doi 10.4067/S0718-83582014000300001

 

La vivienda: crónica de una pobreza anunciada

 

Max Aguirre González1

1 Chile. Doctor Arquitecto, Universidad Politécnica de Madrid. Director del Instituto de Historia y Patrimonio, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad de Chile.


 

La vivienda, sin duda, es una realidad cultural de enorme complejidad y riqueza. Es de aquellos fenómenos humanos que pone en evidencia la profundidad de las relaciones y vínculos que, tal vez, las personas no realizan desde ninguna otra de sus actividades.

Esta apreciación es la que se exhibe en este número de revista INVI. La publicación consta de siete artículos que abordan la vivienda, cada uno de ellos, respectivamente, desde los siguientes enfoques: las periferias interiores creadas a partir del crecimiento de la ciudad en torno a barrios foco de vulnerabilidad, el análisis territorial de la política pública de regeneración barrial y la mejora de resultados escolares, las tácticas de asentamientos espontáneos en los márgenes de la ciudad de Sevilla, la vivienda en el contexto del fracaso del modelo inmobiliario español, la dinámica habitacional en Chillán observada en un periodo de más de un siglo, las azudas de Larmahue y su relación con el territorio y paisaje agrario y, por último, la estigmatización barrial y sus variados efectos sociales.

Cada uno de estos artículos constituye un mundo que por sí solo nos retrata las vicisitudes de la vivienda, pero sobre todo de sus habitantes. Impresiona captar la unidad de los temas en torno a un mismo grupo social, vulnerable, empobrecido, marginado, estigmatizado. Una realidad a todas luces indigna, injusta e inaceptable. ¿Qué ocurre? ¿cómo es posible que no se logre superar la pobreza que sostiene la realidad de la vivienda espontánea, informal o insuficiente?

Paula Kapstein López y Edith Aranda Dioses escriben Las periferias interiores de Lima: localización e identificación de los barrios focos de vulnerabilidad. El caso de San Cosme. Allí exploran y describen el fenómeno de “las periferias interiores”, un hecho que se configura a partir del crecimiento explosivo de Lima en la década de 1930, que se acentuó entre 1940 y 1981 atrayendo un volumen de población en un breve periodo que desbordó, sin orden ni planificación alguna, los límites que contenía la ciudad hasta entonces. Tal extralimitación fue dejando atrás y atrapados, ciertos bolsones de precariedad rodeados de nuevos barrios “entre áreas de distinto uso y categoría”, que acentuaron la marginalidad sumándole el aislamiento. El trabajo localiza y delimita “el sistema de periferias interiores” de Lima, que rodea el centro histórico de la ciudad, constituyendo una especie de red de residuos no deseados que ofrecen la paradoja de estar “consolidados” porque cuentan, entre otros, con servicios básicos como pavimentación e iluminación, pero siguen siendo “vulnerables” porque, por ejemplo, son focos de delincuencia, inseguridad y falta de accesibilidad. El estudio de Kapstein y Aranda descubre una realidad y levanta una información que permitiría, si se quiere construir una estrategia de regeneración urbana, “aunar los esfuerzos que ya se están llevando a cabo puntualmente”.

Fernando Campos Medina es autor del texto La escala geográfica de la exclusión en Santiago de Chile. Un análisis territorial de la política de regeneración barrial y mejoramiento de resultados escolares, donde se propone describir “la fragmentación socio-espacial en el área metropolitana de Santiago, a partir de la escala barrial”. Para ello, cruza la información obtenida del relevamiento de los territorios de implementación de dos políticas públicas: una, la regeneración de barrios para revertir el proceso de acelerada degradación urbana y otra, la intervención en escuelas con bajo rendimiento escolar para elevar los resultados de aprendizaje. La hipótesis que se maneja es que estas dos formas de intervención ponen en evidencia “una geografía de la exclusión” que manifiesta una condición estructural del territorio metropolitano, pero también continuas prácticas sociales tendientes a la relegación. Las causas serían: cierta incapacidad institucional de operar integradamente en el territorio y una situación social problemática, que ha excedido el nivel barrial y abarca grandes áreas de exclusión que sobrepasa la acción de la política pública existente. Acaba concluyendo que “sería de esperar que la intervención en barrios y escuelas reconociera un potencial de complementariedad tanto al nivel del diagnóstico como de la intervención”.

