constituido históricamente y en la actualidad con más fuerza, en un territorio receptor de los flujos migratorios. En este contexto, se observa cómo las grandes aglomeraciones urbanas son las zonas que atraen a un mayor número de inmigrantes, principalmente por las oportunidades laborales que presentan. Este primer impulso hacia la concentración en las ciudades que podría verse concretado en la oferta de empleo, se complementa además con una serie de atractivos, como es el acceso a mejores equipamientos relativos a la escolarización y salud pública5.

En la actualidad en Chile, y más específicamente en el Área Metropolitana de Santiago, se puede observar que aun cuando han cambiado ciertos patrones del fenómeno migratorio, como la procedencia de los colectivos, este proceso se asemeja con los flujos migratorios de épocas anteriores, en la concentración en ciertas áreas territoriales, lo que nos indica una cierta “preferencia” por determinadas ciudades en lugar de otras, y al interior de ellas, en ciertas áreas residenciales.

Este hecho puede ser explicado por la existencia de focos de atracción, para los inmigrantes, expresados principalmente a través de variables objetivas de mejoramiento de las condiciones de vida, como pueden ser la existencia de fuentes laborales, territorios con altos grados de conectividad con áreas centrales que permiten también el acceso a trabajos, existencia de un mercado de vivienda posible para alquiler o compra por cuanto se sitúan entre las peor posicionadas en la jerarquía residencial de la ciudad, donde los precios de compra de la vivienda han sido más asequibles en los últimos años. Por último, y tal vez uno de los aspectos de mayor peso a la hora de analizar la localización de los colectivos de inmigrantes en un territorio, está dado por la presencia de una red de connacionales que vendrían a representar la red social primaria en la que se inserta el individuo una vez que ha emigrado.

De esta forma, lo que significativamente es nuevo en la distribución, y concentración residencial en Santiago centro y relacionado con el actual boom inmigratorio es, por un lado, la difusión de la inmigración a todos los barrios de la ciudad, y por otro, el elevado crecimiento del número de extranjeros residentes en los barrios periféricos del municipio, con incrementos de la población extranjera y en un breve lapso temporal6.

 

Caracterización de la inmigración en Chile

En las últimas décadas se ha registrado en Chile un aumento significativo de los flujos migratorios provenientes de países sudamericanos atraídos por la estabilidad política y económica del país y la situación de crisis que atraviesan otros países tradicionalmente receptores de los flujos migratorios en la región, como Brasil y Argentina. En dicho contexto, Chile se estaría transformado en un destino atractivo para los migrantes de países vecinos cuyas motivaciones son principalmente de carácter económico7.

Según las cifras del Censo de 2002, en Chile viven 185.000 personas nacidas en el extranjero. De esta cifra, el 68% corresponde a inmigrantes sudamericanos, siendo la principal colonia extranjera la procedente de Argentina con un 26%, después la peruana con un 21%, la boliviana con un 6%, la ecuatoriana con un 5% y los colombianos con un 2%. En menor número tenemos a venezolanos, brasileños, uruguayos y paraguayos. Del resto del mundo están presentes europeos con un 17%, norteamericanos con un 6% y asiáticos con 4,2% de representatividad, y en cifras muy pequeñas encontramos a personas provenientes de África y Oceanía8.

Sin embargo, en diciembre del año 2009, el Departamento de Extranjería y Migración (DEM) del Ministerio del Interior, estimó que en Chile la población extranjera ascendía a 352.344 personas, lo cual representa al 2,08% de la población total. De este porcentaje, el 73% corresponde a inmigración sudamericana. Dentro de este grupo destaca la población de origen fronterizo que agrupa al 61% del total de inmigrantes, siendo la comunidad peruana la de mayor representatividad con un 37%, desplazando en relación al censo de 2002 a la comunidad argentina, la cual figura con un 17% de representatividad. Le sigue la población boliviana con un 6,8%, la ecuatoriana con un 5,3% y la colombiana con un 3,7%9.

En cuanto a la distribución territorial, el 64,8% se concentra en la Región Metropolitana y en las dos primeras regiones del norte del país, en Tarapacá con un 5,81% y en Antofagasta con un 5,96%. En un análisis más acotado se identifica una alta concentración en el Área Metropolitana de Santiago. De acuerdo a los datos arrojados por el Censo de Población y Vivienda realizado en el año 2002, en el Área Metropolitana de Santiago residían 108.775 inmigrantes extranjeros, equivalente al 2% de la población total de esta Región. A pesar del bajo peso relativo, es importante recalcar que la última tasa de crecimiento intercensal de la población nacida en el extranjero, es la más alta de todas las registradas, llegando a un 5,5%10.

No obstante las cifras oficiales, en este punto y coincidiendo con lo que plantea Nogue11, a la hora de cuantificar las migraciones hay que ser muy cauto. No sólo porque la terminología y las categorías estadísticas varían de un país a otro, sino porque también nunca podrá saberse con certeza cuantos inmigrantes llegan a un país determinado de forma indocumentada (cifra invisible). Además estamos ante un fenómeno que varía día tras día, mes tras mes, año tras año dependiendo de múltiples y diversas circunstancias. Stefoni12 señala que son dos procesos independientes los que explicarían que Chile se presente como un centro atrayente de migrantes dentro de América Latina. Por una parte, los tradicionales centros de atracción (Estados Unidos, Europa) comienzan a cerrar sus fronteras, diseñando políticas cada vez más restrictivas, provocando la reorientación de los flujos migratorios hacia destinos con un acceso más fácil y donde existan oportunidades laborales. Por otro lado, Chile exhibe una relativa estabilidad económica y política, lo que asegura mayores oportunidades de empleo y mejoramiento en la calidad de vida en relación al país de origen.

En palabras de Solimano y Tokman13, “el rápido crecimiento de la economía chilena de los últimos 20 años y la ampliación de las brechas de producto interno (PIB) por habitante entre Chile y otros países de la región, ha creado incentivos para la inmigración hacia el país. Además, Chile exhibe en años recientes, indicadores más favorables del mercado laboral que otros países de la región, los que se expresan en salarios reales más altos y menos volátiles, menor desempleo abierto y niveles más bajos de informalidad. El mejoramiento (relativo) de la situación laboral en Chile en la última década generó incentivos adicionales para los inmigrantes. Sin embargo, Chile aún mantiene niveles de ingreso por habitante inferiores a países más desarrollados como Estados Unidos, España y la OCDE”14.

Cabe destacar, como señala Tijoux, “en los doscientos años de constitución como Estado-nación, Chile ha conocido distintos movimientos migratorios, pero estos no fueron siempre entendidos como un problema para el Estado. En el siglo XIX, los inmigrantes europeos blancos fueron invitados y bienvenidos, pues su presencia permitiría mejorar la raza, contrariamente a los inmigrantes de este cono sur, más recientes, como ocurre con los peruanos que han llegado en las últimas décadas para trabajar”15. A partir de este reconocimiento de la inmigración como un problema, que se refleja en la relación que establece la sociedad de acogida con el “otro extranjero” atribuyéndole características negativas, y generándose una percepción de no ser reconocidos como parte de una sociedad. Thayer16 explica este fenómeno señalando que implicaría reconocer un desajuste entre la expectativa de reconocimiento que tienen los inmigrantes y el reconocimiento efectivo que la sociedad les ofrece, frente a esta situación, en esta línea argumentativa este autor observa que los inmigrantes desarrollan una aproximación a los espacios y servicios públicos en la que reivindican lo que entienden como un legítimo derecho de ocupación. La apropiación material y simbólica es decir la ocupación física y la construcción de un sentido de pertenencia y propiedad sobre esos espacios, pone de manifiesto que los inmigrantes entienden su presencia en la nueva sociedad como algo más que mano de obra. La experiencia espacial para los inmigrantes constituye un lugar de reivindicación de su identidad colectiva17.

 

La ciudad y el territorio: alcances de su significado en la espacialidad de la localización residencial de la población inmigrante

La ciudad ha sido considerada el lugar en el cual se producen los cambios y las transformaciones que afectan a nuestras sociedades, así como el espacio privilegiado de configuración y manifestación del conflicto social y de las identidades de los sujetos de ese conflicto. En este contexto, Capel18 señala que la inmigración es consustancial a la ciudad y ha sido una característica permanente de las ciudades desde el comienzo de la historia. asimismo, en todas las sociedades las minorías étnicas sufren discriminación económica, institucional y cultural, que suele tener como consecuencia su segregación en el espacio de la ciudad.

Hopenhayn y Bello19 señalan que la discriminación étnica y racial está en la base de los sentimientos xenofóbicos en los países de la región. El desprecio por el otro en términos raciales se transfiere más tarde al otro-extranjero, sobre todo si no es blanco y migra desde países caracterizados por una mayor densidad de población indígena, afrolatina o afrocaribeña, como es el caso de los colectivos de inmigrantes con mayor presencia en la ciudad de Santiago.

La discriminación por motivos de raza y etnia generan verdaderos sistemas y mecanismos culturales, sociales e incluso institucionales de dominación a través de los cuales se impide el acceso equitativo de grandes grupos humanos a los frutos del desarrollo económico. Mientras la raza se asocia a distinciones biológicas atribuidas a genotipos y fenotipos, especialmente con relación al color de la piel, la etnicidad se vincula a factores de orden cultural, con frecuencia ambas categorías son difícilmente separables20. De esta forma, la raza y la cultura a las cual se pertenece son causa de desigualdad, discriminación y dominación de un grupo que se autodefine como superior o con mejores y más legítimos derechos que aquellos a los que se desvaloriza y excluye21.

Cabe destacar que en Chile el racismo no es explícito como sucede en otras partes del mundo, como señala Stefoni22, sin embargo, existen formas encubiertas de discriminación e intolerancia étnica, racial y cultural.

La desigualdad en el ingreso y las prácticas discriminatorias en el mercado de vivienda son algunas de las expresiones de la discriminación, lo que conlleva a una concentración desproporcionada de colectivos de inmigrantes en determinadas zonas urbanas al interior de las áreas metropolitanas, y por otro lado, la reacción defensiva y la especificidad cultural refuerzan el patrón de segregación espacial, en la medida en que cada grupo étnico tiende a utilizar su concentración en barrios como forma de protección, ayuda mutua y afirmación de su especificidad.

En las ciudades el aumento del número de personas de origen inmigrante adquiere visibilidad social, mediante la apropiación y utilización del espacio urbano, visibilidad que se torna más evidente en aquellos barrios donde existe una mayor concentración residencial de estos grupos sociales. Terrones23, nos señala que los colectivos de inmigrantes ocupan un lugar en el espacio físico que define una ciudad. En esta concepción física del espacio, el lugar podría definirse como el punto del espacio físico en que están situados, y existen, ya sea como localización o desde un punto de vista relacional, como posición, rango en un orden. El sitio ocupado puede definirse entonces, como la extensión, la superficie y el volumen que un individuo o una cosa ocupa en el espacio físico, sus dimensiones o mejor su volumen exterior.

El espacio físico “apropiado” o “utilizado” puede ser susceptible de provocar competencia o conflicto entre grupos y el espacio apropiado por la población de origen inmigrante no es una excepción24. En efecto, en la mayor parte de los grandes conflictos racistas de los últimos años, tiene un papel protagonista la dimensión espacial, la lucha por el espacio25. Por ello, el territorio adquiere cada vez más relevancia cuando hablamos de un espacio, de “un lugar de identidad, relacional e histórico”26 en donde se llevan a cabo una serie de importantes hechos sociales. En estos hechos sociales, la compleja red de variables territoriales, ambientales, sociales, productivas, culturales, etc., actúan simultáneamente en el territorio. Sus efectos impactan en el entorno social de sus habitantes, no dejan indiferente al gobierno local al momento de establecer políticas de planificación urbana y gestión social, orientadas a garantizar en sus habitantes una mejor calidad de vida.

Cuando hablamos de territorio lo podemos definir desde diversos ámbitos conceptuales. Uno de ellos es desde el punto de vista administrativo, delimitando así el área territorial a los núcleos poblacionales que pertenecen administrativamente a una entidad local básica de la organización territorial del Estado, es decir el municipio. En este sentido, al hablar de territorio nos estamos refiriendo a la porción de superficie terrestre en que ejerce sus competencias el municipio. Superficie en la que se asienta la población en uno o varios núcleos residenciales, en la que radica la riqueza y los demás medios económicos, o de otro tipo, para el cumplimiento de los fines del municipio27. Por otra parte, el territorio también puede ser definido y comprendido desde una perspectiva histórica. Así lo señala Capel, al recordarnos su importancia: “una buena base histórica para estudiar los problemas actuales es indispensable, para estudiar el territorio y la ciudad sabiendo cómo fueron antes, qué es nuevo y qué es viejo”28. En este sentido conocer el proceso histórico de la conformación de un territorio significa por una parte, aproximarse a examinar el pasado en su relación con los procesos sociales, políticos y económicos que tuvieron lugar y, por otra parte, en su relación con el presente para comprender en un nivel micro-macro la dinámica del crecimiento demográfico, desarrollo, estructura y organización social.

Con estos elementos, el territorio desde la visión histórica, se comprenderá como un espacio construido históricamente, en el que la conformación de las estructuras de clases, el crecimiento poblacional, los flujos migratorios (internos y externos), la orientación de los gobiernos locales en su gestión de las políticas públicas (económicas y sociales), de las políticas urbanísticas, los mercados de trabajo, la distribución del ingreso, el desarrollo de la vivienda, han tenido efectos directos sobre la actual morfología urbana y en el panorama social.

Otra aproximación al término territorio viene dada desde las ciencias sociales, específicamente desde la antropología social. En este ámbito conceptual, autores como García29 y Provensal30señalan que el término territorialidad connota una serie de asociaciones entre las cuales sobresale, por su carácter primario, la de realidad espacial, asumiendo al mismo tiempo que el término espacio trae consigo una noción esencialmente abstracta y relativa. En esta misma línea, encontramos que desde el campo de la psicología social autores como Lynch y Piaget31 ponen de relieve la manera en que cada individuo va estructurando en su proceso de aprendizaje el espacio que le rodea, tomando como punto de partida su propio cuerpo. Así entonces, mediante los significados va elaborando una representación de este exterior a su propia persona y en definitiva, va generando la imagen mental que acaba teniendo del espacio. En esta misma dirección, Capel32 agrega “la experiencia del sujeto es, pues, fundamental en la construcción de la imagen de la ciudad, conclusión que coincide con la tesis de Piaget33 (…) relativa a la formación de las imágenes mentales en función de las acciones del sujeto. Estas acciones del sujeto llevan a la utilización de determinadas formas urbanas, las cuales son percibidas por ello con una mayor nitidez debido precisamente al hecho de su asociación con una actividad concreta”34.