María Prieto Peinado expone en su artículo Asentamientos espontáneos, tácticas en los márgenes de la ciudad de Sevilla, Los Perdigones, un caso de asentamiento informal en los alrededores del área ocupada por la Exposición Universal de 1992. Se propone probar que “a través del conocimiento de la cualidad de los procesos espaciales, en los asentamientos (…) (se puede establecer) ciertas claves, en la reformulación de la producción urbana y el habitar (…) (mediante) dispositivos adaptables a cualquier ámbito”. La investigación de base apunta a los “entornos de cambio” del sistema Ciudad, allí donde se producen “transformaciones no controladas”. Hace una revisión amplia de las ideas de autores como Lefebvre, Certeau, Foucault y Lévi- Strauss, entre otros, con las que crea un fondo contra el cual proyecta sus observaciones sobre el caso estudiado. Desde ahí extrae los “beneficios de la convivencia plural, de la existencia itinerante arraigada a su propio caminar, y el beneficio de valores desusados como el intercambio o la solidaridad”, reflexión conclusiva que denomina con el cuestionable título: “la riqueza de la pobreza”.

Carlos Jiménez Romera y Cristina Fernández Ramírez escriben Casas sin gente, gente sin casas: el fracaso del modelo inmobiliario español. Presentan una indagación muy informada y didáctica sobre las circunstancias de lo que fue desde diversos frentes de acción política, financiera y social, en algún momento, el modelo de un desarrollo exitoso que condujo al fracaso en el que el sector vivienda se ha llevado aparentemente la peor parte. Uno de los datos que da una idea de la magnitud de la debacle, indica que “el endeudamiento de las familias en relación a la renta bruta disponible pasó del 58% al 103% entre 1998 y 2005”. El proceso de descomposición del sistema hecho visible por la morosidad, afectó primero a los promotores, luego a los restantes agentes inmobiliarios y finalmente a las familias. Sentencian y advierten los autores: “la base de una burbuja especulativa reside en la confianza ciega en la revalorización”, que en este caso llevó a crear la contradictoria situación de contar con un enorme parque de viviendas disponibles en el mercado y, paralelamente, un número importante de familias que quieren adquirir una casa y no pueden por el excesivo costo de la deuda. La lección es sencilla: “la política de vivienda no debería perder en ningún momento su foco principal, es decir, resolver el acceso de las personas a una vivienda digna”.

Claudia Paola Espinoza Lizama en Dinámica habitacional en Chillán, Chile (1906-2013) expone los resultados de una investigación sobre la “dinámica habitacional” de esta ciudad en poco más de un siglo. Describe los factores históricos, políticos, económicos, físico natural y demográfico que han incidido en ella y la secuela de poblaciones que se han consolidado como consecuencia. El dato más significativo que da cuenta de este proceso se refiere a la “mancha urbana” que en 1900 ocupaba 379 há. y en 2013 se extiende sobre una superficie de 2.624 há. Aumentando en 113 años 5,9 veces su superficie inicial. La revisión del modo en que los distintos factores van incidiendo en este crecimiento durante el periodo, entrega variada información para reflexionar sobre el mérito de las fuerzas ahí conjugadas.

Jorge Larenas, Antonio Sahady, Marcelo Bravo, Carolina Quilodrán y Xenia Fuster exponen el avance de la investigación sobre Las ruedas de Larmahue: una manifestación de construcción de territorio y paisaje agrario. De todos los artículos de este número, es el que de manera más indirecta trata de la vivienda. La relación, me parece, se sugiere por la modificación e impacto que las “ruedas de agua” ejercen sobre el paisaje y el territorio rural, espacio de la vida campesina y lugar de las viviendas que ocupan las familias de los hombres de campo. Es evidente, que el trabajo está centrado en estos artilugios que requieren destreza técnica en su construcción y ofrecen una vez erigidos, una singular apariencia en contraste con el paisaje agrario. No se trata efectivamente de un estudio de vivienda agraria o rural, pero no cabe duda que “la necesidad de conseguir un eficiente riego de los campos destinados al cultivo”, tuvo un efecto sobre la consolidación de los asentamientos rurales a los que estaba ligada la producción que se pretendía mejorar. Las azudas, ubicadas en la región de O’Higgins, fueron declaradas Monumento Histórico en 1998, pero como suele ocurrir en nuestro país, han tenido nula mantención, lo que indujo a que en 2002 fueran incluidas en la lista de patrimonio mundial en peligro de extinción. Las ruedas de agua han contribuido a la configuración del paisaje cultural agrario de la región, con características únicas en el país.

Loïc Wacquant, Tom Slater y Virgilio Borges Pereira en Estigmatización territorial en acción se refieren a la relación que en la cotidianidad se establece entre los espacios físico, social y simbólico, y que afecta a los habitantes en el “extremo inferior del espectro urbano”. El fenómeno de la estigmatización territorial que aborda el artículo vincula el concepto de “identidad deteriorada” de Goffman con el concepto de “poder simbólico” desarrollado por Bourdieu, para establecer “cómo un lugar estigmatizado puede afectar a residentes de barrios menospreciados”. “Este estigma espacial es un fenómeno nuevo y distintivo que se cristalizó a fines del siglo pasado junto con la disolución de los barrios de relegación característicos de la etapa fordista-keynesiana del capitalismo industrial”. La indagación de los investigadores apunta a comprender el rol que cumplen las estructuras simbólicas en la producción de desigualdad y marginalidad en la ciudad, y por esa vía sugieren “la necesidad de diseñar políticas públicas enfocadas no solo en la reducción de carencias materiales sino también en la disminución de la presión ejercida por la dominación simbólica de la metrópolis”.

El conjunto de los artículos que reúne este número de la revista ofrece un panorama de problemas y desafíos actuales de la vivienda en diversos contextos de desarrollo, cultura y urbanización. Pudiera pensarse que eso los hace divergentes e irreconciliables. Sin embargo, es dramático constatar que todos coinciden (exceptuado el texto de las azudas), desde su diversidad de enfoques, métodos y materia sobre la vivienda, en distintos países y ciudades, en un asunto central ligado a la realidad del sector: la desigualdad, la vulnerabilidad, la exclusión en que se desenvuelve la vida de los habitantes que las ocupan. Asimismo, es notoria la responsabilidad que tiene en los fenómenos estudiados la política pública y el modelo económico en que se desenvuelven las diferentes realidades. Otra singularidad del contenido de los textos es que, siendo todos referidos a la vivienda, ninguno tiene como centro cuestiones de arquitectura, diseño, urbanización o construcción. En cambio, se trata de la vivienda como de un fenómeno socio-espacial que afecta a los sectores bajos de la escala socio-económica que puebla las ciudades de hoy, desligado de las características de la obra edificada. ¿No habrá alguna relación entre la configuración espacio-material de la vivienda y las consecuencias socio-espaciales que absorben sus ocupantes? ¿Será posible que la “arquitectura y el urbanismo” de la vivienda contribuyan en hacer más pobres a los pobres, más excluidos a los excluidos, más vulnerables a los vulnerables? De modo tal, ¿que los medios materiales con que se pretende solucionar las carencias de un grupo social no hacen más que consolidar el estado de pobreza y desigualdad que ya tienen? Visto así, los problemas descritos por los investigadores en sus artículos seguirán repitiéndose, cambiando solo de modo, mientras no acabemos antes con la pobreza.