Por su parte, también están presentes los elementos externos al individuo que se relacionan con el espacio y que le dan un significado de acuerdo a los contextos sociales y culturales que en él se despliegan. En esta línea la autora Rosa Tello35, señala que espacio, sociedad y cultura son tres aspectos de la vida misma, en la que siendo obvio que el espacio es parte de la vida, a menudo se reflexiona sobre él, sin tener en cuenta esta dimensión, en tanto pensar sobre nuestra condición espacial, es como hacerlo sobre la propia vida y los contextos y circunstancias materiales en que se desarrolla. Pero de igual modo el hecho que vayamos relacionándonos y representándonos en entornos determinados, hace que los pensemos y los percibamos de acuerdo a nuestras propias experiencias de vida. De este modo, si espacio y vida se implican mutuamente, significa que el espacio no es algo inerte ni estático ni constituido solamente por las propiedades físicas visibles y mesurables, en tanto también lo constituyen nuestras relaciones sociales, los saberes, los modos de vida, etc.

De tal forma que en la actualidad al estudiar un espacio determinado, como son los barrios en los que se concentran residencialmente los inmigrantes, encontramos múltiples relaciones que en el pasado no estaban o bien que se vuelven a resignificar de acuerdo a los nuevos actores que en él establecen sus relaciones cotidianas, en este sentido como lo describe Perec36: “Los espacios se han multiplicado, fragmentado y diversificado. Los hay de todos los tamaños y especies, para todos los usos y para todas las funciones. Vivir es pasar de un espacio a otro (…)”.

En resumen, se supone que a medida en que cambiamos nuestras formas y modos de vida, también estamos generando cambios en el espacio, no sólo en la manera de utilizarlo, sino también en la manera de vivirlo y valorarlo. Por lo que al enfrentarnos en un análisis territorial, el espacio no es sólo un elemento más en el contexto territorial, sino que, por el contrario, ha cobrado cada vez mayor relevancia dentro del estudio de los territorios, en tanto “la territorialidad se asienta sobre un sustrato espacial (…) con unas características determinadas, que de manera general podríamos denominar sociales y culturales”37.

Es en este espacio en donde las posibilidades de relaciones aumentan, a través de los contactos personales con otros individuos con los que construimos relaciones y redes sociales en zonas concretas. Como señala Tello38, refiriéndose a los espacios, “al reconocerlos, simbolizarlos, utilizarlos y apropiarnos de ellos, construimos el marco cultural donde se desarrollan estas múltiples relaciones que al mismo tiempo hacemos y rehacemos bajo pautas y saberes también construidos y reconstruidos constantemente como proceso cultural”.

Un proceso clave y que no debemos dejar fuera del análisis de los nuevos espacios en los que habitan los inmigrantes, refiere a los usos del territorio. Resulta importante señalar, como argumenta García39, que la territorialidad no sólo abarca los derechos sobre la utilización del territorio, sino también las limitaciones o restricciones en utilizarlo. De acuerdo con esto, un análisis territorial no debe olvidar que un territorio sólo se puede definir desde las relaciones que le diferencian de los demás territorios. En otras palabras, la unidad territorial de cualquier sujeto social, sólo tiene sentido en las diferencias con otras unidades territoriales.

Respecto a este punto, es importante tener en cuenta que en la actualidad en la comuna de Santiago, los usos del territorio, especialmente de los espacios públicos, se han intensificado por parte de la población inmigrante, hecho que ha cobrado relevancia para las administraciones locales que ven en el uso intensivo de ciertos espacios, un creciente desgaste y deterioro. A nivel de las comunidades de vecinos, también se ha hecho sentir esta preocupación. Ellos traducen los usos que se les da a los parques u otros espacios del territorio, dentro del ámbito público, como una amenaza que se refleja en el no poder acceder a ellos por estar muy sucios o porque visualizan en estas áreas focos de inseguridad ciudadana.

Continuando con el análisis conceptual, en el nivel más acotado, dentro del territorio encontramos la unidad del barrio, el cual ha sido definido como el espacio de pertenencia del individuo, en el que se puede sentir parte de un colectivo social. Es la primera unidad urbana con capacidad de variedad y primer escalón de la vida cotidiana.

Los barrios de una ciudad pueden ser definidos a partir de criterios administrativos, socioculturales o históricos. En esta definición por lo general prima el orden administrativo, funcional, en el que la entidad político administrativa local, es decir el municipio, delimita su territorio para fines administrativos. Aportando a la definición de barrio encontramos a Candel, quien nos propone un punto de atención en la distancia que se puede generar entre lo que define la administración y lo que perciben los sujetos. Este autor nos señala que “no siempre una nueva construcción de pisos constituye un barrio o la gente lo considera un barrio. Una cosa son los barrios que delimita más o menos artificiosamente el municipio y otra los que bautiza o fronteriza la gente, los que –y por este motivo de inspiración– “crea” la gente, al igual que un artista plástico su obra”40. Complementando esta línea está la definición que hace Kevin Lynch41, quien señala desde una óptica del sujeto que vive en los barrios y cómo los percibe que “los barrios o distritos son las zonas urbanas relativamente grandes en las que el observador puede ingresar con el pensamiento y que tiene cierto carácter común. Se los puede reconocer desde el interior y de vez en cuando se los puede emplear como referencia exterior cuando una persona va hacia ellos”42.

Las diferentes conceptualizaciones desde la visión de los sujetos que se despliegan para definir el barrio, son también aplicables a la definición de barrios en dificultades o desfavorecidos. En estos barrios, más allá de las diferencias en la transformación histórica y de configuración urbanística, existen elementos comunes que los definen: índices de desempleo mayores que la media de la ciudad, baja renta de sus habitantes, absentismo y fracaso escolar, déficit de habitabilidad, reducida actividad económica, etc.

Se trata, por tanto, de una concentración de problemas en áreas acotadas, y que son de difícil resolución, y de identificar los factores que rompan el ciclo de declive o de deterioro. Son las llamadas por los autores de la escuela de chicago “zonas de transición”, que se caracterizán por alojar a población inmigrante que “sólo se trasladarían cuando pudieran permitirse el lujo de rechazar su deteriorado ambiente o cuando el crecimiento urbano los forzara alejarse aún más”43. En este mismo sentido Martínez Veiga44, agrega que debiesen llamarse áreas de transición, las que se caracterizan por ser lugares con vivienda muy deteriorada, con una gran carencia de servicios. Son áreas que frecuentemente están a la espera de ser remodeladas. A esta realidad se superponen los nuevos fenómenos de exclusión social, como la “marginalidad urbana” en palabras de Wacquant45 y la diversificación y complejización de la estructura social residente y de las formas de utilización del espacio urbano.

 

Figura N° 1: Concentración población inmigrante: comunas del primer anillo del Área metropolitana de santiago, AMS

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034, en base a información CENSO 2002.

 

Estrategia metodológica

Para construir perfiles socio territoriales de los barrios en donde se concentran residencialmente los colectivos de inmigrantes, en primer lugar se delimitó, dentro de la Región Metropolitana de Santiago (RMS), las comunas46 con mayor concentración (Figura N° 1), a partir de la clasificación de Mattos et al47 , quienes clasifican en categorías las comunas de acuerdo a su localización dentro de la ciudad. La primera categoría corresponde a la comuna del centro histórico, y la segunda categoría denominada “mediterránea”, son las comunas que limitan con la comuna de Santiago Centro. Estudios como el de Arias48, señalan que las comunas que concentran mayor cantidad de población extranjera son aquellas que de acuerdo a la clasificación de Mattos corresponden a la comuna de Santiago, y le siguen las comunas de Recoleta, Quinta Normal, Independencia y Estación Central como los principales territorios de la etapa de “establecimiento” del proyecto migratorio. Con esto, Arias se refiere, por una parte, a la relación que establece el sujeto inmigrante con el territorio, y por otra, con las personas que lo conforman a través de la generación de nuevas redes socioterritoriales, que se relacionan con el lugar de residencia del inmigrante, con sus trayectorias cotidianas por el barrio, con los lugares que frecuenta en el territorio, etc.

Por lo anterior, se selecciona la comuna de Santiago, la cual concentraba (figura N° 1) al año 2002, el 54,4% de la población inmigrante residente en la RMS, seguida por Recoleta (14,2%), Estación Central (13,1%), Independencia (9,6%) y Quinta Normal (8,7%).

 

Perfiles socioterritoriales de los barrios de la comuna de Santiago

La construcción de perfiles socioterritoriales se desarrolla a partir de una estrategia metodológica correspondiente a lo que Flick49 denomina una combinación de métodos, grupos de estudio, entornos locales y temporales y perspectivas teóricas diferentes al ocuparse de un fenómeno. Esta combinación es lo que Denzin50 llama la triangulación metodológica, en la que se combinan métodos (cualitativos y cuantitativos) en fases diferentes del proceso de investigación. De este modo, entre los aspectos más importantes que se destacan en el proceso metodológico desarrollado en esta investigación, está la combinación de métodos de carácter cuantitativo derivados principalmente del análisis de fuentes estadísticas, técnicas de georreferenciación y de representación espacial, con métodos de carácter cualitativo, fundamentalmente entrevistas en profundidad semiestructuradas y observación participante.

Para caracterizar socioterritorialmente la comuna de Santiago, se establecieron los siguientes ámbitos de análisis:

a) Población residente extranjera

b) Comercio inmigrante

c) Vivienda

Cada uno de estos ámbitos se trabajó a partir de la información obtenida de fuentes primarias y secundarias. Para el caso de las fuentes primarias, el acceso a la información se lleva a cabo mediante el trabajo de campo directo en terreno, como es el registro del comercio regentado por inmigrantes y las entrevistas a inmigrantes y “vecinos de toda la vida”51. Las fuentes secundarias de datos fueron: El Censo de Población y Vivienda del año 2002, estadísticas del Departamento de estudios del Ministerio de Educación y la CASEN 2011. Se suma información recogida mediante entrevistas a expertos de la Municipalidad de Santiago y del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.

Cada una de estas fuentes aporta de un modo complementario en la construcción del panorama social y territorial de los barrios estudiados. Lo cual desde un ángulo estrictamente estadístico nos entrega elementos de gran utilidad para caracterizar de un modo socioterritorial los barrios en los cuales reside la población inmigrante de la comuna de Santiago y así evaluar la importancia que adquieren en las elecciones residenciales de la población extranjera. Cabe destacar que la utilización de estas fuentes tiene algunas dificultades metodológicas. En primer lugar, encontramos dificultad en la definición de las unidades territoriales presentándose un nivel de desagregación diverso, de esta forma nos hemos encontrado con cifras que daban cuenta de información total de la comuna, unidades vecinales, unidad censal. Por último, la información más reciente a la que se ha podido acceder, en algunos casos es del año 2002, hecho que por cierto condiciona el análisis, dado el carácter dinámico del fenómeno migratorio.

A continuación, en la tabla 1 detallamos cada uno de los ámbitos que han sido definidos:

 

Tabla N° 1: Ámbitos de análisis de los perfiles socioterritoriales

Ámbito

Foco de análisis

Unidad de análisis

Fuente de información

a) Población residente inmigrante

Residentes inmigrantes

Concentración residencial en los barrios

- Entrevistas a expertos

- Entrevistas a vecinos de toda la vida de los barrios

- Observación de terreno

b) Vivienda

Distribución de la vivienda inhabitable

Estado, calidad de la vivienda

- Resolución de inhabitabilidad del DOM Municipalidad de Santiago

- Entrevistas a expertos

- Entrevistas a inmigrantes y vecinos de toda la vida

c) Comercio inmigrante

Distribución territorial de negocios administrados por inmigrantes

Localización de negocios administrados por inmigrantes en los barrios

- Registro trabajo de campo (encuestas negocios, observaciones)

- Entrevistas a inmigrantes y vecinos de toda la vida

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034

 

Análisis de resultados: las características de barrios con alta concentración de inmigrantes en la comuna de Santiago

La comuna de Santiago se ubica en el centro del Área Metropolitana, Tiene una superficie aproximada de 22.400.000 m2 (22,4 km2), que representan el 3,22% de la superficie del área del Gran Santiago. La población comunal de acuerdo a la estimación del INE (2011)52 es de 163.952 mil habitantes, con una densidad de 7.452,36 habitantes por km2. Su organización presenta un triángulo central que alberga las funciones de gobierno, negocios y servicios, y un sistema de barrios mixtos con identidad propia, en los cuales la vivienda coexiste con actividades económicas53.

Los casos de estudios fueron los barrios de la comuna de Santiago definidos por el municipio. Se estudiaron 16 barrios (figura N°2), los que agrupamos por zonas geográficas:

i. Zona Norte de Santiago: Balmaceda, Yungay, Brasil y Concha y Toro.

ii. Zona Centro poniente: Estación República, Ejercito, San Vicente.

iii. Zona Centro Oriente: Almagro, Lira, Parque O´Higgins, Bogotá.

iv. Zona Sur: Pedro Montt, Huemul, Franklin, Sierra Bella.

Se dejaron fuera del análisis los barrios: Centro histórico, Santa Lucía y San Francisco, porque su vocación urbana no es residencial, por cuanto el análisis se centró en los barrios con mayor concentración de población residente. Aun comprendiendo que en estos barrios céntricos hay un alto grado de trasformación del territorio por el comercio, la población que mayoritariamente utiliza este espacio es de tránsito, son funcionarios públicos de los ministerios y servicios que albergan estos barrios del centro cívico de la ciudad. Para el caso del Barrio Parque Club, este no se analiza por cuanto el hito urbano del Parque O’Higgins rompe la lógica residencial.

 

Figura N° 2: Barrios analizados de la comuna de Santiago

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034 

 

a) Ámbito Población residente inmigrante

- Ubicación en el territorio: de la ciudad al barrio

La etapa del establecimiento de la residencia de los sujetos inmigrantes marca un patrón de asentamiento que determina la preferencia por ciertas zonas en lugar de otras. En esta etapa del establecimiento, se resignifican las representaciones del lugar de destino que sostienen los inmigrantes en el origen y las generadas una vez en el territorio. Quizás sean la ciudad y el barrio uno de los lugares más interesantes para mirar las maneras como se cruzan, por un lado, las imágenes adquiridas desde el país de origen, a través de las voces de quienes ya han vivido la experiencia de estar en Chile, transmitiendo los cambios en los modos de vida y las respectivas visiones del territorio; y por otro lado, está la experiencia vital, cotidiana y directa del sujeto.

Vale recordar que previo al viaje, los inmigrantes han construido socialmente representaciones sobre los diferentes lugares de destino, sobre las potencialidades laborales y sobre las ventajas que estos ofrecen según se trate de un hombre o de una mujer. Este cruce entre las imágenes transmitidas por los primeros que llegan y la experiencia directa de los sujetos a partir de los contactos con el nuevo entorno, genera por lo general confusión, ya que entran en conflicto las representaciones que se tienen del territorio, con lo experimentado a través de la propia vivencia.

El contacto con el nuevo territorio concibe, en algunas ocasiones, una sensación de temor para los inmigrantes. Este miedo se fundamenta en la información transmitida por los medios de comunicación, que refuerzan la imagen del inmigrante “irregular o indocumentado” y de los malos tratos que reciben por parte de la sociedad receptora. Esta información se procesa junto con los relatos de los familiares que refuerzan los temores generados a partir de lo desconocido.

Se constata a través de las entrevistas a los sujetos, que la primera sensación de temor en la ciudad se materializa en el barrio, en tanto es el primer lugar que trasciende la esfera de lo privado y de la vida familiar. En el barrio, ya en la etapa del establecimiento se configura la experiencia del “otro” que representa la dualidad entre la integración y la exclusión (sensaciones de atracción y peligro). En este sentido la experiencia directa cotidiana en la calle, constituye la posibilidad de las relaciones con los iguales, con las amistades, con los conocidos etc., pero es al mismo tiempo, el espacio de la diferencia, del sentirse “extraño” expresada en muchas ocasiones en discriminación, como nos relata una de las entrevistadas:

“muchas veces uno pasa y dicen ‘este peruano’ y ocupan algunas palabras que mejor no las menciono, pero los escucho, los miro y paso, total con lo que dicen no me hacen daño, al contrario, me siento muy orgullosa de mi país” (Mujer peruana, barrio Yungay).

“yo escuché que le gritó ‘sí, que peruanos así, que me vienen a quitar el trabajo acá’ y cosas así (…) a mí me dolió tanto que digan eso porque mira, a nadie le quitamos el trabajo, porque hay mucho trabajo y hay personas que ni trabajan, que están sentadas por ahí y el trabajo no les va a venir a tocarles a su puerta, al contrario tienen que salir a buscarlo” (Mujer peruana, barrio Yungay).

Por otra parte también en esta etapa del establecimiento el inmigrante logra reconocer en el territorio potencialidades (fuentes de recursos) que le facilitaran su vida en el nuevo contexto ante la escasez de medios. Para ello, el sujeto construye un mapa de recursos territoriales y sociales asociadas al barrio donde vive. Las características que adquiere la red en esta etapa es el intercambio recíproco entre sus miembros, las bases de la red es la confianza y la reciprocidad. Al respecto, los entrevistados nos señalan:

“Mi compadre es chileno, es vecino mío, vive acá y con él siempre nos reunimos (…) de repente si tengo algo que contarle o algo que hacer y necesito ayuda urgente lo llamo, compadre ¿sabe qué? Necesito que vaya a verme, necesito pagar esto y usted está más cerca” (Hombre peruano, barrio Yungay).

“Sí, tengo una amiga que es peruana y que ella está hace diez años acá en Santiago y ella tiene todas las tarjetas de todas las tiendas, ella me dio su tarjeta (…) saqué un congelador, saqué un microondas, una licuadora, saqué muchas cosas para el negocio y le agradezco un montón a ella” (Mujer peruana, barrio Yungay).

 

- La concentración residencial en los barrios

En este punto examinaremos en primer lugar la composición de la inmigración por nacionalidades, de acuerdo al CENSO 2002, para luego dar paso a un análisis intra comunal en el que examinaremos la distribución de estos colectivos al interior y el impacto de esta concentración en los usos de los espacios, las fronteras, la sensación de miedo/inseguridad, lo cual impacta en la convivencia de un modo bidireccional entre los vecinos de toda la vida y los inmigrantes.

Los colectivos de inmigrantes con mayor representatividad en el los barrios de la comuna de Santiago son los latinoamericanos. Dentro de las comunidades con mayor presencia destaca, de acuerdo al gráfico n.° 1, el colectivo de origen peruano con un 68% de la representatividad, le sigue la población argentina con un 13%, la ecuatoriana con un 11%, la boliviana con un 4% y la colombiana con un 3%.

 

Gráfico no 1 Porcentaje de población de origen inmigrante en la comuna de Santiago

Fuente: Elaboración proyecto Fondecyt 1110034, en base a información CENSO 2002

 

Entre los motivos principales por los cuales los inmigrantes se asientan en determinadas zonas, destaca la accesibilidad al arriendo de piezas individuales o compartidas, el equipamiento urbano y conectividad, así como la existencia de redes de solidaridad e intercambio de información entre inmigrantes. Al respecto, un entrevistado nos relata:

“Porque como te decía lo principal es que tienes todo cerca. Dos cuadras tienes un metro, tres cuadras un supermercado, un mall, la avenida principal. Tú sales, te tomas una micro entonces lo tienes todo cerca. Además a uno le gusta ya este barrio, conoce a toda la gente e ir a otro barrio no sería lo mismo” (Hombre peruano, barrio Yungay).

La problemática principal que justifica trabajar este ámbito de la población residente extranjera es la gran heterogeneidad que presentan estos colectivos. Este hecho convierte al colectivo inmigrante en un grupo diverso de culturas, que se asientan en el territorio y que convive con las estructuras sociales de la sociedad receptora, y que se caracteriza por imprimir en los paisajes urbanos54 fuertes transformaciones que impactan en las estructuras socioeconómicas del territorio. Este hecho se viene a constatar, por ejemplo, a través del surgimiento de negocios regentados por inmigrantes, que entregan servicios en una lógica diferente al comercio tradicional (en lo que se refiere a los horarios extendidos, incluso los fines de semana y festivos), generando dinámicas territoriales que coexisten con las mantenidas por la población autóctona. Como nos señala un vecino de los barrios de la zona norte:

“harto extranjero, colombiano, peruano y todos con sus negocios, todos microempresarios de un día para otro y han tirado el barrio para arriba, porque este era un barrio muerto, antiguo (…) y a la gente le gusta los sabores nuevos, restoranes peruanos muy ricos y en cuanto a implementación también hay negocios con internet, fotocopias” (Vecino, barrio Yungay).

La concentración hace referencia a la ocupación por parte de un grupo de población, de un espacio físico en términos de superficie. En este sentido, cuanto más pequeño sea la parte del espacio urbano que ocupa un grupo, más concentrado y por lo tanto más segregado está el mismo55. La concentración residencial de población inmigrante trae consigo una visibilidad del colectivo que es identificada por los vecinos de toda la vida, como una amenaza para la convivencia y la imagen del barrio. Con la llegada de población inmigrante, el barrio, de acuerdo a la percepción de los vecinos, se torna inseguro, con malos hábitos que se atribuyen a las culturas propias de cada sujeto inmigrante, como es hacer fiestas hasta altas horas de la noche, extender el espacio privado de la vivienda al espacio público para celebrar algún evento significativo para las familias (cumpleaños, aniversarios etc.), o usar intensivamente espacios públicos para uso recreacional.

El análisis al interior de los conglomerados de barrios de la comuna, distingue la Zona Norte de Santiago (Balmaceda, Yungay, Brasil y Concha y Toro), con mayor presencia visual de población inmigrante residente. El núcleo explicativo a esta percepción, está en la morfología de estos barrios, en los que la renovación urbana, con la consecuente construcción de torres en altura, no se llevó a cabo en su totalidad como fue en otras zonas de la comuna de Santiago, ya que los barrios fueron declarados patrimonio56. La presencia de los inmigrantes se percibe por los vecinos de toda la vida por una parte, como una amenaza cuando constatan que viven hacinadas muchas familias, en habitaciones subdivididas, y que son los mismos autóctonos quienes lucran con este negocio del arriendo y subarriendo de habitaciones.

Sin embargo también se reconoce un aspecto positivo de la llegada de inmigrantes que revitalizan el barrio con la apertura de negocios, generándose un uso del espacio colindante con el comercio distinto al cotidiano del barrio, esto es un espacio de encuentro de las comunidades. Se utiliza la calle como espacio para la recreación, por ejemplo, para jugar fútbol, o una extensión del mundo privado familiar cuando sacan sillas y mesas y se convive.

 

b) Ámbito la vivienda

Las características de estos barrios coinciden con una morfología propia de edificaciones de principio de siglo XX que albergaba a la burguesía criolla. En esta zona las casonas son de características amplias, con grandes habitaciones y pasillos que llevan a patios interiores. Estas características de la infraestructura interna de las viviendas, se ha traducido que en la actualidad varias familias de inmigrantes puedan residir en ellas a través de la subdivisión de las habitaciones. Se constata a través del trabajo de campo que una habitación es ocupada por más de una familia, en ocasiones se observó hasta 6 núcleos familiares en un mismo espacio.

En la década de 1870, Benjamín Vicuña Mackenna trazó el camino cintura para la ciudad, en el cual, con un fuerte sentido higienista y reformador, diseñó los límites que separaba la “ciudad propia y cristiana” de la “ciudad bárbara”, es decir, de la Chimba, donde vivían los pobres, indigentes y no civilizados. Estos límites corresponden en la actualidad a la Avenida Matta y Blanco Encalada, por el Sur, y la Avenida Vicuña Mackenna, por el Este. Así como nacía el barrio Yungay, también se formaban otros, como el barrio Dieciocho, actual perímetro que recorría Av. España, República, Dieciocho, Av. Blanco y San Ignacio, formado en torno a atractivos como el nuevo Parque Cousiño y el Club Hípico. Estas grandes casonas neoclásicas fueron abandonadas a principios del siglo XX por sus habitantes, en búsqueda de otros sectores acomodados en los que se articulaba la ciudad por esos años57. El sector que se protege, declarándolo patrimonio, se distingue por el primer barrio Republicano de la ciudad. Su generación crea una estructura urbana arquitectónica homogénea y continua, con gran riqueza de tipologías constructivas, estilísticas y de espacio urbano, ejemplificado en la arborización, la homogeneidad de alturas y calles de escala peatonal y local58.

El terremoto que se produjo en el país el 27 de febrero del año 2010, permitió visibilizar la vulnerabilidad en la cual se encontraba la población migrante que habita en sectores y viviendas deterioradas. Según el catastro realizado en marzo del 2010 por la mesa de ayuda para los migrantes afectados por el terremoto en la capital59, se registraron alrededor de 980 casas de migrantes damnificados, el 44% de ellas en la comuna de Santiago, el 18% en Estación central, el 16% en Independencia, el 11% en Recoleta y el 4% en Quinta normal. Siendo el 57% de los hogares damnificados, de origen peruano60. En la figura N° 3 se identifican las viviendas consideradas como inhabitables por el municipio de Santiago, las cuales se concentran en los barrios de la zona norte, zona centro oriente y zona sur. Los cuales coinciden con ser los sectores donde encontramos una fuerte concentración residencial y de comercio inmigrante.

 

Figura N° 3: Viviendas con resolución de inhabitabilidad

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034

 

Las necesidades que deben cumplir los inmigrantes a su llegada para poder establecerse residencialmente son extremadamente amplias y derivan de su condición de extranjeros. Entre las necesidades más urgentes destacan las de vivienda. El camino que realizan los sujetos desde el primer alojamiento a uno más definitivo, variará de acuerdo a las posibilidades reales de encontrar donde vivir. Es en esta etapa en la que se ven enfrentados no sólo a contar con dinero suficiente para alquilar, sino también a las exigencias del sistema de alquiler. En la mayoría de los casos les piden requisitos abusivos para demostrar solvencia económica, como por ejemplo garantías bancarias por más de seis meses, pagos por adelantado hasta de un año, etc. Estos requisitos previos constituyen obstáculos para conseguir una vivienda con condiciones mínimas habitables, restringiéndoles el mercado inmobiliario a una oferta precaria de viviendas caracterizada por: escasa superficie útil para habitar, mal iluminada, poca ventilación, deterioro de la infraestructura.

La falta de viviendas en donde vivir, conlleva que los inmigrantes tengan que acceder a infraviviendas en espacios que deben compartir en habitaciones con subdivisiones. Cabe señalar que es a partir de las vivencias en estos lugares compartidos y en la convivencia cotidiana, en donde emergen los primeros roces entre ellos y con los vecinos de toda la vida, como nos señala una entrevistada:

“este barrio era una taza de leche, no habían conflictos pero llegó esta clase de gente (…) el conflicto de aquí al lado, al frente y allá es por las tomateras, si no toman y después no viene la pelea, no están tranquilos, y salen a la calle con cuchillo (…) oye si yo creo que La Legua es más decente que aquí. Antes yo barría la calle y ahora sabe?, ya no la barro, ¿y pa’ que voy a barrer la calle?, para que estos… ¿sabe? Que yo ahora voy a tener que llamar a la municipalidad, porque una de ratones que han aparecido, porque tanto cuartucho, mucha gente, si no le digo que por lo menos viven 40, 50 y el fin de semana…uf, las mujeres el día sábado parece que llegan de los trabajos y se juntan ahí sábados y domingos” (Vecina residente de la zona norte).

 

c) Ámbito Comercio inmigrante

Un tema, muy relevante a la hora de analizar la configuración de los perfiles socioterritoriales de los barrios, fueron las trasformaciones territoriales a propósito de la llegada de la población inmigrante. En ellos, el comercio administrado por extranjeros determina los usos de los espacios y las fronteras al interior de los barrios, configurando zonas que son percibidas por los vecinos de toda la vida, como degradadas por la población inmigrante de acuerdo a los usos que se hace del territorio.

A nivel internacional existe una amplia literatura dedicada a las iniciativas comerciales desarrolladas por los inmigrantes en las sociedades receptoras, siendo los conceptos de economía étnica y enclave económico étnico, los términos más utilizados para abordar el análisis del comercio inmigrante. El primer concepto hace alusión a la creación de autoempleo por parte de los inmigrantes, así como a la capacidad de generar oportunidades laborales a connacionales, sin que necesariamente exista una concentración espacial del comercio61. En cambio, el concepto de enclave, guarda relación con el comercio o empresas de propiedad inmigrante que emplean a una cantidad significativa de trabajadores connacionales, además de concentrarse geográficamente62.

En cuanto a la producción nacional, entre los autores que han abordado el tema encontramos a Garcés (2007, 2011); Luque (2004), Stefoni (2005) y Ducci y Rojas (2010). En el caso de Garcés63, su estudio enfatiza la presencia, uso y apropiación del espacio público por parte de los inmigrantes peruanos en el centro histórico de la comuna de Santiago, en las calles aledañas a la plaza de armas, específicamente en el cuadrante conformado por las calles Bandera, Catedral, Santo Domingo y Puente, en donde se observa la reunión espontanea, el comercio informal (ambulante) y la instalación de negocios dedicados al envío de remesas, alimentación y comunicación por parte de los inmigrantes. Mientras que en su estudio del año 2011, además de focalizarse en dicho sector, aborda también la Vega Central en la comuna de Recoleta y la calle Rivera de la comuna de Independencia. En los dos primeros sectores se establece que dichas zonas por poseer una marcada orientación comercial, se ven reducidas las posibilidades de residencia migrante, mientras que en la calle Rivera y sus alrededores se observa una mayor concentración residencial y una menor presencia de comercio inmigrante en relación a los otros dos sectores. El autor propone utilizar el concepto de centralidad migrante en vez del término enclave étnico, como una alternativa teórica a las limitaciones analíticas que supone el fenómeno de la concentración de inmigrantes, puesto que los comercios estudiados se sostienen en el trabajo familiar y no en una marcada división social del trabajo entre empresarios inmigrantes y trabajadores connacionales como lo expresaría el concepto de enclave étnico64.

De forma similar, Luque65 estudia la migración peruana en el centro de la comuna de Santiago en las calles aledañas a la Plaza de Armas y en sectores de la comuna de Independencia y Recoleta, sin embargo su estudio se focaliza en el surgimiento de una ciudadanía trasnacional, centrada en el despliegue de actividades políticas trasnacionales por parte de organizaciones de inmigrantes, a pesar de que aborda la constitución de enclaves étnicos en dichas zonas no problematiza ni profundiza mayormente dicho concepto.

En la misma línea, Ducci y Rojas66, se focalizan en el impacto en la ciudad a partir de la presencia de inmigrantes peruanos y surgimiento de comercio migrante en los mismos sectores (Catedral, Rivera y La Vega), pero específicamente en el área norte de la calle catedral y en las galerías aledañas. Por su parte, Stefoni67 analiza las condiciones sociales, culturales y económicas que han posibilitado el surgimiento de comercio étnico, principalmente de locales gastronómicos peruanos, en las cercanías de la Plaza de armas y en la Vega Central.

El trabajo de campo de esta investigación amplió los estudios anteriormente mencionados, se catastraron todos los comercios administrados por inmigrantes en las zonas delimitadas para este estudio (figura N° 4). A continuación, la información que analizaremos es la que proviene exclusivamente del trabajo en terreno.

Entre las nacionalidades de los administradores de los locales comerciales catastrados en los 16 barrios de la comuna de Santiago, encontramos que el 84% corresponde a inmigrantes provenientes de Perú, el 9% de Bolivia, el 4% de Colombia y el 3% de Ecuador (gráfico N° 2).

La mayoría de los locales comerciales poseen una orientación barrial de los negocios, los cuales se ubican principalmente en sectores caracterizados por la concentración residencial de inmigrantes, como en los barrios de la zona norte y sur, en donde se ubica el 62% y 16% del total de locales catastrados (gráfico N° 3). Dichos negocios se ajustan a la demanda del barrio, ofreciendo productos y servicios orientados tanto al público general como a los connacionales, destacando los negocios mixtos (categoría que agrupa a los almacenes de abarrotes que a su vez ofrecen servicios de telefonía e internet) y de alimentación, como: restaurantes, pollerías, panaderías y cafeterías (gráfico N°4). Sin embargo, también destaca el rubro de vestuario, el cual se caracteriza por ser propio de los comercios de origen boliviano, dicho rubro responde a otra dinámica, al ubicarse en las galerías de la Alameda, correspondientes a un sector netamente comercial de los barrios de la zona norte.

Otros negocios cuya orientación es comercial, son los locales de servicio técnico y computación administrados por inmigrantes peruanos en las galerías del Barrio Franklin (figura N° 4). Rubro que al igual que los locales de vestuario del colectivo boliviano, se ajustan a la oferta general del comercio de los sectores donde se ubican, compitiendo con la oferta de locales nacionales. En ambos casos los administradores de los locales no residen necesariamente en el sector, a pesar de esta clara concentración ocupacional, no es posible hablar de enclave, en cuanto su dinámica interna es sostenida por su administrador y/o su red familiar. La gran mayoría de los locales catastrados se constituyen como estrategias de supervivencia y no como una alternativa laboral para un número significativo de trabajadores connacionales, como los descritos en los estudios de enclave.

 

Gráfico N°2: Nacionalidad de administradores de locales comerciales de inmigrantes

Fuente: Elaboración proyecto Fondecyt 1110034

 

Gráfico N° 3 Comercio inmigrante por zona en comuna de Santiago

Fuente: Elaboración proyecto Fondecyt 1110034

 

Gráfico N° 4 Porcentaje Rubro Comercio Inmigrante

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034

 

Cabe destacar una función social que se constató que cumplen los negocios de inmigrantes. Estos constituyen un nodo de información, en tanto los locales posibilitan el intercambio de anuncios sobre ofertas laborales, de vivienda, celebración de festividades religiosas, entre otras. Creando espacios de encuentro para la población de inmigrantes, facilitando la existencia de redes de solidaridad y revitalización identitaria.

Por ello, podemos evidenciar que las zonas donde hay más locales de inmigrantes coinciden también con las de mayor residencia de inmigrantes. Este hecho parece apoyar una explicación de tipo culturalista, según la cual el comercio surge para responder a las necesidades específicas y culturalmente determinantes de los inmigrantes. En este sentido, Sassen ha señalado que el dinamismo económico de las comunidades inmigrantes segregadas las convierte en un polo de desarrollo económico (generando mercados internos a través de una demanda propia que encuentra su propia oferta) en barrios deprimidos, creando así un proceso revitalizador (neighborhood upgrading) que no siempre es reconocido como tal68. No obstante, adicionalmente a los aspectos positivos, también surge de parte de los vecinos autóctonos del barrio una percepción negativa asociada a la amenaza que esto representa en términos de competitividad, como nos relata uno de los entrevistados: “yo lo veo como comerciante, se han instalado cualquier cantidad de negocios en el barrio y por parte de la municipalidad no hay ninguna restricción a la instalación de extranjeros y debería de haber una restricción a los extranjeros, porque afecta el negocio y no solamente a mí, a muchos de mis colegas igual. (Vecino comerciante de la zona norte).

 

Figura N° 4 Nacionalidad por rubro del comercio inmigrante

Fuente: Elaboración propia, proyecto Fondecyt 1110034

 

Conclusiones y reflexiones

El resultado del trabajo de campo permite una comparación entre los ámbitos de análisis, como una forma de obtener un panorama relacional de las características socioterritoriales de los barrios de la comuna de Santiago y los colectivos de inmigrantes latinoamericanos.

Los cambios socio-económicos que han experimentado las sociedades durante la primera década del siglo XXI, han provocado que las poblaciones inmigradas se hayan fragmentado también entre un grupo que se ha incorporado a las clases medias y un colectivo que se ha sumergido en la pobreza y exclusión social y territorial. En estas zonas, una serie de factores físicos, económicos, políticos y sociales se entrecruzan en una dinámica de vulnerabilidad y exclusión que apunta en el sentido de una nueva pobreza urbana, una pobreza concentrada espacialmente y descolgada de la dinámica social comunitaria de la ciudad69.

Como señala Bayona70, son las transformaciones que se generan en los territorios donde residen los inmigrantes, caracterizados por cuestiones como el aislamiento urbanístico, guetos de inmigrantes (o cierres sociales), bajo nivel cultural, cesantía y empleo de baja calificación, falta de servicios básicos, viviendas altamente deficientes (infravivienda) definida por las malas condiciones de habitabilidad, e instalaciones y servicios paupérrimos; condiciones que favorecen la percepción por parte de los vecinos de que se vive en un barrio marginal y por tanto excluido, en cierto grado, del resto de la sociedad.

En efecto, al margen de indicadores socioeconómicos y urbanísticos (territoriales) que se puedan diseñar para establecer grados de vulnerabilidad y marginalidad de los barrios, se constata que existe la percepción desde los propios habitantes (autóctonos e inmigrantes) de que el barrio en el que viven es un barrio marginal, más aún desde la incorporación de la población inmigrante. Lo asumen y así lo manifiestan alimentado por la percepción negativa que el resto de la ciudad tiene de estos espacios degradados, amplificando en muchos casos los problemas. Sobre este tema hay que destacar el papel de los medios de comunicación en el trato y difusión que hacen de estos barrios –suelen ser noticia cuando hay problemas de drogas, violencia, catástrofe (incendios) etc.– favoreciendo la formación de estereotipos del barrio marginal donde habitan los residentes extranjeros.

Más allá de las cifras que nos dan cuenta desde una óptica territorial como se distribuyen los habitantes en un territorio acotado, es importante señalar que la configuración socioespacial de una ciudad es producto tanto de fuerzas macroestructurales asociadas a las políticas estatales como de actuaciones individuales71 en este sentido los barrios de la comuna de Santiago no pueden ser considerados territorios aislados y neutros, por el contrario, constituyen territorios en los que la interacción de elementos muy diversos han generado identidades a partir de las relaciones entre los sujetos que en ellos habitan, así como en su relación con la áreas contiguas o fronterizas.

En definitiva, la configuración socioterritorial de los barrios es el reflejo de las relaciones sociales, políticas, económicas y laborales que se establecen en estos territorios, de ahí la importancia, como señala Santos72, que tiene conocer los procesos sociohistóricos que dieron lugar a la distribución espacial de cualquier ciudad, en el que la historia del lugar, las condiciones existentes en el momento de la internalización y el juego de relaciones que se establecerá entre lo que llega y lo pre existente hará que un mismo proceso de escala mundial, como es el fenómeno de las migraciones internacionales tenga resultados particulares según sea el lugar en el que se asienta.

 

Notas

1 Este artículo difunde los resultados del proyecto Fondecyt de Iniciación 1110034, financiado por la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT).

4Estando de acuerdo con las variadas concepciones de Área Metropolitana, en este artículo nos referimos a la definición de la Ley General de Urbanismo y Construcciones, Art. 34: “Se entenderá por Planificación Urbana Intercomunal aquella que regula el desarrollo físico de las áreas urbanas y rurales de diversas comunas que, por sus relaciones, se integran en una unidad urbana. Cuando esta unidad sobrepase los 500.000 habitantes, le corresponderá la categoría de área metropolitana para los efectos de su planificación” (Ministerio de Vivienda y Urbanismo, 1976).

5Vinuesa, 1991.

6Bayona, 2008.

7Cano y Soffia, 2009.

8Martínez, 2003.

9Ministerio del Interior Departamento de Extranjería y Migración, 2010.

10Arias, 2010.

11Nogue, 2001.

12Stefoni, 2002.

13Solimano y Tokman, 2006.

14Ibid., p. 51.

15Tijoux, 2011, p. 18.

16Thayer, 2011.

17Ibid., pp.95-96.

18Capel, 1997.

19Hopenhayn y Bello, 2000.

20Ibid., 2000.

21Oommen citado en Hopenhayn y Bello, 2000.

22Stefoni, 2001.

23Terrones, 2005.

24Bourdieu, 1999.

25Terrones, 2005.

26Augé, 2004, p. 83.

27Reglamento de Población y Demarcación Territorial, 1996.

28Capel en Equipo Bifurcaciones, 2005, p. 4.

29García, 1976.

30Provensal, 2000.

31Lynch, 1960; Piaget e Inhelder citados en Capel, 1973.

32Capel, 1973.

33Piaget e Inhelder citados en Capel, 1973.

34Capel, 1973, p. 47.

35Tello, 2005.

36Perec, 2004, p. 25.

37García, 1976, p. 25.

38Tello, 2005, p. 32.

39García, 1976.

40Candel, 1972.

41Lynch, 1960.

42Ibid., p. 84-85.

43Hannerz, 1993, p. 39.

44Martínez Veiga, 1999.

45Wacquant, 2001.

46La Constitución Política de 1980 establece que el Estado de Chile es unitario, y su territorio se divide en regiones, las que a su vez se subdividen en provincias. Para efectos de la administración local, las provincias se dividen en comunas, siendo esta la división político administrativa de menor tamaño, la cual corresponde al municipio (Ministerio del Interior, Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, 2013).

47Mattos, Bannen, Fuentes y Riffo, 2012.

48Arias, 2010.

49Flick, 2004.

50Denzin, 1989.

51Nos referimos a “Vecino de toda la vida” al residente chileno que ha vivido en el barrio por más de una década y que manifiesta su identidad con el territorio en donde habita.

52Información extraída del Sistema Nacional de información Municipal (Ministerio del Interior, Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo, 2013).

53Municipalidad de Santiago, s.f.

54Entendemos por paisaje urbano “uno de los elementos identitarios más excepcionales, uno de los patrimonios culturales más preciados en las sociedades […] Representa la proyección cultural de una sociedad en un espacio determinado y es por ello mismo un patrimonio que debe conservarse, admitiendo que es algo dinámico y en constante evolución” (Albet y Nogue, 2004, p. 169).

55Martori, Hoberg y Surinach, 2006.

56En el año 2008 la Agrupación Defensa del Barrio Yungay, solicitó la declaración de Monumento Nacional en la categoría de Zona Típica o Pintoresca para los Barrios Yungay-Brasil, Sector Parque Portales y entorno de Zona Típica Concha y Toro en Santiago Poniente.

57Rosello, 2012.

58Consejo Monumentos Nacionales, 2009.

59Dicha mesa de ayuda estaba compuesta por diversas organizaciones no gubernamentales y oficinas nacionales y municipales

60Centro de Derechos Humanos, 2010.

61Bonacich y Modell citado en Sole y Parella, 2005.

62Portes y Wilson citado en Sole y Parella, 2005.

63Garcés, 2007.

64Garcés, 2011.

65Luque, 2004.

66Ducci y Rojas, 2010.

67Stefoni, 2005.

68Sassen, 1997.

69Pedone, 2000.

70Bayona, 2008.

71Wacquant, 2001

72Santos,1996

 

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Fecha de recepción: 26.06.13
Fecha de aceptación: 05.05.14